Capítulo 23

163 16 2
                                    

Ninguna palabra sale de mí. Nada. Tengo mil cosas dando vueltas en mi cabeza que me encantaría compartirlas con Margot, pero es como si algo dentro de mí me lo impidiese. Tampoco es que me resulta algo extraño; después de todo, suele sucederme desde que era muy pequeña...

*Flashback*

- Vamos, Nicky, cuéntame qué te pasa - dice mi madre preocupada sentándose a mi lado en el sofá. Yo miro fijamente al suelo sin poder articular palabra, hasta que finalmente levanto la mirada, pero no es para ver a mi madre, sino para recorrer con mi vista de un lado a otro, nerviosa, todos esos pedacitos de memoria que se hayan en el salón: pequeños suvenirs y fotos de viajes que hicimos en familia mamá, papá y yo, y más adelante mi hermano cuando nació; cuadros de paisajes, bodegones y retratos dibujados por mi abuela; pequeñas casitas en miniatura construidas por mi abuelo con madera, piedra, tejas y otros materiales que no recuerdo; pero lo que no olvido es todos esos días en la casa de mis abuelos viendo cómo cada uno se dedicaba a sus distintos hobbies, colocando pieza por pieza, dibujando pincelada a pincelada, con esa creatividad y esa paciencia, esas dos virtudes que se puede decir que he heredado de ellos... Todos estos recuerdos se ven interrumpidos por la voz de mi madre una vez más, la cual insiste en que le cuente qué es lo que me pasa para que esté así de triste y diferente - Por favor, Nicole, no tengo una bola de cristal para averiguar qué es lo que ocurre.

Un nudo en mi garganta me aprieta cada vez más, impidiendo que pueda decir nada. Empiezo a sentir esa impotencia al ver que soy incapaz de contarle mis motivos por los cuales llevo tanto tiempo sintiéndome mal. Mis ojos comienzan a cristalizarse y, finalmente, una lágrima cae por mi mejilla. No puedo más con este sentimiento, pero... ¿Qué puedo hacer yo para remediarlo?

*Fin del flashback*

Una mano se mueve frente a mí intentando captar mi atención, y es entonces cuando vuelvo a la realidad dejando atrás mi ensimismamiento.

- Por un momento parecía que te habías ido a otro mundo - me dice Margot sentándose a mi lado en el banco del parque donde nos encontramos. Al final, decidimos que lo mejor era que no nos viesen juntas en la residencia, pues según Margot: "es mejor no levantar sospechas... Aunque esas sospechas sean falsas". Por lo que aquí estamos.

- Solamente estaba pensando - le respondo a lo que acaba de decir.

Un nuevo silencio vuelve a inundar el ambiente, y teniendo e cuenta que ambas somos mujeres de pocas palabras, este se prolonga más de lo necesario. Sin embargo, no soy yo la que rompe ese silencio; nunca se me ha dado bien socializar, simplemente me quedo en blanco como si no supiera qué decir exactamente para continuar con la conversación, y por consiguiente, esta no fluye de la forma en que debería. Pero para mi suerte, Margot se encarga de hacer la situación algo más cómoda (o es creo, al menos).

- Nicole, sabes que puedes confiar en mí, ¿verdad? - sé que está preocupada por mí, no hace falta más que mirar su expresión para darse cuenta. Lo que me pregunto es por qué, ¿por qué tanta preocupación por mí? Es algo que, a pesar de sus largas explicaciones, sigo sin entender. Lo del vinculo no me parece motivo necesario como para que esté así conmigo, pero por otro lado pienso que le estoy dando más peso de lo que realmente tiene cuando en realidad es una preocupación común y que al igual que es así conmigo, también puede serlo con el resto. Lo cierto es que no sé qué pensar.

- Tengo que contarte una cosa - anuncio al fin - Pero no sé por dónde empezar.

Le miro a los ojos con duda y pidiendo ayuda. Hablar sobre lo de Massimo cuando ella me advirtió que no me quedara a solas con él me da miedo, miedo a su reacción. Realmente no temo que se enfade conmigo, es como si no quisiera decepcionarla... Y no tengo ni idea de por qué me preocupa tanto la concepción que ella tenga sobre mí.

Lo que Esconden las AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora