CAPÍTULO 20

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--Adri, ¿No olvidaste tu kit de viaje verdad? - preguntó mamá.

-Tranquila señora Alicia, desde anoche preparé todo -respondí segura.

-Víctor vendrá por ti mañana en la mañana chula - aseguró papá.

-Me parece bien, de hecho no era necesario que ustedes se desvelarán al traerme, Víctor se ofreció a hacerlo.

-Sí, pero tenía que despedirme de mí primogénita, te irás un día entero y prefiero venir yo aunque sea muy temprano y ver que te vas segura - dijo papá al entrar al estacionamiento de la universidad.

Observé el autobús en el que viajaríamos estacionado un lado de la entrada de la universidad, faltaban veinte minutos para la hora de partida, algunos compañeros subían sus maletas al compartimiento y Mich no tardaba en llegar. Minutos antes me envió un mensaje de texto diciendo que estaba a diez minutos de la universidad, su prima la pasaría a dejar y me recordó que si yo llegaba antes le apartará su lugar en el autobús para irnos juntas.

Al bajar de la camioneta, mis padres aprovecharon a presentarse con el profesor Navarrete, era un asunto de cortesía común de ellos, aunque inusual para el resto de compañeros pues no había muchos padres de familia despidiendo a sus hijos, supongo que al tratarse de universitarios mayores de edad las libertades eran normales y no creían necesario acompañarlos hasta el autobús.

-Cuando lleguen a Veracruz me envías un mensaje para estar tranquila -indicó mamá.

-Claro, los mantendré al tanto de todo mientras la señal me lo permita - dije con una sonrisa.

-¡Adris! Ya estoy aquí, conducir por la ciudad a ésta hora de la madrugada es genial, no hay nada de tráfico, a ésta hora en el DF ya hay un tráfico de locos - platicó Mich al acercarse a nosotros.

-Buen día señores Santos Coy Rivera -saludó.

-Mich, se cuidan mucho. Sé que se la pasarán muy bien y me tranquiliza saber que van juntas pero aun así cuídense - recomendó mi madre.

-Cuente con ello señora Alicia, cuidaré de la pequeña Adriana - confirmó Mich.

-¿Cuidarás de mí? ¿No es más bien al revés? -respondí entre risas.

-Suban mis niñas, no sea que se queden sin lugar -ordenó papá.

Finalmente subimos, encontramos dos lugares libres en la tercera fila del lado derecho, técnicamente íbamos adelante, cerca del profesor Navarrete y es que sabíamos que en la parte trasera del autobús se sentarían los populares que gozan haciendo escándalo y fiesta. Elegir lugar en los autobuses de excursiones escolares era cultural: Atrás los populares cuya vida se basaba en generar ambiente desordenado y en el caso de estudiantes mayores de edad, los encargados de llevar el alcohol a escondidas, en medio la gente tranquila, los que no se meten con nadie, los que se limitan a disfrutar del viaje y adelante los "nerds" y "mojigatos". A pesar de que no me encajábamos en esa etiqueta, decidimos estar cerca del profesor. No dudaría que Daniel y Ernesto tuvieran sus asientos reservados en la parte de atrás. Y no quería estar cerca de ellos.

-¡Mira quién acaba de llegar my lady! - indicó Mich en voz baja.

Miré a través de la ventana y observé a Ernesto bajar de su auto, de copiloto se bajó un chico menor y de la parte de atrás apareció Daniel. Ernesto bajo las maletas y le dio las llaves de su auto al chico que venía de copiloto, se notaba incómodo mientras hablaba con él haciendo un gesto de desaprobación que hasta ahora no había visto en él y hasta cierto punto dando la señal de estar discutiendo discretamente.

"¿Quién será ese chico?" - pensé. Ernesto parecía demasiado aprensivo con su auto y al parecer se lo había dejado a cargo.

-Buenos días profe, ya listísimos y puntuales como siempre - dijo Daniel al subir.

Algo Contigo (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora