CAPÍTULO 24

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19 de mayo de 2008.
Aquella mañana de mayo amanecí fresca y dispuesta a vivir uno de los mejores días de mi vida. Había llegado el día del esperado desfile de Modas de mis compañeras y compañeros de Diseño de Modas. Para nadie era novedad que lo que más emocionada me tenía era la participación de Ernesto en la conducción del Desfile. Por otro lado la presencia de su madre en el evento, las afirmaciones de Daniel sobre mi futura relación con su mejor amigo y mi atuendo para la tarde me tenían sumamente nerviosa y a la vez ansiosa porque llegaran las 6:00 p.m. Hora del evento y hora de admirar a Ernesto. No quería vestirme demasiado exagerada y parecer que asistiría a una fiesta de disfraces. Debía ser casual y elegante al mismo tiempo. Me duche y arreglé velozmente para acudir a mis clases de ese día, además había recibido un mensaje importante de Ernesto diciendo que tenía que verme antes de mi entrada a clase de inglés. Me apresuré y al bajar a desayunar escuché una conversación de papá al teléfono, se escuchaba preocupado y tenso. Pocas ocasiones lo había percibido en esa actitud, al parecer hablaba con uno de sus socios acerca de terrenos y una construcción pendiente, mencionó a unos clientes y un contrato pero más que dialogar, parecía estar reclamando algo como si presintiera malas noticias. Escuché en sus palabras angustia y dudas, estaba desesperado.
Definitivamente me preocupaba escuchar a papá así, por lo que decidí entrar a su despacho con el pretexto de darle los buenos días. Al entrar, se sorprendió ante mi llegada inesperada y trato de ocultar un periódico que claramente se encontraba leyendo segundos antes, sonrió con nerviosismo notable y comenzó a despedirse de su interlocutor.
-Tengo que colgar, te hablo más tarde.
-Buenos días pa. ¿Todo bien? - pregunté fingiendo como si no hubiera escuchado nada.
-¡Buenos días muñequita! Todo bien.
-No me mientas, desde hace unos días te noto raro y desconcentrado. ¿Qué te tiene así?
-Ver lo mucho que haz crecido, lo hermosa que estás y que cada vez es más difícil ocultarte de esos muchachitos que quieren llevarte lejos de mis brazos. - respondió con tono melodramático.
Ambos soltamos una carcajada.
-Pa, es en serio ¿Seguro que no te pasa nada?
-Seguro, estoy bien mi hermosa pequeña - confirmó.
No tan convencida de su respuesta pero dispuesta a no cuestionarlo más, nos dispusimos a desayunar. Tenía que darme prisa si quería alcanzar a ver a Ernesto antes de mi clase.
Cuando faltaban diez minutos para iniciar la clase, hablé con Mich de camino a la universidad y quedamos que nos veríamos hasta salir de idiomas. Subí las escaleras pues el elevador estaba a reventar por el cambio de hora. Durante esos minutos era normal ver estudiantes subiendo y bajando por todos lados.
En uno de los pasillos del segundo piso, me concentré tanto en no caer al subir la escalera que casi me paso de largo cuando escuché que Ernesto me llamó. Al retroceder unos pasos para su encuentro lo observé de pies a cabeza en un recorrido visual rápido, se encontraba parado, colgó el teléfono y regalándome una gran sonrisa me derretí al mirarlo con una camisa de cuadros azul con blanco y unos jeans, aunque esa mañana vestía bastante informal para el estilo que normalmente acostumbraba se veía radiante. Ese hombre debía verse increíble hasta con pijama. Al saludarlo no pude evitar sonreír como una tonta, su loción invadió mi olfato inmediatamente y noté que esa mañana su cabello había amanecido más ondulado que de costumbre.
-Buenos días mi preciosa, aquí tienes tus pulseras e invitaciones para el desfile, le pedí a Adolfo una extra por si deseas llevar a alguien de último momento, que bueno que te vi ahora porque estoy a punto de irme al salón para ensayar el programa. Todos andan como locos organizando los últimos detalles- dijo al extenderme las pulseras.
"Sinergia Sustentabilidad y Tecnología creando Moda 2008"
Leí el nombre del evento, parecía un concepto interesante, las pulseras eran de tela y traían impreso el nombre del desfile así como el logotipo de la universidad. Las invitaciones por su parte eran bastante elegantes, sin duda el evento a cargo de los estudiantes de Diseño de Modas demostraba ser profesional y formal.
-Gracias licenciado Ibarraran, tal vez Ale se anime a acompañarnos.
Acto seguido bajé la mirada para guardar las invitaciones en mi mochila, Ernesto me miró y no pronunció palabra alguna.
-¿Qué ocurre? - pregunté nerviosa.
-Nunca me habías llamado "Licenciado Ibarraran". Me encantó - confesó un poco sonrojado.
-Lo haré más seguido porque a mí también me encanta como se escucha.
Ernesto se acercó a mí, me tomó de la mano y me condujo a un lugar más apartado del ruido del pasillo.
-¿Qué te hiciste hoy que te ves preciosa? -preguntó emocionado.
-¡Me bañé! - respondí con gracia.
Ese mal chiste provocó una risa en él.
-Muero por verte al rato, seguro voy a desmayarme por lo hermosa que te verás.
-Pues estoy muy nerviosa porque aún no sé qué vestido ponerme - respondí preocupada.
-Con lo que te pongas te verás increíble, me encantas tanto que si te presentaras con un pants y usarás sandalias con calcetas me desmayaría de la emoción.
Está vez, la risa me atacó a mí, al imaginar esa pintoresca escena me comencé a sonrojar e intenté evitar el contacto visual con Ernesto.
-Adrianita chiquita y bonita se puso rojita -dijo con ternura.
-Es lo único que provocas, que todo el tiempo parezca un tomate bien rojo.
-¡Mi preciosa! -gritó al mismo tiempo que apretó mis mejillas dándome un pequeño beso en ellas - No sabes cuánto te adoro, ¡mi mamá te va a amar!
La última parte de su oración me puso alerta pero al mismo tiempo me inspiró confianza. De pronto me sentí en las nubes cuando recordé que mi clase no tardaba en iniciar.
-Tengo que irme o me quedaré sin asistencia - expresé asustada.
-Sólo dime "Licenciado Ibarraran" una vez más antes de irte.
-Ernesto...Al rato te veré.
-Por favor bonita, me encantó demasiado y quiero escucharlo una vez más- suplicó con cara tierna.
Vamos, si Ernesto me pidiera comer un insecto asqueroso del suelo, con esa carita, cualquiera en su sano juicio lo haría sin dudarlo.
Y yo era la más débil cuando se trataba de Ernesto Ibarraran.
-Lo veo por la tarde Licenciado Ibarraran, mucha suerte en el ensayo. Eres el mejor - finalicé para después darle un beso fugaz en la mejilla que lo dejó boquiabierto. Acarició el lugar que segundos antes mis labios rozaron y sin poder pronunciar mucho al respecto dijo:
-¡Te adoro! - dijo en voz alta mientras me alejé hacia mi salón.
Logré llegar a tiempo, me había apresurado porque segundos más, segundos menos y yo también me hubiera regresado a besarlo. Sin importar que el trato hasta ahora era "nada de besitos", mínimo hasta comenzar la relación oficial.
El día de clases transcurrió de modo normal y a la salida esperé a Mich, ambas habíamos acordado ir a mi casa para cambiarnos y arreglarnos allí para después dirigirnos al salón donde el desfile tendría lugar.
-Aún no me decido. ¿Qué vestido debería utilizar? - mencioné confusa.
-Adris, tienes un closet de ensueño por el que cualquiera mataría y no sabes que ponerte Are you okay? - contestó con total sorpresa.
-Es que...habrá modelos lindísimas por todas partes y quiero lucirme sin exagerar a pesar de mis limitaciones.
-¿Limitaciones? De qué hablas mujer!? - cuestionó enfadada - Eres guapísima, tienes un porte elegante y unos ojazos verdes de envidia, una sonrisa única que trae a más de uno babeando...las demás deberían preocuparse, así que Adriana Santos Coy Rivera deja ya las inseguridades.
-Es que...va a venir la madre de Ernesto - solté de pronto, haciendo que Mich me mirará de frente.
-OMG! ¿No es muy pronto presentarte a tú suegra?
-Mich, número uno, aún no es mi suegra pues ni siquiera somos novios, número dos...no me la presentará con ese fin, simplemente vendrá por un asunto del hermano de Ernesto y aprovechará el evento para ver a su retoño como conductor del desfile- expliqué.
-¿Y estás nerviosa? Yo lo estaría.
-Pues...un poco, Ernesto le ha hablado de mí como "la chica que le gusta".
-¡Awww que lindo! - expresó con ternura - Ernesto va con todo por ti, mira que hablarle a su madre de ti, no es cualquier cosa.
-Eso es lo que precisamente me asusta, Mich.
-Adris - dijo Mich, sentándome en el borde de mi cama - No te preocupes por nada, no es una presentación oficial porque aún no eres su novia, espero que la señora no sea intensa.
Después de todo Mich tenía razón en algo, era casi seguro que la madre de Ernesto tendría mucha presencia y porte debido a la clase social a la que pertenecía, eso para mí fortuna era un idioma que yo entendía a la perfección pues pertenecíamos al mismo mundo, si bien no me gustaba aquello de etiquetar a las personas por su condición económica o social, me calme y lo tomé con más tranquilidad, después de todo sólo era una visita casual.
Al final optamos por unos looks casuales y para nada exagerados. Decidí ponerme un vestido casual de rayas azules con blanco, tenía unos holanes en la parte del torso, una rosa bordada del lado izquierdo y un bonito escote discreto en forma de moño al frente, lo complemente con unas plataformas color nude y un maquillaje natural resaltando el color rojo en mis labios. Pintarme los labios de rojo siempre me hacía sentir segura, era un sello personal que me gustaba usar siempre. Por su parte Mich se veía increíble como siempre, su amor a la moda fue evidente con un atuendo totalmente negro, un short, una blusa de tirantes y un blazer hicieron un conjunto perfecto al unirse a unas medias con figuras y unas lindas botas combat con plataforma. La mujer lucia espectacular.
Víctor nos llevó al salón, al llegar había autos entrando al estacionamiento, a lo lejos visualice el auto de Ernesto. Sentí emoción. Las personas esperaban mientras la fila para acceder crecía, al despedirnos de Víctor y acordar la hora en la que pasaría por nosotras caminamos hacia la puerta principal. Faltaban quince minutos para la hora de entrada, el evento tenía lugar en "Antares Recepciones" un salón ideal para la formalidad del desfile, compañeros de toda la universidad y maestros comenzaban a arribar al recinto.
-Adris, ¿ya viste quién acaba de llegar? - me preguntó Mich al oído con emoción.
Visualice con atención ante la alerta de mi mejor amiga, hacía la fila donde nos encontrábamos esperando y en dirección a nosotras se dirigía el Profesor Alberto Aguilar, se trataba del coordinador de la carrera de Derecho. Describir al profesor Aguilar era sinónimo de perfección, un Curriculum brillante, un excelente historial como docente y una personalidad carismática, respetuosa y caballerosa con la que toda mujer soñaba. En resumen se trataba del coordinador de la carrera de Ernesto y además nuestro amor platónico.
El profesor Alberto fue mi profesor en el primer semestre con la materia de Introducción al Derecho, a Mich no le dio clases pero le platiqué de él y lo conocía de vista cuando por los pasillos o el elevador nos saludábamos. Trabajó como abogado para las instituciones más importantes en la impartición de justicia en México y Estados Unidos, tenía una admirable vocación para la docencia y también el don de ser muy atractivo como hombre, Mich y yo jugábamos a modo de broma eso de "estar enamoradas de él" cuando nos saludaba nos sentíamos en las nubes y su sonrisa nos iluminaba la vida. Después de todo, ¿Quién no había soñado alguna vez con algún profesor? Era nuestro crush y de pronto lo teníamos detrás de nosotras en aquella fila.
-¡Hola Adriana qué tal! - me saludó con cortesía.
-¡Buenas tardes profe! Que gusto encontrarnos aquí - respondí de manera alegre - Le presento a mi mejor amiga Michelle, ella me acompaña hoy.
-Un gusto Michelle, déjame decirte que tienes a una amiga muy estudiosa, dedicada, capaz e inteligente y se nota que tú también lo eres. Aparte las dos se ven muy guapas hoy- elogió. Al escuchar sus halagos, nosotras casi nos desmayamos.
-Gracias profesor, me han contado que sus clases son muy interesantes, lástima que no me toque ninguna de ellas.
-¿Por qué Michelle? -preguntó curioso.
-Sucede que estudio Lenguas Extranjeras y no llevo nada relacionado a Derecho - dijo Mich con tristeza.
-Pues es una lástima, pero te comento que también imparto algunos talleres sobre expresión oral, por si gustas enriquecer la habilidad.
Mich y yo estábamos encantadas escuchando la agradable voz del profesor Alberto, la plática era muy amena a pesar de que tuvo algunas interrupciones pues alumnos y maestros que pasaban por allí, lo saludaban afectuosamente. Nos contó que era invitado especial al ser coordinador. El sueño fue terminando cuando la fila comenzó a avanzar, la puerta fue abierta de par en par pero aún no entraba nadie. Al parecer iban a comenzar media hora tarde.
-¿Contrataron una agencia de modelos verdad? - nos preguntó el profesor.
-Me parece que sí, incluso vi pasar a algunas modelos- respondí.
-Antes desfilaban las alumnas de la universidad - comentó.
-¿En serio? - cuestionó Mich.
-Sí, las chicas de Diseño de Modas invitaban a compañeras de otras carreras a modelar. Ustedes deberían desfilar sin duda, se ven muy guapas.
Las dos sonreímos nerviosas al mismo tiempo que le di un codazo a Mich para tratar de disimular nuestra emoción. Ese hombre era la visualización futura de esposo que sin duda soñaba.
*****
-¿Cómo te sientes Ernesto? - me preguntó Adolfo.
-Nervioso, estudié toda la noche y mañana el programa, espero no cometer errores.
-Eres el mejor para esto, confío en ti hermano - dijo Adolfo tratando de alentarme.
-Es que...mi mamá viene desde Zacatecas a verme y otra personita especial también me vino a ver.
-Uff! Son dos razones para estar nervioso pero sé que lo harás increíble, motívate por ellas. Es Adriana ¿verdad?
-Sí, quiero lucirme con ella, de verdad quiero que se sorprenda.
-Lo hará Ernesto. Estoy seguro que lo hará.
No podía evitar sentir nervios, después de todo era algo totalmente nuevo y fuera de mi área en los juicios y tribunales. Seguí practicando mi guion cuando se acercó a nosotros, Claudia, una compañera encargada del vestuario. Alterada e inquieta miró su reloj y al vernos se refugió en ambos.
-Clau, ¿Qué ocurre? -preguntó Adolfo.
-La gente comienza a entrar y ¡me hace falta una modelo! - se quejó eufórica.
-Pero si estaban exactas, ¡no faltaba ninguna! - afirmó Adolfo.
-Resulta que una de ellas se siente mal, tiene dolores de cabeza y fiebre. No puede salir a desfilar en ese estado y el desfile comenzará en diez minutos.
-¿Qué harás? - pregunté sin lograr calmarla.
-Adolfo, consigue a una chica dispuesta a modelar ¡ya! Sería sólo en vestido de noche y vestido de novia - suplicó Claudia.
-¿Qué!? - preguntó con asombro - ¿De dónde voy a sacar a una chica linda que esté dispuesta a modelar en menos de quince minutos?
-Yo la conozco y es perfecta para esto. No hay nadie más hermosa para hacerlo - dije pensando en mi Adrianita chiquita bonita.
-¿De verdad la conoces Ernesto? ¿Está aquí? - cuestionó de forma apresurada Claudia.
-Adolfo, busca en la fila o en el salón a Adriana, convéncela de hacerlo. No puedo moverme de aquí pero habla con ella y dile que es una situación de emergencia.
Claudia se relajó un poco y volvió a entrar al backstage para preparar los últimos detalles del desfile.
Adriana era perfecta para salvarnos a todos, era hermosa, una figura estilizada por el ejercicio de la danza y un porte femenino capaz de hechizar a todos. Además contaba con la estatura ideal para modelar, rogué para que Adolfo la pudiera convencer. Comencé a imaginarme el escenario ante la belleza de mi chica cuando de pronto escuché que alguien me llamaba.
-¡Ernesto! - escuché cuando al girar vi a mamá acercándose a mí gustosamente.
-¡Mamá! Te ves muy linda - dije al mismo tiempo que le di un gran abrazo.
-Tú te ves guapísimo. Vine para calmarte los nervios, déjame decirte que la recepción del evento es muy elegante, tú universidad se está esforzando- me alentó mientras me acomodó la corbata.
-Estoy bien, sólo que esto es nuevo y me asusta equivocarme frente a todos.
-Hijo, lo harás estupendamente bien, vi a muchos conductores morir de nervios pero los disimulaban y fluían con la secuencia del evento. Además, piensa que en dos días festejaremos tú cumpleaños y no me olvido tu promesa acerca de conocer a esa jovencita linda de la que tanto me hablaste.
-Tranquila mamá, te la presentaré. - aseguré.
Acompañé a mi madre a su lugar, gracias al cielo coincidió con otra madre de familia y tal como era el estilo de mamá rápidamente entabló una conversación con ella. Había encontrado con quien socializar y eso me tenía contento.
"Dios, que Adriana acepté ayudarnos como modelo por favor" pensé.

Algo Contigo (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora