CAPÍTULO 18

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El semestre siguió su curso, trabajos y tareas en abundancia. Tras pasar algunos días y pese a recibir mensajes e incluso llamadas espontáneas de parte de Ernesto me hice la fuerte. Quería seguir engañándome a mí misma y ocultar que me gustaba. Lástima que dicha medida no resultó ya que me resultaba imposible  olvidar nuestro primer beso, por las noches al intentar dormir mi mente recreaba ese momento mágico y en el fondo deseaba verlo, hablarle, olerlo y por supuesto, besarlo. Adriana Santos Coy Rivera se estaba enamorando hasta el tuétano, pero aún no era momento de aceptarlo.

Afortunadamente para mí, la carga de trabajo de la universidad, sumado a la presión en ballet me ayudaba a ocupar mi mente.

-Lo peor de todo es que no hay una fecha para la presentación final, la recorrieron quien sabe para cuándo y no puedo asegurar el protagónico - dije indignada.

-A ver Adri, tranquila...Yo sé que lo conseguirás, eres la mejor bailarina y se sabe - respondió mamá dándome ánimos.

Analicé la situación en mi cabeza por unos segundos, me estresaba el tiempo que había pasado y el protagónico se veía lejano, recientemente había comenzado a sufrir de dolores de espalda al intentar realizar los giros del cisne negro, la rodilla izquierda me generaba una pequeña molestia al girar, aunque no era grave me preocupaba, supe que por el momento era mejor desconectarme del tema, claramente no quería seguir pensando en ballet y más ahora que mi retiro de la danza parecía estar en un largo túnel sin fondo.

Observé el buró de mamá y miré la foto de su Boda. Una fotografía bellísima, ella con su vestido blanco de brillantes y papá tomando su mano mientras ambos sonríen enamorados.

-¿Cómo lo supiste? -cuestioné.

-¿El qué hija? - preguntó mientras se desmaquillaba.

-Que papá era el amor de tú vida, ¿Cómo supiste que querías pasar el resto de tú existencia con Adrián Santos Coy?

Mamá sonrió ligeramente y miró hacia la ventana de su habitación.

-No lo sabes, pero lo sientes. Tú papá era un torpe conquistando mujeres - ambas reímos. Conmigo fue tan atento y honesto, nuestro amor fue inesperado para mí pero cuando me di cuenta que yo me sentía inmensamente feliz estando con él me enamoré, cuando decidimos tenerte a ti aparte de hacerte con mucho amor sabíamos que los dos queríamos formar una familia y yo sentí que era él. El hombre correcto.

-Entonces... ¿no lo dudaste?

-No, el corazón nunca se equivoca y el mío sentía que era él - aseguró mientras giro la vista hacia mí - ¿Por qué tantas preguntas sobre el amor verdadero Adriana de mi vida?

Mis preguntas de "periodista de investigación" sobre el amor habían resultado muy obvias.

-Por nada, es que tú foto me parece muy linda.

-Adri, te tuve en mi vientre nueve meses y ¿crees que me vas a engañar?

-Ma, no es eso - justifique.

-¿Quién es?

No me quedó escapatoria y le conté a mamá todo sobre Ernesto. Siempre habíamos tenido una relación excelente y yo acostumbraba a contarle mis cosas con detalle pues la consideraba como una mejor amiga. Ella insistía en que no podía ser mi amiga: "No te equivoques, soy tú mamá, no tu mejor amiga". Sin importar su resistencia para mí era una de mis mejores confidentes en temas de amor y chicos así que sentí confianza y le abrí mis sentimientos por el futuro abogado como si de un libro se tratará.

-Mi niña se está enamorando -dijo en tono tierno.

-No ma, Ernesto me gusta pero no estoy segura de aceptar su presencia, me disgusta conocer sus antecedentes de mujeriego y rey de la fiesta, sabes que eso no va conmigo.

Algo Contigo (en proceso de corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora