Parte 36

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La fila era enorme, tal parecía que muchos habían escogido ese día para sacar dinero del banco. Sasuke estaba desesperado, si no avanzaban, juraba que golpearía a alguien.

—Tranquilízate, estoy seguro que solo será unos minutos.

—No puedo desperdiciar tiempo, la vida de mi hijo corre peligro-se mordió el labio inferior.

Naruto lo miró maravillado, en cierta forma por como se preocupaba de Ryu.

"Si vieras a tu padre ahora"-pensó mentalmente.

La puerta del establecimiento se vio abierta una vez más. Solo que esta vez no eran personas normales.

Los que lo observaban comenzaron a susurrar cosas, la pareja fue caminando hasta una de las recepciones.

—¿Hay un carnaval por aquí cerca?

—Lo dudo, no han informado nada por televisión.

—Sas-Sasuke-el blondo jaló de la manga al azabache para que volteara a ver a los desconocidos.

Vestidos de negro, un abrigo bastante largo, Sasuke vio las máscaras en sus rostros de algún tipo de animal. Tuvo un mal presentimiento.

—Naruto, no te apartes de mí-lo tomó de la mano fuertemente.

—¿Sasuke?

Naruto pudo verlo, los ojos del moreno estaban tristes.

—Tic-Tac-Tic-Tac...-uno de ellos dejó ver su arma, la cual estaba muy bien guardada debajo de su gabardina.

La gente comenzó a gritar. Una de las recepcionistas, tuvo el tiempo suficiente de presionar un pequeño botón rojo debajo de su mesa de trabajo, la policía vendría lo más rápido posible. Afortunadamente, los malhechores no la vieron hacer tal acto, pero...

—Una escopeta automática-susurró, el ojiazul apretando la mano de Sasuke.

—Naruto-lo miró a la cara fijamente-Te amo.

Sin previo aviso, las balas volaron a todas las victimas más cercanas. Sin intención de dejar a alguien con vida. Mientras su otro compañero entraba por el costado y recogía todos los billetes que pudieran caber en su bolso.

—¡Griten, griten, Jashin, necesita más sangre! ¡Yo salvaré sus almas pecadoras de las llamas del infierno! ¡Jashin, los perdonara en la otra vida, jajaja!-reía como un lunático mientras seguía disparando a todo aquel que intentaba huir a la salida.

El piso del banco no tardó en llenarse de cuerpos y charcos de sangre. Del lado de afuera, en cuanto escucharon el tiroteo junto a los gritos desgarradores, se alejaron corriendo llenos de pánico y temiendo que una bala perdida los hiriese. Todo su alrededor estaba vacío, hasta los negocios vecinos cerraron y corrieron por sus vidas.

—¡Policía, vengan pronto, por favor!

—¡Mucha gente está muriendo, los están matando a todos!

Muchos ciudadanos con sus teléfonos celulares no dudaron en advertir a las autoridades, era todo lo que podían hacer por esa pobre gente.

El tiroteo cesó abruptamente.

—Tks... ¿No hay nadie a quien más matar?-miró la pila de cuerpos a su alrededor, nadie se movía.

—Los mataste a todos, Hidan-cargó el bolso repleto en su espalda—Debemos irnos, la policía no tardara en llegar, todo el mundo escuchó tu show.

—Mierda, fue muy rápido, no me divertí para nada-ocultó su arma.—Hey, Kakuzu, me prometiste mucha diversión. Esto es aburrido-frunció el ceño.

El camino de lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora