Parte 7

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Sábado. El inicio del fin de semana comenzaba aquella resplandeciente mañana con el canto de los pájaros. El rubio bostezó al abrir los ojos y desviar la mirada hacia la ventana. Debía prepararse...

Se levantó de su cómoda cama y procedió a elegir su ropa para visitar la casa Uchiha. ¿La razón?

En la noche del viernes había recibido un mensaje en su móvil. Era desconocido, se preguntaba como habrían obtenido su número. Al leer el contenido del mensaje despejó completamente sus dudas...

Hola. ¿Cuánto tiempo sin verte, Naru?

Solo había una persona además de su amiga Hinata quien le decía así, cariñosamente.

Costó encontrar el móvil de mi hermano entre todas sus porquerías de su cuarto. Me enteré de lo que pasó con él, déjame decirte que lo siento en el alma y sufro mucho por ti. Me da vergüenza ser su hermano...

Pero aunque lo odie intensamente, es mi querido hermano menor. ¿Difícil, No?

Como sea, no le robe tu número de su celular para platicar de él, quiero verte Naru.

Saber como estás, he vuelto de mi largo estudio y cuando me enteré... digamos que con Sasuke apenas nos hablamos.

Te espero a la tarde en casa.

Ps: No te preocupes, ya borré tu número de su celular.

—Itachi...-le dio algo de gracia lo último. Aunque moría de curiosidad de saber porque su ex novio no había eliminado su número.

Pero no se molestaría en pensarlo. El mayor se había ocupado de eso y la verdad no le apetecía ser molestado por Sasuke con algún mensajito, era seguramente capaz de hacerlo.

Tan solo respondió con un "De acuerdo" y se dispuso a comer para luego dormir.

Y ahí estaba... se postró delante del espejo admirándose unos instantes. Habían pasado cerca de dos semanas de haber terminado con el moreno. Ponerse presentable nuevamente no siendo una cita lo ponía muy melancólico.

Le recordaba las noche en que salía con su pareja a divertirse sanamente. Comer al aire libre, ver una película, pasear por el parque a la luz de luna...

Sin poder contenerlo más, soltó su llanto frente al espejo observando su deplorable estado. Sus lágrimas deslizándose rápidamente por sus mejillas y el cómo mordía su labio inferior no queriendo gritar de dolor.

¡Era un maldito llorón!

Era un hombre, pero mierda... como dolía amar a alguien.

El amor era demasiado doloroso.

Trató de tranquilizarse. Su respiración se había agitado y su cuerpo temblaba un poco. Sin duda el rompimiento le había dejado cruelmente desbastado.

Fue al baño y lavó su rostro consecutivamente. Su angustiada expresión despareció. Suspiró y salió de allí hasta la entrada, recogió sus llaves, cerró y se encaminó a su destino.

Estaba parado frente a la puerta nervioso y dudoso de tocar. En su recorrido había sentido las miradas descaradas de muchas personas. Tal vez había exagerado en su vestimenta.

Y esa era la razón de no entrar a la residencia Uchiha.

¿Cómo vestía?

Llevaba una playera pegada a su cuerpo, negra con letras plateadas en ingles en su pecho. Un jean gris que le permitía ver sus torneadas piernas, un cinturón negro de cuero sin ningún tipo de detalle. Pero se había puesto pulseras con tachas en ambas muñecas con la cadena plateada de una piedra azul como sus ojos que llamaba la atención.

El camino de lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora