Parte 27

3.1K 261 66
                                    


En un galpón abandonado cuatro personas discutían la situación de secuestro del hijo de Sasuke Uchiha y su hermano mayor.

—¿No lo haremos?

—Secuestrar al niño de un hospital no es tan simple, lleva su tiempo y tenemos que ingeniárnosla muy bien.

—¿Qué propones entonces, jefe?

—Quiero que averigüen que estará haciendo el Uchiha, que sigan al hermano a toda hora, desconocemos el lugar donde está viviendo. No podemos secuestrar a alguien tan fácilmente, tiene que ser un plan perfecto y sin errores. Tampoco descuiden al hijo de Uchiha Sasuke. Necesitamos los horarios de su escuela, quien lo acompaña a la salida, si va solo hasta allá.

—¡Entendido!-respondió el resto.

—Tú-señaló al más joven del grupo.

—Sí, señor-habló torpe poniéndose de pie de un barril viejo de gasolina donde estaba sentado.

—Acércate-hizo ademan con la mano derecha-Tengo una misión para ti y confío que lo harás bien.

OoOoOoO

—¿Cómo está doctor?

Naruto se puso de pie de la banca con expresión preocupada en su rostro.

—Se repondrá, se lo garantizo. Pero deberá guardar reposo unos días.

—¿Puedo verlo?

—Desde luego.

—Se lo agradezco-se acercó rápidamente a la puerta y la abrió para ingresar y encerrarse con el azabache.

Observó medio de su cuerpo vendado, durmiendo plácidamente boca arriba. Ryu estaba durmiendo igual que su padre, esperaba que no apareciera nuevamente y lo viera con Sasuke.

Es que deseaba estar un poco de tiempo a su lado, algo se lo decía, no estaba completamente seguro que era. Tomó una silla que daba contra la pared y la corrió hasta a un lado de la camilla donde se sentó y miró al moreno en silencio. Escuchaba su lenta respiración y sonrió. Era tan impotente de esa manera.

—Teme...-susurró.

"Todavía lo amas"

Recordó aquellas palabras que Ryu mencionó con tono triste en el baño. Si, a pesar de lo que Sasuke le había hecho pasar, sus sentimientos estaban intactos por el ojinegro, se sentía un completo estúpido al seguir amándolo con todo su ser. ¿Pero qué podía hacer? Sasuke había sido su todo y seguía siéndolo, claro, después de Ryu. El adolescente ahora ocupaba el primer lugar en su corazón.

—No...

Guió su vista al azabache que comenzaba a murmurar dormido, su respiración comenzó a volverse irregular.

—¿Qué... quieres de mi? ¡Por favor, déjame!

Naruto se puso rápido de pie al ver a Sasuke gritar desesperado, se removía entre las sabanas y las estrujaba con fuerza.

—¡¡Sasuke!!-lo tomó de los hombros y comenzó a zarandearlo.

—¡Gaara, detente!

—¡¡Sasuke, despierta!! ¡Sasuke!

Los gritos fuertes del rubio lograron hacer efecto en su pesadilla y despertó con la respiración agitada y algo aturdido.

—¿Naru... to?

—Fue una pesadilla, solo eso-le sonrió dulcemente.

—¡Dobe!

Naruto sintió claramente la debilidad que aterraba a Sasuke día a día. Ese era su castigo, su karma. Sasuke se aferró a su cuerpo y lloró en su pecho con dolor, Gaara le había cambiado totalmente de actitud.

—Quédate conmigo... por favor...

—No te preocupes. Estoy aquí, Sasuke. No te dejaré.

oOoOo

El vehículo lo seguía de cerca al azabache mayor. Se detuvo a un costado de la ruta y vio como Itachi Uchiha entraba al hospital.

Marcó su móvil para llamar a su jefe.

—¿Cómo vas?-respondió la voz de la otra línea.

—Ha entrado al hospital, señor.

—¿Tienes idea de en donde vive?

—Lo encontré almorzando en un restorán y de ahí lo seguí hasta aquí.

—Entiendo, no le pierdas la pista. Debemos saber donde vive.

—Sí, señor.

—Si cumples satisfactoriamente tu trabajo, te daré el dinero que te prometí para que tu madre reciba el tratamiento que merece.

—No voy a defraudarlo-entrecerró los ojos sintiendo como se humedecían y apretó la mano en el volante.

—Buen chico, recuerda, tú serás la sombra de Itachi durante una semana entera. Luego de conseguir los datos necesarios, efectuaremos el secuestro.

Mi madre... es todo lo que tengo, por eso lo hago. Lo hago por eso, señor Uchiha, lo lamento.

No quiero hacerlo... pero... necesito el dinero.

—No me decepciones, Deidara.

oOoOo

El avión acababa de descender en la pista del aeropuerto. Una limusina negra de vidrios polarizados se acercó cuando la aeronave se abrió paso para el joven pelirrojo de ojos color verde marino, que bajaba de ella por las escaleras.

El conductor de la limusina bajó rápidamente del vehículo y se inclinó respetuosamente ante la presencia del joven que tocaba el suelo.

—Bienvenido a Japón, señorito Sabaku no Taiga.

Levantó la vista admirando el hermoso azul del cielo.

—Así que aquí creció mi primo Gaara, mmm... no es la gran cosa. Espero no aburrirme en este país.

(Continuará)

El camino de lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora