Arco dos

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Para Sasuke, todo estaba perdido y a regañadientes tuvo que aceptar las condiciones y el tiempo, comenzó a transcurrir. 

Se sentó sobre su cama refregando sus ojos azules por el despertar. Solo vestía unos bóxers. Eran las siete de la mañana, levantarse tan temprano ya se le hacía costumbre. Después de todo, tenía muchas responsabilidades como adulto ahora.

Y responsabilidad en cierto joven individuo. Buscó ropa en su armario, camisa blanca, saco azul oscuro y pantalones a juego. Sus zapatos recientemente lustrados. Antes, se dio un baño rápido. Ya vestido bajó las escaleras hasta la cocina para preparar el desayuno. Y mientras el agua hervía, se sentó en silencio en la mesa pensativo y nostálgico.

Gaara...

"Cuídalo, Naruto"

—Me pregunto, Gaara... si estaré haciendo un buen trabajo. Lo he criado como pude. No te molestes, je, yo... siempre lo apoyaré.

Todas las mañanas hablaba con Gaara, solo en el comedor. Sentía que el pelirrojo siempre le escuchaba. Aunque era extraño hablar solo, se sentía más tranquilo.

Procedió a servir el agua en cada taza y colocar un saquito. No le gustaba tomar café y no quería acostumbrar al adolescente.

Miró su reloj pulsera y subió nuevamente para pararse al frente del cuarto del joven azabache. Tocó la puerta una vez.

—Levántate.

Naturalmente, del otro lado no escuchó nada más que un ronquido. Frunció el seño y abrió la puerta de golpe.

—¡Levántate, Ryu!

Lo encontró con las sabanas enredadas en sus piernas. Mostrando su pecho al descubierto y un pantalón corto como única prenda de dormir.

—¡Oye! Llegaras tarde a la escuela...-se acercó y se sentó sobre la cama, llevando su mano a su cabellera negra azulada-Hijo, despierta...-susurró.

—Si... si me acariciaras la cabeza, así todas las mañanas... me levantaría-ladeó el rostro somnoliento y le dedicó una pequeña sonrisa a su padre rubio-Naruto.

El oji-azul algo sonrojado, trató de que no le apareciera una venita en su frente.

—No me digas, Naruto. Dime, papá.

—El rubio de infarto que está sobre mi cama no es mi padre y no lo veo como uno, acostúmbrate.

Esa era otra cosa por la que debía disculparse con Gaara.

Perdóname, Gaara, tu pequeño me ve con ojos...

—Naruto, ven aquí-palmeó el colchón donde estaba acostado-me hace frio.

Con ojos nada inocentes.

Lamentablemente... salió con la misma personalidad de Sasuke. Pero tiene sus virtudes.

—Levántate, vago-se pone de pie-Tienes examen hoy, ¿Verdad? Será mejor que repases.

—Tks... si me das un beso-le miró firme con sus ojos penetrantes.

El rubio se inclinó y le besó la frente con ternura. Luego se levantó y se acercó a la puerta.

—Quería uno en los labios... pero supongo que tendré que conformarme-suspiró y deshizo el nudo de sus piernas-¿Mi uniforme?

—Te lo deje dentro del armario. Vístete rápido que ya hice el desayuno.

Naruto lo dejó solo en su cuarto y bajó nuevamente para ponerse al día con las noticias. El té estaba hecho y sacó unas medialunas que guardaba en una bolsa. Las puso en la mesa y comenzó su temprano desayuno con el diario en una mano.

El camino de lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora