Parte 5

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El puño del pelinegro de tez más pálida impactó con fuerza en la mejilla contraria haciendo que la propia víctima se agarrara del borde de una de las puertas, próximas a su cercanía.

Escupió un poco de sangre que escurría del interior de sus labios observando a su contrincante con una sonrisa desafiante.

—Que bien-sonrió Sai—Ahora están parejas tus mejillas hinchadas.

Un gruñido bastante molesto se escuchó del azabache al tiempo que limpiaba la comisura de sus labios con la manga, miró al rubio a un lado del bastardo metido con una mirada mezclada entre sorprendido y serio.

Ya era suficiente. No quería ser expulsado del instituto por un estúpido enfrentamiento. Tomó aire cerrando sus ojos, tranquilizándose muy a su pesar por el desgraciado que había tenido el descaro de deformar su perfecto rostro junto a ese rubio de mierda.

—Paremos aquí-masculló—No queremos tener problemas con el director, ¿verdad?

Sai miró a su compañero, y si, desafortunadamente estaba en lo cierto.

—Solo una advertencia, vuelves a tocarle y te dejo castrado. ¿O es que Gaara no puede satisfacerte como lo hacía Naruto?

El rubio bajó la mirada muy apenado enrojeciendo levemente sus mejillas, su amigo no era nada discreto. Y Sasuke, Sasuke estaba que mataba al pelinegro apretando sus nudillos hasta blanquearlos de ira.

Pasó de largo empujando bruscamente el hombro de Sai y caminando directo por los pasillos. El timbre acababa de escucharse y daba por finalizado el fin del recreo.

Tan pronto como veía que Sasuke se alejaba observó molesto a su amigo.

—No tenías por qué decir eso.

—Solo quería hacerle ver la realidad. Qué viene a interesarse en ti si está con Gaara, es un idiota, Naruto.

—Regresemos-suspiró.

Se alejaron del baño retomando su camino con otros estudiantes al salón. Y una duda se manifestó en el ojiazul

—¿Cómo sabias que estaba en el baño?

—Shikamaru me dijo que tardabas demasiado. Los encontré en el patio, además-su tono se endureció—Gaara estaba solo con sus amigos, eso me dio la idea de donde se había escabullido el bastardo. Simple-se encogió de hombros.

—Gracias, Sai, pensé que no lograría salir de ahí.

Sai vio que estaban a unos pasos del aula y se detuvo.

—¿Qué sucede?-preguntó el rubio confuso.

—No creo que sea bueno que te vean así-señaló su pecho.

Naruto bajó la mirada y se encontró con la camisa media abierta mostrando su pecho bronceado y unas pequeñas marcas que se acentuaban poco a poco. Sus mejillas se sonrojaron con fuerza y a una rapidez increíble, sus manos comenzaron a abrochar la camisa ocultando todo rastro de piel enrojecida.

—Lo siento, yo...

—No te disculpes. No es tu culpa, sino la del maldito ese-miró al frente y para sorpresa de ambos, Sasuke les observaba sin ninguna discreción.

Sasuke les sonrió con arrogancia al momento de tomar el domo e ingresar al salón.

—Es un maldito creído. Créeme Naruto, lo mejor que hizo fue dejarte no te merece, tarde o temprano llegará su castigo-sonrió—Lo que te hizo no tiene perdón.

—Estoy seguro que a todos nos llega la justicia-una sonrisa amarga se plasmó en sus labios.

A centímetros de la puerta, todo cambió. Sai jaló al rubio al momento que la puerta se abrió estruendosamente casi rompiéndola. Naruto hubiera sido golpeado con ella y una pequeña herida no era lo que hubiera obtenido sinceramente.

Fueron testigos de cómo por ella un azabache desesperado salía corriendo con la mochila y en dirección a la salida, a decir verdad, era tanto su correr que Sai rió cuando resbaló y cayó sentado de bruses. Pero solo fueron segundos, el moreno volvió a ponerse de pie y salir del instituto con una velocidad desconocida.

—¿Viste su cara? Era de preocupación-habló el blondo algo impactado por la actitud de su ex.

—Pronto sabremos la respuesta.

Y cuando vieron a sus compañeros y a su profesor en la interrumpida clase, no pudieron evitar abrir los ojos de la impresión.

Sai no era adivino, pero eso que dijo y lo que ocurrió

Era demasiado extraño y hasta cierto punto terrorífico. Las palabras de uno de sus compañeros los dejó palideciendo.

—Se llevaron a Gaara en una ambulancia.

No podía creerlo.

Es un maldito creído. Créeme Naruto, tarde o temprano llegará su castigo.

Y se sintió realmente culpable, porque muy en el fondo deseaba que Sasuke sufriera demasiado por todo el daño que le causó.

El camino de lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora