Parte 17

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—¿Qué?-aquellas palabras retumbaban en sus oídos.

Al ver la cara de desconcierto de Sasuke, sonrió.

—Está aquí, Sasuke, en Japón-respondió tranquilamente. Se perdió por la puerta entreabierta la cual cerró tras su partida.

—Oye... ¿Estás bien?

Sasuke se puso de pie y observó al muchacho desnudo en el sofá que se mostraba indiferente por lo ocurrido.

—Ya vete-susurró, recogiendo sus pertenencias desparramadas en la alfombra.

El menor suspiró y se acomodó en el sofá buscando con la mirada sus pantalones y bóxers. Dichas pertenencias estaban a la orilla del mueble. Comenzó a ponerse los bóxers estando de pie mientras miraba al azabache abrocharse la camisa rápidamente.

—Estuviste genial-sonrió sensual.

El moreno no dijo nada. Tomó su calzado y se acercó a las escaleras para subir a su habitación.

—¿Cuándo lo repetimos?

Sasuke se dio vuelta mostrando una cara nada amigable.

—¿Cuándo? Niño no repito. Siempre busco alguien diferente, no te hagas ilusiones de otra ronda.

El joven rubio lo miró y siguió vistiéndose como si nada. Sasuke comenzó a subir los peldaños.

—Lástima-le escuchó susurrar al chico.

El menor se fue tras su fugaz comentario, Sasuke se recargó en la pared al llegar hasta arriba del pasillo dejando caer los brazos a ambos lados de su cuerpo. Bajó la mirada al suelo.

Está aquí, Sasuke, en Japón.

Cerró sus ojos y se dejó caer al suelo sentado. Apretó sus manos formando los nudillos.

—Dobe...

OOoOO

Gaara caminaba por el centro comercial observando las vidrieras. Se sentía aliviado, un peso menos en sus hombros. Naruto le estaba ayudando demasiado y estaba tremendamente agradecido. Pronto caería la noche y regresaría a su hogar en busca de sus pertenencias y las de su hijo para irse con sus hermanos. No tendría problema puesto que el moreno siempre se iba por las noches a algún bar de mala muerte.

—¿Gaara?

Dejó de mirar la ropa del negocio que exponían delante. Se volteó encontrándose con Sai, amigo de Naruto.

—Hola-saludó, sonriendo levemente.

—¿Has podido arreglar tu asunto con Naruto?-preguntó, sonriendo no tan abiertamente.

—Sí. Debo agradecerte, ya que tú me has hecho saber de su llegada y permitiste que los acompañara al aeropuerto.

—No hay problema. Me gusta ayudar a quienes lo necesiten. ¿Cómo anda tu pequeño?

—Muy bien, gracias-los amigos que tenía el rubio eran muy buenos. Jamás tuvo tanto amigos como Naruto, eso lo ponía triste.

—Gaara... yo...-comenzó, nervioso.

El pelirrojo le miró sonriente por su titubeo repentino.

—Sí, dime.

—¿Me acompañarías a hacer las compras?

Gaara vio al pálido moreno con las mejillas algo sonrojadas, supuso que era por el frio que comenzaba a hacer en el ambiente. Estaba vestido con un elegante traje de todo empresario.

El camino de lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora