Especial de san Valentín

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—Admítelo, Sasuke, estás acabado-dijo Naruto en tono serio-Tu hijo... es mi hijo ahora.

Todos miraron a Sasuke que no tenía como defenderse ante las claras pruebas. Agachó la mirada y miró los papeles que Sakura había depositado en la mesa, levantó la muñeca en el aire.

—Bolígrafo, por favor-pidió en tono serio.

La muchacha peli-rosa sonrió y le pasó dicho elemento a sus dedos. A los ojos de todos, Sasuke firmó los papeles donde dejaba la custodia de su pequeño en manos de su ex.

—Ha hecho lo correcto, se lo aseguro.

—Bien...-miró a todos, y se perdió en los zafiros de Naruto unos segundos-tengo cosas que hacer, adiós.

El azabache les dio la espalda y caminó hasta la puerta, tomó el picaporte y salió de ahí rápidamente. Todos suspiraron aliviados.

—Pensé que no lo haría-comentó, el pelirrojo.

—Yo estaba en lo mismo, pero me pone feliz que al menos haya tomado la decisión correcta -respondió, el rubio con sinceridad.

Sakura se paró a su lado y posó una mano en su hombro con una radiante sonrisa.

—Felicidades, Naruto. Eres legalmente tutor y padre del pequeño.

El rubio sonrió y miró a Gaara que lloraba de alegría. Sai lo abrazó sintiéndose feliz por su alivio, su hijo sería cuidado por una gran persona, pero él mismo estaría pendiente que al hijo de Gaara no le faltara nada nunca y le brindaría cualquier ayuda que necesitara en el futuro.

Celebraron con una gran cena y luego cada uno tomó camino a su hogar, a excepción de Sakura que permanecería en casa de Naruto hasta que su esposo viniera por ella.

En la noche, la muchacha peli-rosa se ocupó de levantar los platos de la mesa y las depositó en la pileta de la cocina para lavar.

—Sakura, no lo hagas. Eres mi invitada-el rubio tomó la esponja de las manos de Sakura-Yo me ocupare, tu ve a dormir-le sonrió.

—Naruto, no te preocupes. Me gusta ayudar. Además me has atendido de maravilla, quiero serte útil en algo.

—Ya lo has hecho con el caso. Descansa.

—El que debería descansar, eres tú. Después de todo...-sonrió-Conocerás a Ryunosuke en la mañana.

—Pero...

—No me contradigas-le arrebató la esponja de la mano-Anda, ve a dormir. Te dejare todo reluciente.

—Bien-suspiró, resignado-Buenas noches.

—Que descanses-le sonrió dulcemente.

Naruto subió las escaleras y llegó a su cuarto que estaba medio desordenado. Se sentó en la cama y comenzó a quitarse el calzado.

—Mañana ordenaré todo-susurró, desganado.

Cuando quedó descalzo y libre de sus medias, se ocupó de cerrar su cuarto y quitarse la playera naranja seguido de los pantalones. Se metió a la cama solo con bóxer. Y apagó la luz de la habitación de la tecla instalada a un costado de su cama.

Suspiró en la oscuridad mirando el techo en la claridad de la luna.

Sakura... tuvo suerte de conocerla. Suerte de que ella era abogada, y una muy buena. No había perdido ningún caso. Presentaba herramientas fuertes a la hora de un juicio.

Pero él había visto su otro lado. La chica fuerte y llena de convicciones, tenía su lado inseguro.

Caminaba por las calles acostumbrándose a su nueva vida en ese lugar tan extenso de habitantes. La conoció en una plaza media vacía. Había pasado cerca de ella, estaba sentada en la banca y notó sus lágrimas descender en silencio.

El camino de lágrimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora