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Las gafas de sol en su rostro logran tapar los ojos rojos que tiene por llorar desde que se marchó de la casa de Jeongguk. No puede creerse que realmente se esté marchando a la otra punta del mundo, a un país con siete horas de diferencia con Corea, donde prácticamente no va a poder tener la oportunidad de hablar con sus amigos o hermanos, pues no solo tiene que terminar sus estudios, si no que tiene que aprender un idioma totalmente nuevo para él.

Apretando la carta que escribió a Jeongguk hace unos días se arruga contra su mano al sentir las ganas de llorar de nuevo, mas al verse rodeado de desconocidos no quiere que ocurra. Sus padres toman café como si nada a unos pasos de él, que mira por la gran ventana hacia donde los aviones se encuentran, algunos yéndose ya y preparándose para despegar y otros, recién llegados para poder irse de nuevo a otro país.

Un toque suave en su espalda le hace reaccionar, ladeando su cabeza y viendo a través de los cristales oscuros de sus gafas el rostro de su mejor amigo. "Parece que estás en un entierro" intenta bromear, aunque en realidad está tan triste como el castaño. Está perdiendo a su mejor amigo de alguna manera, pues una parte de él se va a ir con él a Italia. 

"El mío" responde. "Gracias por venir, Yoongo" le entrega la carta con disimulo. "Dáselo a Jeongguk el lunes" muerde el interior de su mejilla, nervioso de la que pueda ser su reacción. "Dile que lo siento."

"No me agradezcas, eres mi mejor amigo y es lo mínimo que puedo hacer, ya te lo dije" guarda el sobre en su chaqueta. "Y lo haré, no te preocupes" aprieta los labios, dudoso. "Llámame todos los días, Taehyung. No te atrevas a desaparecer de mi vida o te juro que cuando vuelvas te mato."

Eso produce una pequeña carcajada salir de entre sus labios, la cual rápidamente se convierte en un sollozo, por lo que termina abrazándole con fuerza. "Nunca te dejaría de lado, tonto. Hemos sido mejores amigos desde siempre y esto no va a separarnos ahora" le asegura. "Vas a ser al primero que llame en cuanto aterrice."

"Más te vale" su voz suena débil también, apenado por no poder hacer nada para ayudarle. "Ten un buen vuelo, Tae."

Se separan en cuanto el padre de Taehyung llega a su lado, saludando a Yoongi con una sonrisa y diciéndole al castaño que es hora de que se vaya o perderá el vuelo. "Taehyung volverá pronto, no hagáis tanto drama" escuchan a Minhee decir.

Taehyung suspira, abrazando de nuevo a Yoongi y luego a su padre. "Hasta pronto" murmura, mirando a su madre y haciendo una mueca de enfado. "Adiós, mamá."

"Pórtate bien, no quiero ni una queja de quienes se encargarán de ti en Italia" le advierte, provocando que ruede los ojos y coja su maleta de mano.

"Adiós Seoul" camina hacia la fila de la zona de seguridad y aprieta su mano libre en un puño. "Adiós, Gguk..."

[...]

El lunes llega con rapidez para Jeongguk, que no ha podido comunicarse con Taehyung el fin de semana y por algún motivo eso le tiene en vilo. Tiene miedo de que su madre le haya castigado o algo por el estilo y por eso no tiene acceso a su teléfono móvil.

El día anterior en cuanto llegó al internado por la noche fue a su cuarto, encontrándolo vacío, pues tanto Tae como su compañero no estaban.

Creyendo que son paranoias suyas, va a clase, encontrándose el asiento al lado de Yoongi totalmente desocupado. "¿Y Taehyung?" es lo primero que pregunta, notando la mueca en los labios del menor. "¿Qué es eso?" pregunta al ver que le extiende un sobre.

"Tae me lo dio para ti" desvía la mirada por un instante, no pudiendo mirar a los ojos de Jeongguk por la culpabilidad. "No le odies, Gguk" pide con súplica.

A light to call home ღ kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora