1- La Noticia

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Lara Scott

Era un día caluroso, como todos, estaba sentada en mi patio leyendo un libro de John Green, mi escritor favorito, cuando de repente escuché la voz de mi mamá llamándome dentro de la casa.

—Lara, tienes visita —dijo no muy contenta.

Era Mike, mi mejor amigo, a mi madre nunca le cayó muy bien Mike, dice que ha sido de mala influencia para mí, pero en realidad Mike es el único que no me ha hecho sentir mal y ha estado conmigo desde siempre.

—Mikeee —dije un poco sorprendida de verlo aquí.

—¿Cómo estás tarada? —preguntó en un tono burlón.

—Mal, y deja de llamarme así.

—¿Qué pasa ahora?

—Siento que mi mamá me está ocultando algo, y no creo que sea bueno —. me senté junto a él en el sofá y seguí— Cada vez que hace una llamada y me acerco la corta de inmediato, oculta algo, y no sé cómo, pero lo voy a descubrir.

Mi relación con mamá no era del todo mala, pero últimamente había tenido mucha falta de confianza hacia ella, al ver que no me contaba nada de lo que sea que estaba haciendo.

—Si esta raro, pero no te creo capaz de indagar tanto en las cosas de tu mamá solo para saber que oculta Lara.

Mike me miró con desaprobación al escuchar lo que le había dicho.

—¿Desconfiando de mí? ya empezamos mal —dije en un tono burlón —. Pero, en fin, ¿A qué venías?

—¡Oh! si es cierto —tomó su bolso para sacar un libro —. Vine a traerte el libro que me prestaste el otro día, y gracias, me salvaste de ir a la biblioteca.

—Pero si te dije que iba a buscarlo yo más tarde —lo miré confundida.

—Es que preferí traerlo yo.

Sabía perfectamente las veces que Mike mentía, y esta era una de esas.

—Nononono, tu no lo traerías solo porque sí, casi nunca sales de casa por voluntad propia.

Recordé la conversación que habíamos tenido ya hace unos días y rodeé los ojos.

—¿Es en serio Mike? ¿Viniste por Rose?

Rose era mi vecina, bueno, mi odiosa vecina. Nunca nos llevamos bien, pero aun así Mike mantuvo una relación con ella de unos dos años y ella le había cortado porque le gustaba alguien más, claramente Mike no se lo tomó bien y todavía le gustaba.

—La extraño mucho ¿Okey? —mencionó como justificación.

—Idiota, ya paso un año desde que terminaron, y sabes que tiene novio ¿Qué ganas con seguir buscándola? —pregunté con fastidio.

—Podrá tener novio, pero últimamente hemos hablado más y sé que aún me quiere —dijo esperanzado.

—De verdad que estas ciego Mike —reí por lo bajo.

—Si de ciegos hablamos tú eres mucho más que yo —al escuchar lo que había dicho le tiré una de las almohadas del sofá a la cara ­—Solo dije la verdad, no tienes una razón para molestarte.

—No, no dices la verdad, el ciego aquí eres tú por creer que vas a volver con Rose —bufé recogiendo la almohada que estaba en el suelo.

—¿No? Y qué tal cuando no te diste cuenta de lo claro que fue Sean al decirte que le gustabas a inicios de secundaria.

—Era un reto Mike ¿De verdad crees que alguien se iba a fijar en la chica callada y rara del salón? —pregunté con una leve sonrisa de tristeza en los labios la cual no le permití ver.

—Nunca fue un reto Lara, y no pienses que alguien no se podría fijar en ti, eres una persona muy linda tanto por fuera como por dentro —curvó sus labios para formar una pequeña sonrisa.

—Igual si alguien me dijera que le gusto lo compararía inmediatamente con los personajes literarios y nada que ver.

—Y dale con tus libros —dijo rodeando los ojos con diversión.

—Son mi salida de la realidad ¿Para que vivir solo este mundo si cada libro que lees es como si vivieras en uno distinto?

—En las películas puedes hacer lo mismo, pero bueno —negué con la cabeza al oír sus palabras.

Justo en ese momento venía entrando mi hermana Luna por la puerta principal de la casa, pasó tan desconcentrada que ni siquiera notó mi presencia ni la de Mike.

—Mamá ya hablé con el camión de la mu... —se detuvo en seco al ver que estaba allí.

¿Qué?

—Laraa ¿Tu no estabas en el patio? —se giró unos segundos y su mirada cayó en el pelinegro a mi lado —Oh, hola Mike.

—¿De qué mudanza estás hablando? —pregunté a Luna confundida.

La cara de Mike se tornó de confusión al igual que la mía, pero en vez de decirle algo a mi hermana se levantó del sofá.

—Creo que es mejor que yo me vaya, las dejo —dijo apenado y salió lo más rápido posible de la casa.

Wow, que gran amigo.

—¿Mudanza? Creo que escuchaste mal hermanita —dijo desviando la mirada.

—Te aseguro que escuché perfectamente lo que dijiste —ya me estaba empezando a molestar el hecho que no admitiera nada cuando de la nada entró mi mamá a la sala.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Realmente eso es lo que debería preguntar yo —dije dirigiéndome a mamá —. Por eso es que estabas tan rara en estos días ¿No?

Me dolía que mi mamá no me hubiera contado nada, siempre nos teníamos confianza para este tipo de cosas.

—¿Nos vamos a mudar y no me dijeron nada? —inquirí mientras poco a poco se formaba un nudo en mi garganta.

—Cariño, déjame explicarte —mi mamá intento acercarse, pero me alejé de inmediato.

—No, no hay nada que explicar, me van a alejar de el único amigo que tengo, del único lugar al cual estoy acostumbrada, no es justo —estaba conteniéndome para no alterarme.

—Lara, deja hablar a mamá —Luna rodeó los ojos con fastidio ante la situación y yo la miré mal.

—Voy a estar en mi cuarto —fue lo único que me limité a decir y entré a mi cuarto azotando la puerta detrás de mí.

Apenas entré, fui un mar de lágrimas, me iban a alejar de la única persona que de verdad me entiende, y todo por un cambio. 

Mi Vecino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora