Lara Scott
Estaba en mi habitación esperando a que Mike llegara, no sabía cómo decirle que me iba a mudar lejos de él, técnicamente era la única persona con la que solía contar a parte de mi familia.
Apenas llegó, lo ví un poco alterado. Le dije que viniera lo más rápido posible y creo que eso lo asusto.
—¿Estás bien? —preguntó con detenimiento.
—Tengo que decirte algo que no creo que te guste —articulé dichas palabras con cierta tristeza en mi voz.
—No me digas que ... —sus palabras quedaron en el aire cuando le corté para hablar.
—Si, me voy a mudar —murmuré lentamente al no creerme nada todavía — Por eso mi mamá estaba rara estos días, dice que quiere un ambiente un poco distinto a este, que nos hará bien un cambio.
—Realmente no sé qué decirte —Mike suspiró y luego me miró— No quiero que te vayas, te conozco desde que tengo memoria. Pero si esto es lo mejor para ti estaré bien con eso Lara.
—Mike —me limité a abrazarlo para no querer llorar.
No estaba segura si él tenía la razón, se me había hecho muy difícil adaptarme aquí y es donde había nacido. No me imaginaba como sería en un nuevo ambiente, es Boston para ser más específica.
—Te conozco, conozco a Lara. Sé que sabrás como manejar la situación por más nuevo que sea todo, eres una de las mejores personas que conozco, no te cierres a la oportunidad de conocer más personas ¿Sí? —mencionó el intentando animarme.
—Es difícil Mike —suspiré —. No quiero que nos distanciemos por quien sabe cuánto tiempo.
—¿Quién te dijo que te librarás de mí? -preguntó con una leve sonrisa —. Los teléfonos existen tarada, y te voy a llamar tanto que querrás que te deje de hablar.
Sonreí por un momento, pero a los segundos esa sonrisa se desvaneció
—¿De verdad crees que esto sea un buen cambio? —inquirí un tanto dudosa.
Toda mi vida había estado acostumbrada a no tener que hacer esta especie de cambios, ya que desde que no me gustaba socializar y ni siquiera sabía como ya tenía en mente que nada iba a cambiar, entonces era mejor que todo se quedara como estaba.
—Sé que sí, confío en que lo harás llevadero —extendió sus brazos y me abrazó por arriba de los hombros —. Te quiero muchísimo y eso jamás cambiará por una simple distancia. Y sé que te irá bien porque después de todo eres Lara, eso dice mucho.
—Yo también te quiero Mike —dije con una leve sonrisa recibiendo su abrazo —. Me iré mañana por la mañana ¿Vendrás?
—Obviamente, a pesar que despertar temprano no se me da lo haré —musitó separándose de mí —. Y una pregunta ¿A dónde te mudarás?
—Boston Massachussets, desde aquí queda a unas 3 horas en auto.
—La estructura no es tan distinta como la de New York, no creo que te cueste tanto adaptarte al lugar.
—El lugar no tiene casi nada que ver, sino las personas, sabes lo mal que se me da convivir —hablé para luego sentarme en la orilla de la cama —. Mientras aun no te vas, porque se que no lo harás ¿Me ayudas a empacar?
—Si, está bien.
Luego de un rato en el cual ambos estábamos guardando mis cosas en cajas y maletas solo faltaban los libros y mi pequeña estantería la cual debía desarmar toda por completo. Mike me miró con los ojos entrecerrados y yo le dediqué una sonrisa de oreja a oreja.
—No, ni me mires, la ultima vez que toqué uno de esos libros que para ti son sagrados se me calló y no me hablaste por 4 días, así que no tarada —el pelinegro negó con la cabeza y yo rodeé los ojos.
—¡Es que no tuviste cuidado! Los libros si son sagrados, idiota, y no te estaba mirando por los libros, era por la estantería que se debe desarmar, entonces con eso si me vas a ayudar —sonreí como niña chiquita y el se giró para empezar a desarmarla.
Cuando habíamos terminado de empacar todo nos quedamos un rato hablando, recordando lindos momentos que pasamos juntos. En muchos sacaba una que otra lágrima al igual que él, por más que no parecía me consideraba un tanto sensible, viniendo de el si era mas común.
Mike se fue, y yo bajé a cenar con mi mama y con Luna. La cena estuvo muy silenciosa y siendo sincera eso me agradó, ya que no quería hablar mucho con ellas por lo cansada que me encontraba.
Me despedí de ellas y fui a mi cuarto para colocarme mi pijama para meterme entre mis sabanas y quedarme completamente dormida.
***
—¡Lara, ya nos vanos! —exclamó mi mama desde la cocina para que bajase.
—Espera, me falta algo —grité sacando de la ultima caja uno de mis libros para leer en el camino.
Bajé y al primero que ví fue a Mike, no pude evitar sentirme un poco mal al pensar que esa sería la última vez que lo vería en quien sabe cuánto tiempo.
—Se que te irá bien, y por favor, deja de leer tanto, asustas y alejas a las personas de tanto que lees —yo lo miré con los ojos entrecerrados y el solo se rio.
—No entiendo para que me lo dices si sabes que de igual manera no lo haré —dije riendo un poco.
—Te quiero muchísimo y te voy a extrañar, apenas llegues llámame.
—También te quiero idiota, promete que nos vendrás de nuevo nada más a ver a Rose —mencioné mientas lo abracé.
—No prometo nada —le golpeé por el hombro —. ¡Auch! Está bien, no vendré —dijo rodeando los ojos.
—Lara ya ven —Luna ya estaba en el auto y me estaba llamando para que nos fuéramos.
—Hasta pronto —miré por ultima vez a Mike para subirme en la parte trasera del auto de mamá.
Me coloqué mis auriculares para escuchar la playlist de One direction, mi banda favorita, mientras me quedé mirando a través de la ventana lo linda que era la ciudad que estaba dejando ese día por la mañana.
Nota:
¡Holaa!
Espero que les haya gustado este capitulo y sigan leyendo el transcurso de esta historia <3
Gracias por su apoyo, se los agradezco mucho.
Jimena P.
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Mi Vecino ©
RomanceLara es una chica de 16 años bastante reservada, nunca le ha ido bien en el ámbito de socializar por ende solo tiene a su mejor amigo Mike. Ella tiene una mala visión de los cambios, prefiere que todo este como siempre fué. Hasta que un día su madr...