Lara Scott
Luego de que Marcus se fue me llegó un mensaje de Matheo preguntando cuándo podría venir, le respondí rápido y me metí a bañar, duré un buen rato, la verdad solía durar horas allí dentro cuando no tenía encima ningún tipo de apresuramiento.
Cuando salí me coloqué una blusa blanca que Maya había llenado de pintura por error, pero el resultado fue muy lindo, más un overol de Jean. Seguía un poco mal por lo que había sucedido con Mike, pero para despejarme un poco lo mejor era que Matheo si viniera, bajé y me senté en el columpio a mecerme un poco, y de la nada escuché ruidos provenientes del otro la de la cerca.
—¿Podrías ser como una persona normal y entrar por la puerta de la casa? —le pregunté a Matheo mientras reía, estaba cruzando como una pequeña puerta de la cerca que divide su patio y el mío.
—Prefiero entrar por tú patio ya que así no doy toda la vuelta para llegar a la puerta—rió levemente —. Además, sabes que ni siquiera soy normal.
—¿Es en serio? Si es tan sencillo —negué con la cabeza —. Y pues si me equivoqué, no eres nada normal realmente.
Me recosté en el césped del patio y Math me imitó, pero sentándose a mi lado.
—No viene absolutamente nada la tema, pero tenía la duda desde hace un tiempo ¿Cuál es tu banda favorita? La mía es... —lo corté al yo hablar.
—Imagine Dragons lo sé, tienes discos de ellos en tu cuarto y la mayoría de veces que compartimos auriculares colocas canciones de ellos —reí —. Se nota bastante tu fanatismo por ellos
—Desde siempre me han gustado, pero aún así tú no me contestaste la pregunta Lara —me recordó.
—La mía es One Direction, principalmente fue mi hermana quien hizo que me gustaran, ya luego la obsesionada en algún punto fui yo.
—Ya va ¿Cómo te van a gustar si ni siquiera están juntos?
Y las voces de mi mente me dicen, mátalo.
—¿Quieres el viaje a saturno o a júpiter?
—No dije nada que no fuera cierto para merecerme ese viaje —habló con un tono burlón y yo lo golpeé por los hombros.
—El hecho de que estén separados no quiere decir que sus canciones no sigan presentes o que no sean buena, Mathew —rodeé los ojos y el solo me miró con diversión.
—Tienen canciones buenas ¿Pero de que sirve tenerlos de banda favorita si no puedes vivir el sentimiento de ver cuando sacan un álbum o ir a un concierto? Sólo es mi lógica, de igual manera si los he escuchado bastante, más que todo antes de que se separaran.
—Mejor dejemos la música de lado porque si no, no vamos a coordinar —desvié la mirada automáticamente cuando me miró fijamente a los ojos.
—¿Sabes algo? Hay algo que me acusa gracia.
—¿Qué?
—Siempre te pones nerviosa cuando te miro a los ojos.
—¿Yo? Creo que estas equivocado.
—¿Sí? —tomó mi mentón y lo levantó hasta que su cara quedó a centímetros de la mía —Mantén la mirada entonces, si es que a según tú me equivoco, hazlo.
Cuando me soltó el mentón sentí lo pesada que estaba su respiración y aún así no separé la mirada hasta sus ojos, ni aparté mi rostro.
—¿Ves? No aparté mi mirada y estoy de lo más tranquila —esbocé una pequeña risa mientras jugaba con la pulsera en mi muñeca.
—Tus mejillas dicen otra cosa —sentí el calor en mis mejillas.
—Bueno, concentrémonos en la razón por la cual viniste ¿Pensaste en algún libro? —cuestioné intentando cambiar el tema.
—En uno de los que pensé fue en el de Al final mueres los dos —dijo tomando su mochila en donde tenía algunos libros.
—Oh no, yo no voy a llorar en frente de todo el colegio Mathew —me negué rotundamente.
—Si quieres mejor lee Harry Potter, sobre todo el quinto libro donde muere Siruis —soltó con sarcasmo.
—Claro, porque tampoco me van a dar ganas de llorar —rodeé los ojos.
—En fin, ¿Tu si tienes alguno en mente? —cuestioné.
—¿Buscando a Alaska? Se me hace super interesante la verdad —me senté nuevamente en el columpio.
—Me vas a querer matar, más que hace rato, pero creo que es una de las pocas obras de John que aun no he leído —mencionó encogiéndose de hombros.
Mi cara era de indignación total, es uno de los mejores libros del autor, y el hecho de que no lo hubiese leído me dejó así.
—Con más razón debes de leerlo, espera aquí, voy a buscarlo.
Me levanté del columpio, pero gracias a que los libros estaban regados por todo el piso, no pude ver bien y me tropecé con uno de los libros, causando que Matheo me tomara de la mano para no caerme. El chocó su cuerpo contra el mío creando una cercanía casi imposible de acabar.
Su cara quedó nuevamente a solo centímetros de la mía, provocando esa sensación extraña en mi estomago que ni yo misma podía describir, detallé por una vez más lo lindos que se veían sus ojos cafés claro.
—Perdón, pero ya me he contenido demasiado —habló Matheo estando aún muy cerca de mí.
Y justo en ese momento el acortó cualquier tipo de distancia que existía entre ambos juntando sus labios con los míos.
Tomó mi rostro con suavidad y yo aferré mis manos a su cuello, sin separar mis labios de los suyos en ningún momento, su lengua se movía con lentitud en mi boca.
Hasta que al fin.
No sabía de qué manera reaccionar ante el beso, no iba a negar que me gustó. Pero en parte sabía que estuvo mal por el hecho de que estaba confundida.
En estos momentos solo quería huir de allí, pero claramente no podría.
Matheo Miller
Sabía que no estuvo del todo bien hacerlo, ni yo sé que siento por ella, pero realmente llevaba mucho tiempo queriéndolo hacer, recuerdo que me quedé callado el día que la conocí, por la se nación que me causo, nunca una chica había causado esa impresión en mí.
Cuando la pude conocer más a detalle me cayó aún mejor, teníamos muchas cosas en común, y no sabía porque el pasar tiempo con ella me puede llegar a agradar más que el tiempo que paso con los demás, incluso cuando Will me contó que le empezó a gustar sentí una especie de molestia, no estuvo bien besarla sabiendo que le gustaba a mi mejor amigo, pero no es que hacia muy bien las cosas siempre.
Apenas nos apartamos, su cara estaba roja, se notaba un pequeño nervio en ella, por ende, para calmar un poco el aire tensó que se había formado decidí hablar.
—Para ser tu primer beso no lo haces nada mal —intenté reír para calmar el ambiente.
—¿Qué sabes tu si fue mi primer beso? —inquirió enarcando una ceja.
—Tu misma me habías contando que no habías dado tu primer beso, come gomitas.
—Hablando de gomitas, voy a ir a buscar y también busco el libro, espera aquí.
Se fue hacia el interior de su casa y yo me senté mirando hacia un punto en la nada, pensando en todo a la vez.
En lo único que pensabas era en que sí te gustó.
Nota:
¿Esto del beso será solo un error? O ¿Si serán sentimientos encontrados?
Jimena P.
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Mi Vecino ©
RomanceLara es una chica de 16 años bastante reservada, nunca le ha ido bien en el ámbito de socializar por ende solo tiene a su mejor amigo Mike. Ella tiene una mala visión de los cambios, prefiere que todo este como siempre fué. Hasta que un día su madr...