5- El Lector

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Lara Scott

El resto del día se basó en presentaciones y las típicas clases, siendo honesta si me agradaron todas, siempre he sido muy atenta en todo esto de los estudios y me la pasé haciendo apuntes de todo. Por ende, no pude evitar notar que Matheo estuvo haciendo lo mismo.

En algún punto de la clase de biología en la cual me encontraba escribiendo unas anotaciones del profesor, me giré para buscar algo dentro de mi bolso cuando noté que el me estaba mirando de reojo, pero quitó su vista cuando notó que lo pude ver.

Cada vez me causaba más intriga, pero aun así seguía con un poco de pena y no sabía si estaría bien hablarle tan repentinamente. Nada me daba ni la más mínima esperanza de que pasara lo que paso con Maya, él se veía distinto.

Salimos de la última clase del día cuando recordé que mi mama quedó en pasar a recogerme y ya se encontraba en el estacionamiento esperándome, le había dicho que no era necesario y que regresaría sola, pero como siempre ella insistió.

Busqué lo más rápido que pude con la mirada a Maya y a los demás, no quería irme sin despedirme. Y les iba a decir que, si iría a su casa, no estaba muy convencida, pero lo iba a intentar después de todo.

—Maya —dije un poco apresurada —. Ya debo irme, pero más tarde iré a su casa —articulé esta vez hacia Marcus y Matheo.

—Oh, está bien, no hay problema.

Me despedí y me subí al auto en el cual solo saludé a mamá y el silencio abundó entre ambas.

Se me estaba haciendo extraño el hecho que no haya dicho ninguna palabra aparte del saludo, pero eso no duró mucho ya que minutos después empezó a hacerme preguntas, sobre todo.

Ya parecía que no era Liz.

—¿Qué tal tu primer día? —me preguntó sin despegar la mirada del camino.

—Pues bien, extrañamente bien, que, por cierto —hice una corta pausa —. Te iba a preguntar si hoy puedo ir a casa de los vecinos, Marcus y Matheo. Estamos en la misma clase.

—Espera —su cara se convirtió en una de sorpresa toral —. ¿Lara Scott haciendo amigos el primer día y yendo a visitar a alguien? Al parecer el cambio no fue tan malo como creías cariño.

Negué con la cabeza, pero la diversión al ver su sorpresa era notoria en mí —. Tengo que empezar a conocer más personas si voy a pasar bastante tiempo aquí ¿No?

Ella solo asintió y siguió conduciendo tranquilamente.

Decir que mamá estaba feliz era poco, le había agradado mucho que estaba llevando esto bien. Llegamos a casa y Luna ya había hecho el almuerzo, comí y luego subí a mi cuarto para darme una larga ducha.

Cuando salí del baño me coloqué un top negro junto con unos pantalones de jean holgados, una chaqueta blanca y unos tenis del mismo color que hacían juego con toda mi ropa.

Me miré en el espejo de cuerpo completo el cual se encontraba en mi cuarto, mi cabello negro suelto y se formaban unas pequeñas ondas en la parte baja. A pesar de muchas inseguridades que me generaban demasiadas cosas de mí, me consideraba en cierto punto linda.

Bajé al patio y decidí ir a el columpio para leer "ciudades de papel". Lo sé, otra vez John Green.

¿Ya había dicho que era mi escritor favorito?

Antes de sentarme a leer me fijé en la hermosa vista que se veía desde allí, de verdad que era un muy lindo lugar para leer toda la tarde, pero pasó algo que me desconcertó un poco.

Escuché un ruido que venía de la casa de Matheo, me asomé para asegurarme que todo estuviera bien, pero en cambio me llevé la sorpresa de encontrar al castaño oscuro sentado en el suelo del otro lado de la cerca intentado levantarse.

Crucé la cerca y le extendí mi mano para ayudarlo a levantarse.

—¿Cómo es que te caíste? —cuestioné conteniendo una risa.

—Prefiero no hablar de eso —rió por lo bajo, y pude notar que su risa era un tanto ronca —. Venía a decirte que Maya —se detuvo un momento y sus ojos bajaron a mi libro —. ¿Estabas leyendo?

—Si, ciudades de papel de... —hice una leve pausa —. John Green —hablamos al unisonó.

—Es uno de mis escritores favoritos, al igual que ese libro. ¿Sabes? Eres la primera persona que conozco que lo ha leído a él.

—Digo lo mismo.

De por sí ni conozco a casi nadie.

Pensé por un momento, pero no lo dije, ya que sonaba algo que podría volver la conversación incomoda.

El se sentó en la grama del patio y yo lo imité.

—No pareces una persona que a simple vista puedas detallar que lee —tenía entre sus manos el libro mientras hablaba con facilidad.

—Tu tampoco, más bien, en algún punto llegué a pensar que eras el chico tímido y reservado, pero por lo visto no es así ¿O me equivoco?

—Me han dicho mucho que suelo dar esa impresión, pero realmente no es nada así —me miró fijamente a los ojos y pude detallar esos hermosos ojos café, ya que se encontraba muy cerca de mí —. El caso aquí es que muchas veces las personas suelen equivocarse con lo que piensan de otras a simple vista.

—Realmente sí —intenté separarme un poco de él, ya que esa cercanía comenzó a ponerme un poco nerviosa.

No sé cómo, pero fácilmente pudo descifrar ese hecho, así que se levantó dejando de lado el libro que antes estaba en sus manos y pronunció.

—Te venía a decir que ya Maya está en mi casa, entonces era para preguntarte si querías venir.

—Si claro ¿Por qué no?

Extendió su mano para poder levantarme, y pude notar como alzaba la comisura de sus labios en una leve sonrisa. Me guio por la puerta que estaba entre la cerca y por allí nos fuimos a su casa.

Nota:

¿Quién diría que Matheo también leía y tenía los mismos gustos que Lara?

¿Será que Lara conocerá más a Matheo o dejará su curiosidad hasta aquí?

Quiero leer sus opiniones :D

Jimena P.

Mi Vecino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora