Corazón viudo.

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Búscame en tu estrella favorita, estaré ahí para ti como lo estuviste para mi todo el tiempo en que duró nuestra relación. Nos volveremos a encontrar en algún momento, pero está en tus manos esperarme y se que lo harás ,porque me esperaste antes. Y yo te esperaré y lo sabré, por qué nuestras almas se conocieron al fin, desde ahora volver a encontrarnos será la parte más fácil. Esparce mis cenizas en una colina como te conté un día. No quiero que alguien me tenga encerrada en un jarrón horrible en la sala de su casa.
Quiero terminar de liberarme, quiero ser libre para poder volver con fuerza a tus brazos.
Solo espérame Carlisle, te amo y te amaré por siempre.

Había leído esa carta más de 20 veces desde aquel día, 13 de Febrero. Decidí hacer lo que me pidió, aunque en realidad no fue una manera muy civilizada de hacerlo. Tuve que robar sus cenizas desde la casa de su hermana, ella no sabía nada de Esme. Intenté buscar el collar para guardármelo pero no logré encontrarlo.

Viaje hasta una colina que había cerca de mi casa en el bosque. Esperé sentado junto a un árbol el atardecer. Como deseaba poder cerrar los ojos y que todo fuese una maldita pesadilla.

-Te amo. -Murmure abriendo la pequeña urna dorada dónde guardaba sus cenizas.

Miré al horizonte y el sol estaba por esconderse, era el momento perfecto. Una brisa cálida me pegó por la espalda y dejé ir las cenizas con el viento. Se fueron danzando y desapareciendo de mi vista. Era el fin. Ahora solo quedaba su carta y sus palabras que retumbaran en mi cabeza cada día.

Volvería a ser el vampiro solitario. Sólo que ahora con un corazón viudo...

Estuve en el lugar por 3 días y no me arrepiento de haberlo hecho. Vi los amaneceres y atardeceres más hermosos y pude botar mi tristeza contenida cuando la lluvia me caía por horas. Pero el sol salió también. Aunque mi delirio por revivir a Esme de alguna manera me siguió por años.

Al principio entraba en su departamento para poder tocar sus cosas, inundarme de su aroma que estaba inmortalizado en sus almohadas. Pero su familia decidió desalojar el departamento. Así que antes de eso me llevé sus pinturas, una camiseta y sus pinceles. Eso me serviría por unos años. Y bueno, así fueron los años más difíciles. Me escondí en mi casa por un tiempo sin volver a trabajar. Cazaba de vez en cuando y me preocupaba de recordarla cada día. Odiaba sentir que mi mente la intentaba de ignorar.

Y es que no quería salir de ese día, su último día, 10 de Febrero del 2010. El peor día de mi vida.

En el 2020 decidí irme a un pueblo cercano donde necesitasen un doctor. Quería ayudar lo más posible a personas que no tuviesen ayuda médica 24/7. Y me fue bien consiguiendo el empleo, me instalé en una cabaña junto a un bosque para alivianarme la carga de mi dieta.

El pueblo tenía una población vieja pero con muchos niños. Lo que me tenía ocupado en enfermedades crónicas y caídas o fracturas. Me sentía estable emocionalmente y luego de mucho una enfermera me sacó un par de risas.

Pero Esme seguía en mi corazón. Ella se había apropiado de mi existencia guardándose dentro de mi con llave. Cuando llegaba a mi casa lo primero que hacía era tomar su camiseta y olerla hasta sentirme peor de lo que estaba. El tiempo no estaba curando nada. Me sentía igual de destrozado como el primer día sin ella.

Pasaron un par de años más en ese pueblo. Pronto se empezó a hablar de mi presencia y de mi estado de soledad. Y es que no tenía ningún amigo ni pareja para acompañarme.

Pedacito de infierno. /CarlisleyEsmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora