Cuidándote.

57 7 3
                                    

Al día siguiente seguía sintiéndome pésimo, incluso peor. Me dolía tragar y el cuerpo me pesaba el doble para moverme. No sentí cuando Carlisle se fue pero me dejó una nota pegada en la pantalla del notebook.
"Volveré cuando tus padres no estén"
Nunca había deseado tanto que mis padres se fueran. Pero a la vez me sentía terrible, no quería verme tan pálida y enferma.
Eran las 10 de la mañana y mis padres estaban en sus trabajos, encontré desayuno en el microondas y una nota que indicaba donde estaban los medicamentos que me recetó Carlisle.
Mientras desayunaba se me vinieron a la mente las palabras de Carlisle, "te amo". Sonreí como boba y me atraganté por los nervios.

-Que tonta- Apenas dije tratando de respirar con normalidad. Deje de lado el sándwich de queso y bebí el batido de plátano rápido.

Toque la pantalla de mi celular para ver la hora, presentía que Carlisle llegaría en cualquier momento, quizá estaba en mi cuarto esperándome. Dejé todo y caminé rápido con el corazón acelerado. Estaba ansiosa por aprender más cosas de él y avanzar en nuestra confianza, quizá pronto nos besaríamos nuevamente. Extrañaba la sensación en el vientre.
Ese último pensamiento me hizo subir las escaleras más despacio.

¿Y si quedó embarazada? O peor ¿Y si no quiere llegar a nada más?

Llegué a la habitación y abrí la puerta. Mi cara de incertidumbre le quitó la sonrisa de los labios.

-¿Ocurrió algo? -Dijo y se levantó de la cama.

-¿Que ocurriría si me embarazo? -Dije adentrándome en el cuarto, me senté en la cama y el me siguió de inmediato.

-¿De mi? -Dijo sin entender nada. -No estoy seguro, ¿Esme quieres tener hijos?

Por un momento ambos nos miramos asustados, yo no sabía que pensar, mi inconsciente me estaba asegurando que Carlisle me mordería y terminaría siendo como el, pero a la vez estaba la duda de su decisión al respecto. Muchas dudas me estaba estresando y dando ansiedad.

-Esme, estás entrando en pánico, abriré la ventana para que puedas respirar un poco mejor.

Carlisle no necesita respirar, no come, no duerme, bebe sangre, su corazón ya no palpita, su piel es como porcelana congelada, sus ojos...

Desperté mirando al techo, sentí sus manos frías tomando una de las mías. Estaba un poco mareada y sedienta. Gire la cara hacia él y me volvió el pánico. Quite sus manos e intente respirar pausadamente.

-Esme, por favor dime qué sientes.

-No se si pueda, Carlisle, estoy asustada, pensé que podría asimilar lo que eres, pero me cuesta demasiado.

Cerré los ojos y la angustia me llenó el pecho, el llanto silencioso me humedeció la cara de inmediato. Guardamos silencio un rato, tenía miedo de mirarlo, temía ver un rostro enojado.

-¿Quieres que me vaya para siempre? Si es así, créeme que lo entenderé, podré seguir sabiendo que estás bien.
Me tomé unos minutos para relajarme y recuperarme del repentino desmayo. Me había ocurrido hace unos años cuando me enteré del fallecimiento de mi abuela, fue un momento muy duro.

Lo miré detenidamente y me senté despacio en la cama. Tomé su brazo y subí la manga de su camiseta. Analice su piel, la acaricie sintiendo la textura. Quería conocer cada detalle de su existencia como vampiro y lo que lo hacía sentir como humano aún.

-Mi corazón late fuerte cuando te pienso, mi cuerpo se pone en alerta, comienzo a sudar más de lo normal cuando estás aquí, necesito saber que es lo yo provoco en ti, como es que sabes que me amas y necesitas si ni siquiera necesitas respirar.

Sonrió y miró a un lado.

-Carlisle necesito que seas sincero conmigo, quizá solo amas el recuerdo de la otra Esme, quizá no soy la que te cautivó o quizá...

-Amo los latidos de tu corazón, amo tu aliento tibio, amo que sonrías dormida, amo como con solo pensar en venir y subir a tu ventana la ansiedad me invade con miles de corrientes por el cuerpo, amo pensarte todo el día sin descanso, amo la dependencia que tengo con el aroma de tu sangre... Esme, se que te cuesta asimilar lo que soy y toda esta historia, pero si me permites, estaré todos los años que sean necesarios a tu lado para que puedas amarme de esta manera. Puede parecer extraña y sin sentido, pero se que puedo amarte tanto como esperarías de un humano. No tengo más motivos para seguir en esta vida tan larga que me ha tocado.

Lo miré fijamente analizando su mirada suplicante, debía ceder y dejar que mi corazón libere a mi mente juzgadora. Con una mano acaricie su mejilla y con la otra tome su mano.

-Me bastaba con que dijeras que piensas en mi en la ducha- Dije casi murmurando.

Nos reímos como nunca, verlo feliz me provocaba una sensación de paz inmensa. Mire sus labios y me tomé la libertad de intentarlo. Lo besé de manera grotesca y ansiosa, ya no quería esperar a que él diera el paso. Entreabrió la boca para embestir mi boca y lengua, pero mis manos querían examinarlo de manera más profunda.

-Cuidado con esas manos, no querrás que cumpla las ensoñaciones que tengo en la ducha. -Dijo contra mi boca.

-Entonces cumple las mías, te lo ruego- Murmure y abrí los ojos avergonzada de lo que acababa de decir.

No puedes rogarle, estupida. Pero esa sensación en el vientre es tan adictiva...

-Esme, debes descansar un poco- Dijo contra mis labios. Me separó dándome pequeños besitos.

-Es verdad, me siento algo mareada aún.

Unos golpes en la puerta de la entrada nos alertó. Luego mi celular comenzó a vibrar, Carlisle lo buscó con la mirada y apenas lo encontró camino para tomarlo y pasármelo. Era Olive.

-Es mi amigo, mis padres debieron haberle avisado que me sentía mal. -Dije y corte la llamada. Le envié un mensaje diciendo que me dolía la garganta para hablar.

-¡Esme, vengo preparado para cuidarte toda la tarde!- Gritó desde afuera y me tape la cara con ambas manos.

-Si quieres puedo solucionarlo- Me dijo Carlisle, tomó el celular y lo dejó de lado. - Si quieres que él te cuide puedo irme pero si prefieres estar conmigo bajaré y le diré que no estás disponible.

Me quite las manos de la cara y deje la mirada fija a la ventana. Presentía cierto celo en sus palabras, quizá hasta demostración de dominancia hacia Olive. No me molestaba. Por un momento incluso me excito.

-Hoy quiero estar contigo- Hablé bajo. Agarre su camiseta negra en la zona del vientre y lo jale un poco. Él estaba de pie por lo que me miraba había abajo sin entender. -Quiero estar contigo en mi cama todo el día.

Mi perro no dejaba de ladrar. Carlisle sonrió y asintió. Lo solté y salió de la habitación. Si pudiese hacer crecer mis oídos ya sería Dumbo. Oía cómo bajaba las escaleras y tranquilizaba a Toby. La puerta se abrió y un silencio de 3 segundos me dio escalofríos.

-¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Esme?- Habló Olive.

-Hola Olive, Esme está en su cuarto, me pidió que te avise que no estará disponible por hoy.- Le dijo Carlisle. - Y no te preocupes, la estoy cuidando muy bien, de hecho debo subir para seguir cuidándola como me pidió.

Me tape la boca aguantando una carcajada. La puerta se cerró y en menos de 1 segundo tenía a Carlisle en la puerta de mi cuarto.

-¿Fui muy duro con el? -Me dijo entrando. -Parecía hervirle la sangre, cerré la puerta porque se fue sin decir nada.

-Tuvo que haber sido muy extraño para el, no le he hablado de ti a nadie, solo mi mamá sabe de mis sueños y dibujos.

Se sentó en la cama y yo me recosté de lado esperándolo. Terminó recostado de lado mirándome fijamente y me sorprendió con un corto beso. Tenerlo tan cerca me provocaba dos cosas, una paz inmensa o un deseo fulminante por tenerlo lo más unido posible...

Pedacito de infierno. /CarlisleyEsmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora