Volver al infierno.

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Con William habíamos empezado a tener mucho más contacto desde que me convirtió. Existían los besos durante el día y el sexo durante la noche. El primer beso fue cuando nacieron los gemelos Andrew y Frederic. Y la primera vez que tuvimos sexo fue una noche en donde me preparó una velada romántica en el bosque. Llevábamos varios meses solo besándonos por lo que se dió la oportunidad de intentar llegar a algo más. Y lo fue del todo, pero más desenfrenado de lo que me hubiese imaginado.
No amaba a William, pero si amaba a William papá , William protector y cuidador. Era lo que más me cautivaba de él. Verlo como un padre era excitante, el hombre se veía realmente cautivador haciéndose cargo de sus hijos prácticamente tiempo completo. Pero siempre tenía en mente a Carlisle haciendo lo mismo y ese tipo de pensamiento me motivaban por las noches mucho más que mirar a William.

Sabía que en su corazón estaban primero sus hijos. El siempre me agradecería por ceder y cumplir su más grande anhelo. Pero también sabía que yo significaba para él una joya. El corazón de su familia era su amada Esmeralda. Y como a todos los diamantes que tuvo en sus manos, él me robó y guardó en su cofre.
Con el paso del tiempo me gané su confianza. Ahora podía salir con mis hijos sola de paseo o excursión por los alrededores del estado. O simplemente visitábamos el lugar favorito de los niños, la heladería.

Margo y Olivia (si, llame a mi hija así en recuerdo de mi querido amigo Olive) eran unas pequeñas desastrosas. Margo de cabello marrón y rizos, con ojos verdes grandes se dedicaba a molestar a Frederic porque era el más irascible. En cambio Andrew y Olive compartían mejor. Mi pequeña Olive era una niña rubia con ojos azules, en su mirada demostraba su alma pura. Los amaba con mi alma y corazón.

Pero mi mundo perfecto y estable se derrumbó un sábado por la tarde. William estaba de viaje por 1 semana en Escocía. Me dijo que era por trabajo, no pregunté más allá porque no me interesaba saber si era algo legal o no. Nos quedamos solos con los niños por lo que decidí llevarlos de excursión al parque Stanton a 25 minutos de Roseburg. El día estaba perfecto, nublado pero en pleno otoño. Mis hijos corrían y saltaban libres por la orilla del río. La tragedia empezó cuando Frederic se distrajo mirando cómo caían las hojas de los árboles. Siempre fue torpe al caminar o correr, pero esta vez su caída significaría llevarlo a urgencias. Al caer se golpeó la cabeza con una piedra que estaba más filosa de lo normal. Mi hijo comenzó a llorar apenas vio caer sangre en su pantalón.

Entre la histeria de mis demás hijos y mi intento de autocontrol de la sed lo tomé y corrimos al auto para llevarlo al hospital más cercano. Gracias a Dios teníamos un hospital relativamente cerca. Me bajé pidiendo ayuda y mis hijos se bajaron conmigo. Andrew se encargó de cerrar el auto y guiar a sus hermanas para que me siguieran mientras yo caminaba rápido con Frederic en brazos sangrando.
El hospital era pequeño y no había mucha gente ese día así que ingresaron de inmediato a Frederic. Con mis hijos entramos al box dónde debían atenderlo. Llegó una enfermera para tomar sus datos, temperatura y presión. Nos dejó esperando y dijo que el doctor llegaría enseguida. Lo cual no fue enseguida, estuve casi 10 minutos más con mi hijo sangrando en la camilla. Cuando iba a salir abrí la puerta y me topé en seco con mi infierno.

Fue el encuentro más incómodo que pudiese existir. No tuvimos tiempo ni de asimilarlo. De pronto él estaba ahí a centímetros de mí luego de más de 10 años.

-¿Mamá? - Escuché de Andrew.

-¿Mamá?- Repitió Carlisle sin dejar de mirar mis ojos.

Yo entreabrí la boca para hablar pero no podía. Retrocedí y Carlisle me miró de pies a cabeza sin poder hablar. Existían tantas dudas por su parte y tantas respuestas por la mía que nos sentimos atrapados en un bucle.

-Yo... necesito que atiendas a mi hijo, te lo ruego, se golpeo la cabeza con una piedra mientras corría y comenzó a sangrar demasiado, yo...

Me tomó de los hombros y luego mi cara sin dejar de mirarme anonadado.

-Estás viva, necesitaba saberlo- Dijo y me soltó.

Su tacto en mi piel era cálido y mágico. Había vuelto a florecer cada duda de mis sentimientos.

-Carlisle, mi hijo, por favor ayúdalo.- Le pedí con ojos de súplica. No sabía si el accedería a atendernos después de todo lo ocurrido.

Miró a mis hijos y luego a Frederic. Se fue de inmediato a su lado para revisarlo...

Con mi hijo curado y libre de peligro nos fuimos a la sala de espera. Los deje jugando con la máquina expendedora mientras con Carlisle los mirábamos.

-Es una maldita locura, tengo tantas dudas y dolor que siento querer llorar, Esme- Dijo sin dejar de mirarlos. -Son hermosos, puedo ver en cada uno de ellos algo tuyo.

-Necesito explicarte todo, pero no puedo hoy, volveré sola. -Le dije bajo al notar que Andrew nos miraba de vez en cuando.

-¿Te casaste?

En su pregunta y en sus ojos noté la ansiedad y desesperación por escuchar la respuesta.

-No, no me casé, pero tuvimos hijos, es algo complicado de explicarte. - Dije rápido.

-No lo es, estoy seguro de eso, Esme necesito escucharlo hoy, estuve 10 años pensando que quizá estabas muerta. Te busqué por todos lados, te intenté odiar para quitarme el dolor de haberte perdido nuevamente así que no, no te dejaré ir hasta que me digas que sucedió realmente. -Dijo en voz baja pero pude escuchar su grito interior.

-William me dijo que si no me iba con el mataría a mi familia y a ti, él estaba empeñado en querer lo que tú tenías conmigo, me aseguró que me enamoraría de él. Me llevó lejos, no supe dónde viví después de 6 años cuando nacieron mis primeros hijos. Me encerró en una casona llena de lujos y me amó, me amó tanto que me confundí, yo...

-¿Te enamoraste de un hombre que te robó como un juguete?- Dijo enojado.

-No, Carlisle no entiendes, yo pasé años esperando este momento, accedí a tener hijos con él para acelerar mi única condición que fue convertirme para volver a ti. -Susurre apenas.

-Tienes 4 hijos hermosos, se qué hay mucho que explicar pero en el caso de que quiera volver a ti, tu familia está primero y se que eso lo decidiste hace tiempo. No te culpo, eres su madre, pero el padre de estos niños me robó al amor de mi vida y eso jamás lo podré superar. Nuestro camino juntos seguirá separado hasta que tú decidas cuándo volver a mi. Si realmente hubiese sido tu propósito te habrías ido de ese lugar hace años.

Por primera vez experimente la sensación de querer llorar sin poder hacerlo. Jadee por el dolor en el pecho, la angustia y llanto sin lágrimas. Estaba cansada mentalmente, quería huir de todo en ese momento y respirar. Pero no podía. Carlisle me sorprendió con un abrazo. No quería soltarlo nunca más. No quería olvidar de nuevo su aroma. Pero la verdad era que simplemente aún no era el momento de ser felices juntos por el resto de la eternidad...

Pedacito de infierno. /CarlisleyEsmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora