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La actitud que profesaba aquella persona que admiraba desde niño seguía derrumbando se cada vez más frente a sus ojos, cayéndose en pedazos conforme conocía al verdadero hombre al que veía como figura paterna y familiar, quizás tal vez como un hermano, como aquel que no tuvo y que veía en el alfa a su lado. El mismo al que admiraba desde que tiene memoria y creció bajo su mando y figura pero también como un gran amigo y hermano.

Aquella figura digna y respetable estaba cayendo, abriéndole los ojos de una manera brutal, sin delicadeza ni anticipación. Nada, haciendo que la máscara de hombre leal y admirable que seguía se oscureciera y dejara ver el rostro irreconocible de una persona que jamás había conocido. Que jamás se imagino podría conocer y menos viniendo de la persona que más admiración y respeto le tenía.

El sentimiento de desilusión cubrió todos los ánimos de su ser y alfa mezclado con algo de enojo y frustración al saberse ignorante por la situación. No comprendía porque la actitud hostil y brusca del comandante Park ante la orden impuesta por el alfa líder de la manada. Una orden que no dejaba a nada que pensar ni dudar, ¿Por qué la negación del comandante? ¿Por qué se negaba a cumplir con lo pedido por el alfa líder? ¿Por qué ahora?

—  El enojo del alfa líder no cesara hasta que...

— ¡No me importa! — se asustó por el repentino grito del comandante a su lado y su constante negación ante la solicitud del líder. — Le he mandado a diez omegas vírgenes para ayudarlo, alguno de ellos tiene que satisfacerlo.

Negó con miedo ante la necedad del alfa y las consecuencias que saldrían de eso, ambos serían castigados si no cumplían con la orden del líder; una orden clara.

— ¡Lárgate! — su alfa se encogió en su interior al escuchar la voz de mando del alfa líder provenir de sus aposentos, trago con dificultad la saliva que en algún momento se acumuló en su boca escondiendose detrás de las escaleras cuando escucho el fuerte estruendo de la puerta ser cerrada de golpe.

Unos sollozos audibles le acompañaron seguido de pasos rápidos y torpes bajando de las escaleras.

Miró al comandante Park esperando alguna orden del mismo y salir en busca del Omega que solicitaba el alfa líder. El aroma a furia fue totalmente percibido por su alfa que agachó las orejas ante el poder del hombre frente a él.

La novena Omega que llevaron ante el líder bajó el último escalón temblando de miedo y con el llanto desgarrador en su rostro, la ropa mal acomodada y luchando por colocarla en su lugar.

Bajo la mirada al suelo no queriendo ver más a la pobre Omega que había sido rechazada por el alfa líder, la novena mujer que sacaba a paradas de sus aposentos sin una justificable razón, no expresada con palabras pero si con sus acciones negativas para con todas las Omegas que llegaron con el.

— Trae a la otra Omega.— la orden del comandante Park le congeló el corazón, debió haber escuchado mal. El comandante debió haber mandado por el Omega Kim, no por otra Omega que no era lo que solicitaba el alfa líder.

— Esa no fue la orden del alfa líder.— refutó saliendo detrás de las escaleras con algo de seguridad sabiendo que podía ser reprendido por el hombre frente a él.

— No mandaré por ese Omega.— inquirió el comandante con seguridad y firmeza en sus palabras, tan necias como lo era el.

— El Omega Kim es del alfa líder, ¿Por qué se empeña en querer todo lo que nuestro líder toma? Puede conseguir a cualquier otro Omega de la manada si así lo desea, incluso de alguno de los aliados. ¿Por qué ese Omega que ya fue tomado por el líder? — interrogó decepcionado mirando al comandante esperando una respuesta razonable del hombre que creyó intachable por años.

El Omega del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora