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Con el corazón latiendo fuertemente en su pecho llevo sus manos temblorosas al picaporte de la puerta, empujándolo con miedo y nerviosismo por lo que podría sucederle una vez que entrara.

Su Omega estaba molesto, asustado y nervioso al saberse de nueva cuenta ante la presencia del alfa líder.

Sus piernas casi se doblegaron al percibir aroma a celo del alfa líder azotar con fuerza sus sentidos olfativos, alterando a su pobre Omega que solo pudo bajar la cabeza y presentar la panza en signo de sumisión ante el dominio del alfa en la habitación.

Su cuerpo empezó a sudar y a calentarse de una manera exorbitante que temió desmayarse allí mismo, su corazón latiendo desbocado en su pecho y sus fluidos prerandonse para lo que sabía iba a suceder.

Se adentro con miedo, asustado por saber que tendría que ayudar al alfa líder a apaciguar los colores y dolores por lo que durará su celo aunque no quisiera hacerlo.

Omega — un escalofrío tortuoso recorrió su cuerpo; de pies a cabeza al escuchar la voz de mando del alfa líder, de manera clara y necesitada provocando que sus piernas temblaran ante ello y su Omega se encogiera en su interior, sumiso.

No supo en qué momento ni como el alfa líder lo rodeo con su cuerpo, aprisionando lo con su aroma a roble con toque de tierra mojada, dominante y su cuerpo fornido y más grande de lo normal, caliente como si de un bracero ardiendo se tratará.

Respiro el relajante aroma a su alrededor percatandose de que esté tenía unos toques de otros aromas dulces y empalagosos, haciendo que su Omega gruñiera de enojo y decepción, con una pizca de negación ante los deseos del alfa.

— Suelteme. N-no quiero que me toque.— con toda la fuerza que sabía no tenía en su cuerpo empujó al alfa líder de su cuerpo, alejándolo lo más que pudiera para no respirar aquellos aromas distintos a él.
Eran mínimos pero perceptibles para sus sentidos sensibles ocasionados por el celo del alfa.

— ¿Te estás escuchando Omega? ¡No puedes rechazarme! — sintió sus ojos llenarse de lágrimas de miedo e impotencia al saber que era verdad. Que como Omega de la manada no podía negarse a lo que el alfa líder quisiera hacer con él. Más aún porque ya había sido tomando tiempo atrás.

La figura imponente y fiera del hombre frente a él le causó arrepentimiento y miedo al recordarse que había hecho enfurecer a un alfa durante su celo pero su Omega se negaba a dejar que el alfa líder lo tocará teniendo esos aromas de otros Omegas.

Tal vez de aquellos a los que les hizo lo mismo que a él.

— N–no quiero que me toque. — susurro apenas, casi inaudible, sin fuerzas ni coraje para afirmarlo.  — No quiero.. que me toque. ¡Suelteme!— grito cuando sintió la mano áspera y firme del alfa en su cintura apegando lo a su cuerpo sin delicadeza, de manera brutal.

— ¿¡Por qué?! Sabes que no puedes rechazarme ahora que eres el Omega que escogí para tener a mis cachorros.— gruño el alfa sin soltarlo, apresandolo con sus fuertes brazos.

Su respiración se atoro en su garganta al sentir el aliento caliente del alfa en su cuello, pasando por su barbilla: dejando marcas y lamidas a su paso sin delicadeza.

De manera áspera y sin cuidado.

Dejo escapar de sus labios un jadeo de sorpresa al sentir su cuerpo caer sobre la cama de manera brusca, teniendo el cuerpo contrario sobre el suyo, aplastandolo, apresandolo sin una salida de la cama, inmovilizando su cuerpo sin darte oportunidad de lucha.

Su pequeño cuerpo quedó apresado bajo el pesado y fuerte cuerpo del alfa, inmovilizando sus manos por arriba de su cabeza con el alfa en medio de sus piernas.

El Omega del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora