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Sentía el corazón latir fuertemente contra su pecho, las pulsaciones en su corazón seguían fuertes y sonoras en sus oídos, su cuerpo caliente y sudoroso punzaba aún, el calor seguía en su cuerpo a pesar de que ya se encontraba solo y sin la presencia del alfa líder en la alcoba.

Sus piernas débiles trataron de sostenerlo evitando de esa forma caer, la mitad de su cuerpo seguía desnudo y lleno de fluidos que su propio cuerpo segrego y los que el alfa líder dejó en él. Su interior seguía húmedo y algo punzante pero conforme los segundos pasaban parecía que esa sensación se hacía menos. El aire entrando por la ventana ayudo a no sentirse tan húmedo y sucio pero sabe que necesita lavarse para sacar todos los fluidos de su cuerpo.

¿A quien hablar?

¿A quien podría llamar para pedir ayuda?

Desconocía todo de la casa en la que estaba o si podía pedir ayuda a alguien dentro del lugar.

¿Debía esperar de esa forma hasta que llegara el alfa líder para pedirle ayuda?

¿Sería apropiado salir de la alcoba semidesnudo?

Sentía demasiada vergüenza el siquiera pensarse que estaba desnudo en una casa que no era la de su familia, se encontraba vulnerable y asustado, a pesar de tener la autorización del líder para permanecer ahí. 

¿Qué podía hacer?

Con pasos temblorosos se acerco a la cama esperanzado en cubrir su cuerpo con las sabanas de la misma, al menos con ellas podía cubrirse un poco y dejar de sentirse tan expuesto, independientemente de todo lo que el alfa líder hizo con su cuerpo y de las tantas formas en que lo tomo, demasiado para siquiera pensarlo y recordarlo, todo su cuerpo recordaba todas y cada una de las caricias dejadas en él, las marcas moradas eran recordatorio vivo de esos encuentros. 

Se cubrió con las sabanas frías incomodando su sensible piel pero al mismo tiempo encontrándolo agradable, el roce de la tela con su piel le tranquilizo, al menos de esa manera se sentía seguro y mejor. Con nostalgia y remordimiento observo su ropa hecha trizas en el suelo odiando su tonto comportamiento, si tan solo no se hubiese comportado tan tontamente quizás este momento tendría su ropa intacta. Desconocía la razón por la cual su omega reacciono de manera descuidada y celosa, jamás le había sucedido, desconocía que su cuerpo y mente podrían reaccionar de esa forma, ahora lo sabia por lo que debía cuidar sus acciones y sus pensamientos para evitar problemas futuros con el líder. 

— ¿Puedo pasar?— aferrándose a las mantas sobre su cuerpo se escondió en ellas al escuchar la puerta abrirse y de ella entrar una omega de unos cuarenta años, se encogió de miedo y vergüenza al saberse expuesto a los ojos de una desconocida. —Soy Mina la encargada de la casa del alfa líder, él me pidió que lo asistiera en si ausencia.

Desconfiaba de lo dicho por la omega pero no podía darse el lujo de rechazar la ayuda de esa mujer, aunque quisiera y le tuviera miedo y vergüenza. Pero sin duda lo dicho por ella le sorprendió, no le paso por la mente el que el alfa líder se preocupara por el ¿Era preocupación o obligación? no sabia cual de ellas era pero agradecía que al menos se haya acordado de el y de su situación.

Bajo las sabanas de su cuerpo cubriendo sus piernas para mirar en dirección a la omega que le miraba con curiosidad y algo extrañeza en su mirada, sus manos sobre su estomago y el largo vestido azul cubría toda su figura, una larga trenza de cabello descansaba sobre su hombro derecho, bien peinada y con algunas canas blancas en ella dejando a la vista los años que le llevaba por delante.

—Mi nombre es Taehyung... — se presento levantándose con cuidado de la cama, escondiendo su figura en las sabanas.

—Es un gusto, ¿Necesitas un baño? — Asintió con vergüenza al bajar la mirada y observar sus pies desnudos sobre la madera del suelo.

— Sígueme.— con timidez y la vergüenza pintando su cuerpo de pies a cabeza siguió a la Omega quién marcaba pasos firmes y ágiles sobre la madera del piso por delante de él quien trato de seguirlos, en cambio, a pasos lentos mientras arrastraba la sábana alrededor de su cuerpo.

Sus mejillas de tintaron de rojo fuego al bajar a la primer planta, siendo observando por dos centinelas, dos alfas. Su Omega se encogió en su interior al verse desnudo y expuesto ante aquellos hombre que por ningún motivo debían de verlo en ese estado.

Sus pasos fueron temblorosos al bajar el último escalón del cual temió caer, su corazón bombeando contra su pecho dolorosamente al punto de querer salir corriendo de ahí, sentía las miradas de aquellas personas sobre su cuerpo provocandole náuseas sin razón.

— Ellos están para cuidar la casa, son de confianza.— evito mirarlos al escuchar aquello al sentirse intimidado por lo que solo avanzo siguiendo la espalda de la Omega quién abrió una puerta, casi, al fondo.

Una vez logro entrar logro respirar con más tranquilidad al verse seguro y sin las miradas de aquellas personas. El cierto era grande, con una tina enorme al centro llena de agua con pétalos de flores rojas en ella, un aroma a rosas llegaba a sus sentidos olfativos sin problema alguno.
Dos omegas más permanencia al lado de la tina con la cabeza inclinada, mirando el suelo, pero manteniendo en sus manos telas blancas para secar su cuerpo.

— El agua está tibia, puede entrar a la tina.— ¿Debía entrar? ¿Debía desnudarse delante de otra persona que no fuera el alfa líder?

Miró sin saber que hacer nuevamente a la Omega mayor quien asintió con un movimiento de cabeza dando a entender que estaba bien.

Con miedo y timidez lo hizo, dejando la sábana sobre el suelo de madera, mientras se metía al agua tibia con pena y vergüenza.
Un gemido placentero de y gustoso salió de sus labios, inconcientemente, al sentir el agua mojar su cuerpo, refrescar su piel sensible y lastimada por las manos y acciones del líder.

El agua clara le causó placer al sentirse fresco y limpio olvidando por un momento el hecho de que tenía a tres omegas más dentro del cuerpo de baño.

No pudo evitar asustarse y brincar del susto al sentir pasar por su espalda manos extrañas a la suya, quiso gritar, correr y esconderse pero no pudo hacer nada al mirar a la Omega mayor dar órdenes de que lo limpiaran con cuidado, evitando ser bruscas con su sensible piel.

— Debemos aplicar pomada después del baño.— no sabía si la Omega se refería a los moretones en su cuerpo o a la marca en su cuello pero su rostro preocupado le asusto un poco. — El alfa líder acaba de meterse en problemas.

Bajo la mirada con tristeza y vergüenza al saber a que se refería la Omega mayor, cayendo en cuenta que la marca sería un problema demasiado grande para todos.

Una marca de un líder en un Omega no era posible. No era correcto.

La tristeza de su realidad bajo todas sus ganas de protestar y de vergüenza al ser lavado y vestido por aquellas omegas, solo tenía cabeza para pensar en su vida sin otro destino y lo que le esperaba por ser el Omega gestor de los hijos del alfa. Una vida sin muchas cosas como le hiciese gustado tener.

Paso la tarde recostado en la cama, con sábanas limpias y lágrimas en los ojos en la espectativa de lo que le deparaba el destino, triste y con el corazón roto.

Tal vez si destino no fue para hacer cosas de las que sentirse orgulloso.

El Omega del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora