A veces no basta con solo observar al cielo y pedir un deseo, ¿Sería fácil no? Que con un chasquear de dedos todos nuestros problemas tuvieran solución inmediata.
Eso solo pasa en los libros de novelas fantasiosas, pero esta es la vida real y serena está esperando un hijo del padre de su mejor amiga, estaba sobre sus hombros destruir una familia, ganarse el odio de su mejor amiga quien la había apoyado tanto, con quién había compartido tantos momentos buenos y malos, quien nunca la había dejado sola, ni si quiera cuando la dejó instalada en la cama de su apartamento prometiendole que volvería con comida después de clases y le cumpliria todos sus antojos. Incluso dejó un beso en el abdomen plano de la rubiecilla hablando incoherencias y jurando que todo iba a estar bien.
Serena estaba arrepentida y agradecida a partes iguales...
Y es que se arrepentía tanto, de haber empezado ese juego donde obviamente salió perdiendo, ella quiso jugar con fuego y terminó quemándose de manera viceral.
Estaba en ese punto dónde el dolor emocional se empezaba a volver físico y cada parte de su ser dolía.
En la soledad de su habitación pudo meditar con más calma toda la situación, amaba a Diamante con todas las fuerzas de su ser, pero estaba conciente que el hombre no la había escogído a ella, para ella las razones de su ex amante eran todas válidas, nunca le prometió nada ni ella había puesto límites antes.
Quizá podría decir que estaba hasta feliz, en cierta forma que el destino le estaba dando la oportunidad de llevar un hijo de ese hombre, no le molestaba la idea, en su itinerario no estaba la idea de ser madre tan joven, pero si contra todo pronóstico ese niño estaba dispuesto a venir al mundo, ella estaba dispuesta a darle todo el amor que estaba en su corazón para él o ella.
Pero habían otros detalles, que no podía dejar pasar por alto.
Si el bebé nacía Diamante iba a estar a su lado y iba a destruir a muchas personas a su paso, y ella no estaba dispuesta a ello.
Solo bastó una hora para arreglar lo poco que e llevaría, con una camiseta, short, tenis y un chongo recogiendo su cabello, tomó sus cosas, apagó su celular y se dispuso a emprender el viaje que tanto estaba necesitando.
Cualquiera que la viera no la reconocería, no traía ni pizca de la chica coqueta y glamurosa que era siempre, sus gafas oscuras ocultaban sus hinchados ojos, y la falta de maquillaje hacia relucir sus pequitas y lunares.
No podía importarle menos.
Le dolía dejar todo así pero no podía dejar del lado el pensamiento de que la distancia pondría todo en orden.
Un pensamiento cobarde, pero no quería lidiar con todo, ella estaba dispuesta, de hecho estaba tomando parte de su responsabilidad colocándose los pantalones de niña grande, se haría cargo de su hijo, pero no causaría más estragos.
Se sentía tan dañina, que su mejor opción fue dejar todo atrás, pidiendo perdón en silencio mientras se subía al avión con rumbo a Florencia.
El vuelo tomó sus horas correspondientes, las mismas que le permitieron caer en un sueño profundo sin si quiera despertar, solo hasta cuándo una azafata muy amable le dijo que el avión había aterrizado y debía bajar del mismo.
Cuando pudo ver de cerca el jardín lleno de rosas rojas de su madre, Miles de sentimientos afloraron en sus entrañas, y no se había dado cuenta cuanto los había extrañado.
Ciertamente esa no era la vivienda fija de sus padres, pero todos amaban estar aquí tanto tiempo como podían, la paz y la tranquilidad que obtenían en la cabaña a las afueras de la pintoresca ciudad le llenaba el corazón de nostalgia y el amor que necesitaba.
Cuando Luna, su madre abrió la puerta, la observó entre sorprendída y preocupada, pero no dudó en darle un abrazo lleno de calidez que hizo de nuevo llorar a la Rubia.
Serena contó todo en medio de lágrimas mientras estaba echada en las piernas de su madre y ella le acariciaba los rubios cabellos.
Su padre Artemis, solo podía pedir perdón por no estar ahí con ella cuando más lo necesitaba. Nadie la juzgó, nadie la señaló, solo le dieron el apoyo que ella tanto necesitaba. Y por un momento después de todo el caos ella pudo encontrar calma.
Por otro lado, Rei entró al apartamento de su mejor amiga horas después de haberla dejado acostada descansando, digitando la clave que se sabía a la perfección, pero no había nadie. La pelinegra revisó el lugar dándose cuenta que faltaban algunas cosas,.entre ellas la maleta de viaje rosa, que había usado la rubia en su última vacaciones juntas. Dándose cuenta que se había ido, y sin dejar ni una nota, sin dejar rastros
Obviamente Rei había llamado a los padres de la rubia, pero estos habían dicho que no estaba con ellos, que ella los había llamado diciendo que haría un viaje y que después se comunicaba con ellos.
A la hora de la cena, Rei no podía estar más triste, y preocupada, su alma gemela se había ido y no había confiado en ella para decirle a dónde, o peor, no sabía que estaba pasando por la cabeza de su mejor amiga y quería que estuviera bien. Solo la voz de su madre la sacó de su carril de pensamientos.
--¿Vas a comer o solo te vas a quedar ahí jugando con la comida?.
--Serena se fue-- fue lo que respondió aún picando la comida en su plato. Diamante que estaba al otro extremo de la mesa detuvo el viaje del tenedor a su boca cuando escuchó lo que dijo su hija.
--Ya era hora, mis oraciones al fin dieron frutos-- fue lo único que alcanzo a decir Neherenia antes de que fuera interrumpida por su esposo.
--¿Cómo que se fue? Ella está embarazada, ¿Sabes a dónde fue?-- Rei lo miró sorprendida ante la preocupación de su padre.
--No, no sé dónde está solo se fue, me di cuenta cuando llegué a su apartamento y faltaban cosas, pensé que había Sido un robo pero su maleta no estaba, papá... Estoy preocupada, no se dónde está, no se si está bien.
Toda palabra, fue silenciada cuando un mensaje llegó al celular de la pelinegra:
Te amo, estoy bien, no te preocupes por mi, hablaremos cuando pueda.
El remitente obvio era serena, pero cuando quiso llamar, el celular sonaba apagado nuevamente.
--Es serena, me dice que está bien, que no me preocupe-- Las lagrimas se deslizaron por las mejillas de la joven y su padre no dudó en levantarse y correr a su consuelo arrullandola.
--tanto drama por qué se fue, debes agradecer que dios te la quitó del camino, quizá de quién está embarazada.
--Neherenia, callate-- fue lo único que dijo Diamante en un tono que no permitiría quejas ni reclamos, y de verdad se mordió la lengua para no gritarle a la mujer que ese hijo era de él, no lo dijo solo por su hija que no merecía enterarse de una forma tan baja.
Esa noche después de la cena, Diamante fue al apartamento de su rubia con la esperanza de encontrarla, pero tal y como dijo su hija, solo lo recibió un apartamento vacío, y ahí, en medio de una cama vacía que aún conservaba el perfume de la mujer que amaba, lloró.
Que les digo ¿Hola cómo están?
Creo que he vuelto, espero les guste, comenten y voten para que no vuelva a irme mil años... Dejénme saber si opinión sobre la historia y correcciones después ...

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Daddy issue
Fiksi Penggemarserena es la nueva mejor amiga de Rey, se conocieron en primer semestre de la universidad cuando sus carreras coincidieron... Ellas de verdad eran muy buenas amigas, junto a los demás chicos, y su novio Seiya... pero con la tensión y el deseo entr...