Daddy issue

segundo deseo

Los seres humanos somos expertos en justificar nuestros errores, pensamos y pensamos hasta que llegamos a la conclusión de que todo lo que pasa en nuestra vida es por qué una especie de Dios sobrenatural así lo quiso y pues quienes somos nosotros para contradecirlo.

Cuánta mentira.

Decimos que no somos culpables, que no  creamos los escenarios con premeditación, pero ahí están serena y Diamante que por gracia del destino y no por qué ellos buscaron coincidir en el apartamento de la rubia se encuentra el mayor en la puerta y ella recibiendolo con una sonrisa amplia tirando en sus mejillas.

No, no por qué Rei pidió que la esperara ahí, que le iba a llevar unos apuntes a su amiga por qué no pudo ir hoy a la universidad ya que tenía una migraña fuerte
y la pelinegra tenía su auto en el taller por mantenimiento y tecnomecanica.
Su mejor amiga solo le había sugerido que le llevara los apuntes y luego su padre la podría recoger ahí ya que vivía en un lugar centrar y accesible.

Diamante solo había llegado unos, varios minutos antes, por qué él era el dueño de la clínica y solo estaba algo desocupado, ser médico es un vocación y no pudo evitar ir y echarle un vistazo a la amiga de su hija, como cualquier padre, médico y persona haría.

Más y más mentiras.

Por eso se encontraba ahí de pie frente a la puerta de la rubiecilla mientras esta lo recibía con una amplia sonrisa tirando de sus mejillas. Su cara estaba algo roja debido al dolor de cabeza pero ya se estaba sintiendo mejor.

--Rei aún no llega, pero puede esperarla dentro, ya la última clase debe estar por terminar-- se hizo a un lado para que el hombre mayor entrará a su apartamento.

--¿Cómo te sientes?-- echó un vistazo a la joven que solo portaba una camiseta unas tallas más grandes que ella con el logo de la universidad, no se quiso imaginar que llevaría debajo de la camiseta azul oscuro.

--Aun me duele un poco la cabeza, ya estoy mejor,  en la mańana temprano creí que iba a morir, estoy segura que es por qué no he dormido bien estos días, los maestros son estrictos y no nos dan tregua.

--si, Rei es un poco más relajada pero la he visto y escuchado quejarse sobre la universidad-- ambos sonrieron y Diamante echó un ojo a la sala del apartamento.

Todo estaba limpio y ordenado a comparación de lo que esperaba, pensaba que encontraría las paredes en un rosa chillón, pósters de bandas de moda y no en tonos gris, negro y amarillo, un dibujo de un gran girasol en una de las paredes del lugar y los muebles de madera y cuero que combinaban en el lugar.

--¿Quieres algo de tomar?-- la melodiosa voz de Serena lo despertó del trance en el que había caído, era un lindo lugar, uno que le transmitía paz.

--oh, no. No te preocupes solo estaba observando lo lindo que es este lugar, me transmite algo de tranquilidad.

--me alegra que le guste, cuando llegué aquí todo era paredes blancas y yo no puedo evitar pintar los lienzos blancos-- terminó de sentarse en el sofá más amplio de la sala y subir sus piernas. Aún le dolía la cabeza, estar de pie no era una opción.

--¿Tú hiciste todo esto?-- preguntó sorprendido, ¿Por qué no estudiaste artes?--. Se sentó al lado de la rubia en el sofá.

--he tomado algunos cursos pero salvar vidas es una pasión que tengo desde niña, digamos que puedo hacer ambas cosas sin ningún problema, además que utilizo el Feng shui para organizar todo y trato de que las buenas vibras siempre estén cerca de mi.

--cada vez me sorprendes más, ¿Acaso hay algo que no puedas hacer?.

--hay muchas cosas que no puedo hacer señor Diamante, pero lo que se hacer trato de hacerlo muy bien.