UNDECIMO DESEO

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¿Que tanto puede doler la ausencia de la persona que amamos?...

¿Que tanto podemos engañarnos colocando paños de agua tibia sobre un corazón que prefiere creer sus propias mentiras para no sentirse morir?

Diamante fue un tonto, se lo repetía a diario, había Sido un tonto por dejar ir lo que creyó había llegado tarde a su vida.

El amor

Ridículamente pensó que todo estaba bien, un poco de cargo de conciencia de vez en cuando, mismo que olvidaba cuando los hipnotizantes ojos de Serena lo miraban fijamente, o cuando esas piernas largas y lindas lo rodeaban empujándolo al placer infinito de sus pieles ardiendo.

Era un estúpido por querer sostener en la palma de sus manos todo lo que se le estaba viniendo encima.

Dias como hoy, dónde se cumplían 2 meses de la desaparición de Serena de su vida, estaba a punto de entrar en un colapso nervioso, obviamente estaba mortalmente preocupado por el embarazo de la rubia, se preguntaba si lo había interrumpido o seguía habitando en ella un pedacito de su amor. Pero a este punto de cierta forma egoísta no le importaba la decisión que su amor haya tomado, por qué estaba seguro que ella era una chica inteligente y haría lo mejor.

El asunto es que la extrañaba, el peso de la ausencia lo hacia extrañarla, necesitaba escuchar su risa, verla moverse por el apartamento que ahora se encontraba solo y silencioso, y a dónde iba a llorar cuando ya no podía sostener todo el caos en que se había convertido su vida.

Estuvo tentado a contratar un investigador privado, pero quería respetar el espacio de su pequeña rubia, no se sentía con fuerzas suficiente para saber su ubicación y no correr a buscarla...

La amaba ...

Siempre lo supo, pero cada día le golpea con más fuerza una verdad dolorosamente hermosa, por qué a pesar de todo no cambiaría ningún momento vivido con ella, que le devolvió a la vida.

No sé arrepentía de su hogar y sobretodo del tesoro que era su hija, pero cayendo en conclusiones amargas se descubrió en su ser una revelación extraordinaria para su pequeño y básico mundo.

El tenía una casa, una esposa que cubría las necesidades de esa casa, pero que estaba años luz de amar, su esposa no era una mala persona ni muchos menos se merecía su desamor, solo que a veces las cosas son así, la vida es así. Una brecha se había formado entre ellos mucho antes que la mejor amiga de su hija entrara en su vida arrasando con toda su moral y autocontrol, y ellos dejaron que cada día creciera más y más hasta convertirse en un abismo.

Neherenia olvidó lo que era ser una esposa, y él dejó de quejarse por qué encontró lo que creía que ya no estaba destinado para él...

El amor, en una chica rebelde y decidida, de largos cabellos rubios y curvas de infarto, siempre le encantó lo altanera que ella podía llegar a ser, y lo madura que se escuchaba cuando la situación lo ameritaba.

Él era un hombre de ciencia, pero desde hace un tiempo solo le pedía a dios que dónde sea que ella estuviera, fuera feliz, y que ojalá algún día pudiera perdonarlo por haber hecho las cosas mal.

Ahora sabe que al final del día solo quiere compartir el resto de sus días con la mujer que le robó la vida, el alma y el corazón.

Otro mes más y ya eran cuatro aproximadamente los que Serena debería llevar de embarazo, Diamante no lucía muy bien, la ansiedad e impaciencia lo estaban consumiendo, siempre que le preguntaban si se sentía bien, solo respondía que la clínica últimamente lo estaba absorbiendo y que a lo mejor se de un descanso en este tiempo, incluso se había cortado el cabello dejandolo arriba de sus hombros, pero esto lejos de no favorecerle lo hacía lucir más joven y varonil, aunque él solo lo hizo para ahorrar tiempo ya que no se sentía de ánimos para darle los mismos cuidados de antes al mismo. Incluso había tomado sesiones con la psicóloga de la clínica y su gran amiga Michiru, esta siempre le aconsejaba que tratara de colocar todo en orden diciendo la verdad y dejando que cada quien lidiara con los sentimientos que le correspondían a la ocasión y que esto al final del día solo le traería paz.

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