La temporada navideño había llegado y a serena solo le dolían sus pies hinchados, era cierto que su barriga no era tan grande pero ella era la embarazada y podía quejarse tanto como quisiera.
Faltaban unos días para la fecha esperada pero aún habían muchas cosas sin resolver, y por más que quisiera mantener la calma, la inquietud dentro de su pecho se había instalado de manera permanente.
Quería hacer las cosas bien, aunque al principio todo haya empezado de manera caótica, quería que al final todo resultara bien para todos.
Incluso para Neherenia, que aunque nadie lo dijera en voz alta, era la única víctima en toda la situación.
Salió de su carril de pensamientos gracias a una patadita que había recibido por parte de Diana, haciéndola aterrizar de manera suave.
Ella quería hacer algo, y aunque sabía que nadie se lo permitiría, estaba resuelta a hacerlo.
--¡ya te dije que estoy bien imbecil! Eres un enfermero de cuarta-- la voz de Rini la hizo sonreír, no hacia más que discutir con el enfermero Zafiro, que no hacia más que cuidarla y consentirle en todos sus caprichos.
Y Rini podría engañar a cualquiera pero no a su hermana mayor, le gustaba zafiro y esa era su forma extraña de profesar su amor, ojalá en algún momento alguno de los dos se anime a dar el primer paso.¡son un par de tontos!
Se habían mudado a una casa grande, más amplia, con un hermoso jardín y paredes en tonos pasteles, lo que la hacia lucir cálida y hermosa, ansiando que el verano llegara pronto para poder abrir los ventanales de cristal y las cortinas blancas se movieran al compás del viento cálido.
Por que ahora todo estaba helado, y la decoración navideña donde ella solo había podido dar indicaciones mientras los demás hacían todo el trabajo, hacia ver todo aun más frío.
Tenia la necesidad de estar un poco de mal genio, aunque no fuera propio de ella, los cambios de humor habían estado jugando con ella, otra razón más para fruncir el ceño y ya dejarse arrastrar por la molestia de una vez por todas.
Se levantó de la mecedora donde estaba sentada hace un rato, desde ese asiento podía contemplar toda la habitación de la pequeña Diana, todo en tonos lila y blanco, todo era sutil y delicado, hermoso y sencillo.
Volvió a cambiar de humor repentinamente al acordarse de que pronto tendría a su bebé en brazos y que sus padre prometieron ir para la cena navideña, entonces sonrió saliendo así de la habitación a la cocina, un par de galletas con te le vendría bien.
Habia tomado una decisión después de mucho pensar, así que avisando que daría una vuelta al parque de enfrente y que no quería compañía por que estaría cerca tomó su abrigo, bufanda y gorrito de lana y salió de la casa donde ahora vivía.
Diamante estaba en la clínica, si hubiera estado en casa le hubiera narrado el listado de por que no debería estar sola en las calles en esta época, con este frío y con treinta y nueve semanas de embarazo, pero él no estaba, Reí avisó venir más tarde por que aún estaba en clases, así que era el momento.
Tomó un taxi y emprendió rumbo a su destino.
--Rini, tu hermana dijo que estaría en el parque de enfrente cierto-- Zafiro preguntó aún mirando por la ventana.
--ajá ¿acaso no la escuchaste?
--es que acaba de tomar un taxi.
--¿que?, no puede ser, a donde iría-- los engranajes de la peli rosa empezaron a moverse, recordando algo que serena le había comentado hace días. --pasame el celular ¡ya!-- El pelinegro no dudó un segundo y ella enseguida marcó el número que detendría todo el caos.
Uno, dos, tres pitidos...
--Rini ¿todo está bien, serena está bien?-- la voz de diamante se escuchó a través del celular.
--Mi hermana acaba de tomar un taxi, y creo que va a casa de tu esposa.
--exesposa.
--como sea, no creo que salga nada bueno de esto, debes hacer algo, me parece peligroso que esté allá.
--voy para, no te preocupes, no creo que Neherenia le haga daño a serena-- Hablaba mientras dejaba su bata y recogía las llaves y el celular y corría por toda la clínica hasta llegar a su auto. No estaba seguro de sus palabras así que quería llegar lo más rápido posible.
Colgó la llamada y arrancó el auto lo más rápido que pudo.
...
--¿que haces aquí? Vienes a restregarme que vas a tener un hijo de mi esposo, lárgate de mi casa maldita, ni vergüenza tienes-- Neherenia escupía todo su veneno desde la puerta de entrada de su casa, solo bastó ver a serena para que la ira la inundara.
--No, señora, yo-- a la rubia le temblaba la voz mientras subía los escalones y tratar de acercarse a la señora. --yo vengo a pedirle perdón, se que actué de mala manera y merezco que me odie y me insulte, pero escúcheme, no quería hacerle daño, yo solo me enamoré.
--De mi esposo, me quitaste todo mal nacida, ¡incluso a mi hija!-- la pelinegra gritaba tanto como podía, y Serena de verdad la entendía.
--Reí la ama, la ama en serio, es su mamá y ese puesto nadie puede quitarselo, por favor, se que le hicimos daño, y no espero que me perdone ahora, pero si espero que encuentre paz en su corazón-- Terminó de subir los escalones quedando frente a frente con la mujer que sabía había dañado.
--¿sabes que me haría feliz?-- La ojiazul no tuvo tiempo de responder nada por que Neherenia ya la había empujado por las escaleras de la entrada a la gran mansión, y ante el piso resbaloso no pudo sostener el equilibrio rodando así escaleras a bajo.
Diamante solo pudo ver la escena mientras bajaba del automóvil, corriendo hacia su amada.
--Serena ¡Sere respondeme! ¿Que has hecho neherenia! Dios, amor resoondeme-- acarició la mejilla de la rubia y volvió a su rol de médico, analizando las posibilidades y reaccionando ante el sangrado de serena.
La tomó en brazos y la subió al auto sin mirar atrás, no había tiempo para reclamos la vida de las mujeres que amaba estaba en peligro, así que partió hacia la clínica ...
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Daddy issue
Fanfictionserena es la nueva mejor amiga de Rey, se conocieron en primer semestre de la universidad cuando sus carreras coincidieron... Ellas de verdad eran muy buenas amigas, junto a los demás chicos, y su novio Seiya... pero con la tensión y el deseo entr...