#13

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La primera vez que el nombre de Johnny tomó rostro para Kun fue cuando Ten cumplió un año en aquel departamento, fecha que coincidió con el primer MAMA de NCT 127.

Kun se había servido una copa de vino blanco y se había dejado caer en el sillón de la sala. Ten lo había enviado a casa luego de haber manifestado un par de veces una molestia algo punzante en uno de sus hombros, tal y como veía presentando desde que el doctor le había dado el alta tras una luxación, así que no tenía mucho más para hacer más que mirar la televisión mientras esperaba al resto. No solía gustar mucho de aquellos programas, algunas veces le hacían sentir algo mayor y un poco fracasado, pero había algo en aquellos chicos que veía en la pantalla que le hacía sentir familiaridad.

Un hombre bajito lideró todo el grupo hacia el escenario, pero Kun, incluso detrás de una pantalla, pudo darse cuenta que el joven que caminaba detrás de todos era el alfa principal de la manada, podía sentirlo, había algo en su mirada, algo en su forma de caminar, con una mano sobre espalda del hombre más alto de los cinco, había algo allí que le exponía como tal. El discurso de gratulación por el premio fue dado por tres de ellos, un joven rubio con algo parecido a una permanente, el joven que iba detrás de todos y finalmente el hombre más alto de los cinco. Kun tuvo que mirarlo un par de veces antes de darse cuenta de quién era.

Su nombre es Johnny, un omega de la compañía.

Pocas habían sido las veces que Ten hablaba de su pasado antes de llegar a China, la mayoría de ellas había sido en un estado de ebriedad deplorable, pero cuando lo hacía siempre era con una pequeña sonrisa anhelante, la cual no hacía más que brillar un poco más cuando nombraba a aquel omega, omega que había sido de cierta manera primitiva suyo. Sin embargo, esas pocas conversaciones habían bastado para que Kun se hiciera un pequeño bosquejo de cómo sería aquel omega.

Es lindo, mucho más alto que cualquiera de nosotros. Tiene ojos amables y labios con forma de corazón, rosados y esponjosos— cuando llegaba a ese punto, Ten solía sonreír y sus ojos solían volverse pequeños—. Sus manos eran más grandes que las mías y cuando las sostenía me hacía creer que nada fuera de nosotros podía lastimarnos y ¿sabes qué? Tenía razón, porque no fue nada fuera de nosotros lo que terminó por lastimarnos.

El joven omega, el hombre más alto de los cinco, Johnny, tenía un voz profunda, pero calida, tal y como Ten la había descrito una y otra vez. Sus grandes ojos almendrados me veían empañados de lágrimas, pero no dejó que ni una sola de ellas escapara de su control. Dio gracias a Dios, dio gracias a su manada que le acompañaba a cada paso que daba, al staff que siempre estaba para cuidarlo, a su familia y, por último, cuando estaba por retirarse, Kun notó que el alfa le sujetó del saco antes de sonreírle. Y Johnny dejó escapar un par de lágrimas cuando se regresó al micrófono. Otro muchacho, de hoyuelos, apuntó Kun, le tendió el premio y Johnny lo alzó en dirección de la cámara.

—Por ultimo quiero agradecerle a Ten-ssi— sus ojos reflejaban tantas cosas que Kun creyó sentirse enfermo—. Lo hicimos, Ten, te lo dije, podíamos con esto y mucho más.

Aquella sola frase se hizo viral en cuestión de minutos, porque todos los medios amarillistas querían saber quién era ese tal Ten. Kun no se molestó en fingir sorpresa cuando, una vez que todos estaban en casa, manager decidió encerrarse en su habitación. Lucas fue el primero en preguntar y Kun le tendió su móvil en Twitter se había vuelto tendencia la imagen del joven omega agradeciendo a Ten.

—Hay más "Ten-es" en el mundo ¿no? — los ojos asustados de Yangyang demostraban mucho más de lo que su broma quería mostrar.

Kun les obligó a cenar algo, incluso cuando toda la sala estaba repleta de un repulsivo olor a rechazo que oprimía su pecho y le daba ganas de llorar. No fue hasta que lavó el último plato que se dejó caer en el sillón. Su compañeros le siguieron: Lucas y Winwin se colocaron en a sus costados y Yangyang se acurrucó en su regazo, sentadonse en su muslo izquierdo, XiaoJun y Hendery se acurrucaron a los alfas. Quedaron en silencio, sin saber bien qué hacer.

Los felinos no hacían manada y quizás por eso todos los vínculos que creaban parecían tornarse más frágiles y desconfiados. Kun cerró sus ojos, sintiendo los dedos de Yangyang jugar con su camiseta, e intentó hacer su mejor esfuerzo para calmar la presión que sentía en su pecho. Tarareó suave, sin saber que hacer para no dejarse sofocar por los pequeños sollozos que sentía de parte de Lucas y los cachorros. Kun estaba enfadado, estaba convencido de que Ten tendría que estar allí para consolarlos, no para romperles el corazón. No, mentira, Kun estaba enojado consigo mismo, por dejar a un alfa ajeno entrometerse en su vinculo sin resguardar los sentimientos de sus cachorros.

—¿Kun? — cuando el beta abrió sus ojos, se encontró con el rostro el alfa a tan sólo unos centímetros del suyo.

Se veía horrible, pensó, con sus grandes ojeras y sus ojos hinchados, pero ellos debían verse peor. Miró a su alderedor Lucas había terminado acurrucado sobre el regazo de Xiaojun, mientras que Hendery y Winwin dormían a su derecha. Sobre su regazo, con su cabeza resguardada en su cuello, descansaba Yangyang. El beta miró al alfa un momento, pero sus ojos se veían tan cansados, casi tanto como los suyos, que simplemente estiró su brazo libre y Ten se apresuró a sentarse sobre su muslo libre. El cuerpo del alfa temblaba tanto que Kun le instó a recostar su cabeza sobre su hombro libre, colocando su mano sobre su espalda, acariciándola suavemente. El alfa hipaba bajito y Kun cerró sus ojos, volviendo a tararear, sin poder evitar sentir como la presión en su pecho parecía desaparecer por arte de magia.

—¿Hice mal? — preguntó luego de un rato, con su respiración algo pesada por el llanto.

Kun siguió dando suaves palmaditas en su cadera.

—¿Haces qué?

—Dejar a Johnny— completó en un suspiró triste.

—¿Te arrepientes?

—No, claro que no. Arrepentirme de esto significaría arrepentirme de ustedes y eso nunca lo haría— respondió—. Y eso hace que me sienta culpable. Lo amaba ¿sabes? ¿Cómo puede ser que lo haya olvidado tan rápido?

—Los felinos no podemos formar manadas— repitió Kun con voz suave el mantra de su manager—. Lamento no tener la respuesta a eso, por no saber cómo funciona el amor, por no comprender tus sentimientos. Lo único que sé es que se siente correcto cuando estamos todos juntos y qué, quizás, simplemente debas dejar de pensar en lo que dejaste y comenzar a planear lo que puede venir.

Ten no respondió, simplemente se recostó sobre el pecho de Kun, quedando de frente a Yangyang. Estiró una de sus manos y acunó la mejilla del omega.

La sala seguía en silencio y los suaves latidos del corazón del beta le hacían sentir en paz. Ten no podía evitar sentirse rodeado de preguntas silenciosas, pero en ese instante, como si fuera una pausa a la realidad prefirió cerrar los ojos. Los dedos de Kun seguían dando suaves tamborileos sobre su cadera, y su propia mano se había resguardado entre las manos de Yangyang.

Ten se durmió en la posición más incomoda en la que jamás había dormido, pero estuvo bien, porque la respiración de Kun le acunó hasta que el nudo en su estomago desapareció y se vio acurrucado en el aroma de sus compañeros.


Pastelito de gatito (WayV-Omegaverse-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora