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Kun sirvió una taza de té cuando escuchó al alfa salir del baño. Los pastelitos que había hecho con XiaoJun ya estaban tibios, así que le sirvió uno a su invitado. El joven le agradeció con una leve sonrisa. Kun creyó que era la sonrisa más triste que jamás había visto. Observó como el alfa contempló el pastelito en sus manos unos largos minutos, antes de atreverse a partirlo a la mitad.

Definitivamente Kun no hubiera ganado su lugar en aquella extraña familia si no hubiera aprendido a leer aquellos pequeños gestos, como el temblor de sus dedos, o la manera en que sus parpadeos parecían ser más lentos.

—Iré a dormir— anunció pasando por lado de su nuevo manager, colocando la toalla que tenía sobre su cuello, sobre su cabello húmedo—. Hablaremos mañana con los chicos sobre la distribución de las habitaciones.

Kun no recibió respuesta, pero tampoco esperaba recibirla. Cuando cerró la puerta detrás de sí, pudo escuchar los suaves sollozos del muchacho.

Desgarrador, sólo podía definirlo así. Parecía como si con cada sollozo algo en él se quebrara, se rompiera. Kun tuvo la curiosidad por saber la razón de porqué, incluso cuando le había mostrado sin querer la sonrisa más triste del mundo, sus ojos brillaban de la misma manera que lo hacían los ojos de Winwin cada vez que le recordaban lo mucho que le amaban.

Y amor y tristeza no tendrían que ser dos cosas que fueran de la mano. 

Pastelito de gatito (WayV-Omegaverse-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora