#6

742 92 8
                                    

Aclaración: lo que está en negrita/cursiva representa flashbacks.





Ten observó el pastelito entre sus manos, se sentía tibio y suave, como las mejillas de Johnny. Creyó que nunca llegaría a ser tan cursi como para recordar a su amante con algo tan simple como un dulce. Posiblemente mañana culparía a la suave esencia a naranja en la sala, pero pudo sentir como sus todas sus fuerzas se escapaban de su cuerpo.

Realmente había terminado con Johnny.




—Me gustas, hyung.




Sintió como sus ojos se empañaban e hizo su mejor esfuerzo por no llorar, porque se dijo que sus lágrimas no traerían de vuelta el cariño de Johnny. Sintió la toalla que tenía sobre el cuello caer sobre su cabello y luego el suave ruido de pasos alejándose. El muchacho le había dejado a solas.

Presionó ambos pulgares en el centro del pastelito y tiró sus manos en direcciones contrarías. La miga del dulce le saludó, tan suave y esponjosa como lo esperaba, el olor a naranja se intensificó un poco más.




—¿Estás seguro de que quieres intentarlo? No puedo darle muchas de las cosas que esperas de un omega. No quiero tener una familia hasta no cumplir mis sueños, no podemos formar una manada, no puedo brindarte ningún tipo de seguridad, podría vincularme en cualquier momento y que nos tome de sorpresa a ambos ¿por qué sigues apostando por nosotros?

—Porque te amo, hyung. No sé qué sucederá luego, pero no quiero ser un cobarde y dejarte ir sólo por miedo. No quiero eso, hyung, ya no. Quiero que luchemos por esto, mientras podamos, mientras nos amemos.

Ten nunca creyó ver tanta alegría en los ojos de su hyung hasta que aquella confesión salió de su boca. Quizás aún eran muy jóvenes y tenían muchas cosas en las que pensar. Pero aún tenían tiempo, se había dicho Ten, porque mientras sus manos se sostuvieran con la misma firmeza que en ese instante, todo obstáculo sería pequeño a comparación del futuro que crearían juntos.




Ten no pudo comprender porqué, al dar el primer bocado, no puedo sostener más sus sollozos. Probablemente era la escena más lamentable que alguna había protagonizado, porque con cada pequeño trocito de pastel que entraba en su boca, su llanto aumentaba. Porque él mismo sabía que por más que se intentara odiar a Johnny nunca podría, porque nunca existieron mentiras entre ellos, era simplemente cuestión de tiempo, pero Ten realmente había deseado que ese momento no llegara nunca. Johnny había roto su corazón, sí, pero fue Ten quien lo había dejado a su disposición para que lo hiciera.




—Te amo, lo sabes, pero creo que es momento de separarnos— Ten siempre había pensado que en ese momento habría gritos de ambas partes, que tirarían cosas o que alguno de los dos terminaría llorando, pero allí estaba el mismo Johnny del que se había enamorando, tomando su mano con fuerza, mientras no apartaba la vista de sus ojos.

—Te amo— fue lo único que pudo responder, porque su garganta estaba cerrada, pero sus ojos sólo se mostraban cansados— ¿Y cómo son ellos?

—Los amarás cuando los conozcas— susurró jugando con sus dedos—. Les he hablado sobre ti, están ansiosos en conocer al buen dongsaeng que ha cuidado de mí todos estos años.

—Deberíamos tomarnos un tiempo— agregó luego de unos minutos en silencio, mirando sus manos entrelazadas. Quizás fuera la última vez que las viera de esa forma y algo en él le pedía que por favor guardara hasta su último recuerdo, juntos.

—Lo sé.

Sorprendentemente, fue Ten quien soltó la mano de Johnny en un gesto tan lento y doloroso que era reflejo de lo que ellos mismos sentían. Ten pudo notar el cambio de expresión del omega, quien simplemente le sonrió de una manera que rozó lo paternal. Johnny fue el primero en irse, desacomodando su cabello en un gesto cariñoso, susurrándole que no hacía falta que guardara sus cosas, que simplemente las tirara.




Ten miró sus manos vacías, sin pastelito, sin Johnny. Mientras dejaba que su corazón volviera a romperse en suaves lamentos, se preguntó cuando tiempo necesitaría para dejar de pensar en hogar como aquella suave fragancia a pastelitos de naranja que desprendía Johnny al despertar ¿podría realmente olvidar su sonrisa confidente? ¿encontraría una imagen más hermosa que verse a sí mismo reflejado en los ojos entrecerrados de Johnny cuando el mayor sonreía? ¿encontraría una melodía más armoniosa que el sonido de sus risas, bajitas, confidentes, en secreto, de cuando ambos entendían algo que el resto no?



Quizás no, pero Ten estaba seguro de que Johnny no regresaría.



Ya no.   

Pastelito de gatito (WayV-Omegaverse-Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora