Capítulo 11✧

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Decir que Severus Snape estaba de mal humor al día siguiente era quedarse corto, gruñía a todo el mundo, lanzaba insultos a sus compañeros de trabajo, echaba a un cliente de su restaurante por no gustarle cómo estaba cocinado su filete. ¿Por qué? Porque es Severus Snape y siempre es un malhumorado, y se excitó pensando en Hermione Granger.

Severus se había retirado a su despacho justo antes de que terminara el servicio y había hechizado su puerta con llave. Abriendo el cajón de su escritorio sacó el tapón de una calada calmante y se la echó como un tiro con la esperanza de quitarle el mal humor temporalmente.

Más tarde, ese mismo día, Severus sabía que debía esperar la visita de la misma mujer que imaginó la noche anterior y se sintió asqueado consigo mismo, sabía sin duda que se desquitaría con ella por atreverse a entrar en sus fantasías sexuales.

Recostándose en su asiento Severus suspiró y se frotó los ojos con cansancio, su mente volvía a su ensoñación, Hermione en ese encantador camisón, el sonido de ella gimiendo a su contacto. Automáticamente sus pantalones se apretaron incómodamente y Severus tuvo que reacomodarse para evitar la incomodidad.

Aquella mañana, a pesar de su mal humor, Severus había terminado de ojear su libro de pociones y de tomar notas, decidiendo que por fin podía empezar a hacer la poción, aunque supuso que sería más fácil esperar a que la sabelotodo le ayudara con parte del trabajo de preparación.

Sin darse cuenta, Severus se las arregló para esconderse en su despacho durante el resto del día, la noche había caído y parecía que la gente estaba cerrando lista para irse a casa. Parecía que sus compañeros de trabajo asumían que ya se había ido por el día.

Un silencioso estallido resonó cerca de la puerta de su despacho y Severus supo que Hermione había llegado. Mientras esperaba pacientemente a Hermione, pudo oírla justo al lado de su puerta respirando suavemente.

"Sólo llama a la puerta Hermione, tú puedes hacerlo" murmuró Hermione.

Severus resopló en silencio y negó con la cabeza, agitando la mano para que la puerta se desbloqueara y se abriera. Hermione se quedó con la mano levantada dispuesta a llamar a la puerta para ver que Severus la miraba en su lugar.

"Señorita Granger" saludó Severus.

"Hermione" suspiró ella.

Severus inclinó la cabeza en señal de reconocimiento y se hizo a un lado para dejarla entrar. Una vez que Hermiones estuvo a salvo en su despacho, volvió a cerrar y proteger la puerta para que pudieran continuar sin ser vistos.

Caldero preparado, llama debajo, Severus se puso a trabajar. Hermione se quedó un poco a un lado admirándolo mientras se movía. Podía sentir sus ojos sobre él mientras cortaba una cola de rata y ponía los ojos en blanco.

"¿Hay algún problema señorita Granger?"

Hermione sonrió suavemente y negó con la cabeza.

"En absoluto, estaba admirando su habilidad para hacer pociones" admitió Hermione.

Severus se detuvo un momento y se volvió para mirar a Hermione.

"No te burles de mí" gruñó Severus.

Hermione lo miró sin comprender por un momento y luego se puso en pie.

𝘚𝘶𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘮𝘢𝘳𝘳𝘰𝘯𝘦𝘴 | 𝘚𝘦𝘷𝘮𝘪𝘰𝘯𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora