Capítulo VI

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—Disculpa que el tema lo saque ahora, pero lo acabo de recordar...

Volteó curiosa a Gen, notándola algo pensativa.

—¿Qué pasa?

—¿Te gusta Fushiguro?

A la pregunta, levantó sus cejas a la par en que sus ojos se abrían casi por completo.

—¿Qué? ¿Por qué piensas eso?— preguntó sorprendida.

—Porque escuché que te pidió una sola flor-...

—Una cala.

—Bueno, lo que sea. Y tú se la diste y otra flor también-...

—Una gerbera.

—La experta en flores aquí eres tú, no yo, así que hasta le puedo decir yuyos.

Por su comentario, notó como el rostro de _____ no mostraba emoción alguna, como si hubiese tocado un punto que la molestaba. Pero sabía que sólo lo hacía para darle gracia.

—Retomando. ¿Es un sí?

—No.

—¿Entonces por qué le diste una de más?

—Pues... ayer me topé con él y hablé como si le tuviera confianza. Así que se la di con el significado de lo siento— movió un pie de adelante hacia atrás, estando sentada sobre su banca.

—¿Sabes que no tienes que pedir disculpas por todo?

—Lo he comenzado a dejar últimamente. Creo que desde hace dos días no lo decía por cosas así— cálculo alzando la vista al techo, dándole un sorbo a su caja de jugo.

—No es nada. Es como decir cero— comentó mientras estaba sentada en el suelo, apoyando su espalda contra la pared que estaba ahí nomás.

—No importa, al menos es un progreso. De ahora en más, pediré disculpas cuando realmente sea algo serio.

Volteó a verla, al tiempo en que le extendía un paquete de galletas así tomaba una. No lo dudó y Gen sacó unas cuantas.

—Me alegra saber que vas fortaleciéndote con el tiempo. Recuerdo cuando llorabas porque solo te miraban— soltó con diversión.

—Bueno, era bastante ingenua— y notó como la apellidada Tanaka alzaba una mano para hablar, pero ella continuó —. Y haber crecido con flores alrededor, no significa que me haga blanda.

Su amiga se guardó sus palabras, porque sería simplemente decir lo que la Kikuchi ya había negado. Permanecieron un momento en silencio, acabando con lo que les quedaba de merienda.

_____ miró en dirección en la que Fushiguro solía sentarse, cerca de las ventanas, ni muy atrás ni muy adelante. A parte, no dejaba de preguntarse el porqué él iba a comprar flores. ¿Y si le preguntaba? Quedaría como entrometida, y no quería verse metida en otra situación en la que debía de disculparse, en la cual Gen la regañaría si lo hacía. Aunque podría ser pasable esa vez. Pero cuanto más lo pensaba, menos agallas tenía para preguntar.

Habían miles de posibilidades. Debía de tener un lado tierno que nadie conocía; quizás estaba enamorado y le llevaba esas flores a su amada; algún familiar estaba enfermo y se las dejaba para animarlo; entre otras. También cabía la posibilidad de que el chico sintiera algo por ella, pero no quería entrar en detalles sino terminaría creyéndoselo de verdad.

—¿Vamos a estirar las piernas antes de la siguiente clase?— propuso mientras se bajaba de la mesa.

Eran las únicas que quedaban en su salón, y habían decidió hacer una especie de picnic allí tranquilas.

—Bien. Ya sentía entumecido el trasero— confesó sinceramente, incorporándose mientras sobaba la zona afectada.

La apellidada Kikuchi no pudo evitar soltar una risita mientras negaba con diversión. Tras salir y voltear la vista a un costado, notó a Megumi Fushiguro apoyado en una de las paredes cerca de esa puerta.

Al darle la espalda, comenzó a recordar todo lo que hablaron con la Tanaka sobre él. Ella bien despreocupadas charlando, y el muchacho afuera escuchando.

—Ay, ¿nos habrá escuchado?— susurró la más bajita con indicios de sorpresa, aproximándose a _____.

—Espero que no oyera que tu trasero se ha adormecido— dijo de la misma forma la chica, recibiendo un ligero empujón por parte de su amiga.

—Le pasa a cualquiera, es de humanos— y volvió a su volumen habitual.

_____ iba riendo por ello, escuchando las mil y una quejas al respecto, diciendo que le daba completamente igual si solo él había oído que esa parte de su cuerpo se había dormido, ya que, después de todo, no diría nada en lo más mínimo al respecto.

Mientras tanto, por parte de Megumi, sentía cierto alivio el saber que no le gustaba, aunque en su rostro no hubieran señales de ello.

Mientras tanto, por parte de Megumi, sentía cierto alivio el saber que no le gustaba, aunque en su rostro no hubieran señales de ello

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FLORES |Megumi Fushiguro y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora