Capítulo X

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Finalmente ya era viernes, y veía a mucha gente con una que otra flor, entregándolas a amigos o a quien más querían. _____ Kikuchi, por su parte, no llevaba ninguna ni esperaba recibir.

Cerca de la entrada, notó a Megumi Fushiguro caminando a un lado de una muchacha que cargaba con los claveles que él había ido a comprar el día anterior. Se despidió de ella e ingresó, dejándola conversando con unas amigas a quienes les entregó un clavel a cada una.

Entonces había tenido razón el muchacho, aunque no había dudado en su palabra. Después de todo, había olvidado eso hasta ver aquella escena.

Siguió avanzando hasta sentir que era llamada.

—Disculpa, ¿tú eres quien trabaja en una florería? ¿Y también eres compañera de Megumi?

Se trataba de esa misma chica, ahora cargando con menos flores que hacía un rato.

—Sí— asintió, deteniéndose mientras volteaba su torso en su dirección.

—Oh, me alegra reconocerte. Quisiera agradecerte por éstos claveles, son sumamente hermosos— dijo con delicadeza y fascinación.

—Realmente no es nada— sonrió tímidamente.

—Toma. No veo que hayas recibido una flor hoy.

Dirigió una mano a la envoltura con lo que quedaba del pequeño ramillete.

—No, no, por favor. No es necesario— se apresuró a hablar al tiempo en que negaba tanto con sus manos como con su cabeza.

—Por favor, insisto— y le pasó un clavel rosa.

—Entonces, muchas gracias..

Hizo un ligera reverencia, para tomar cuidadosamente la flor entre sus dedos y quedar viéndola con suavidad. Nunca pensó que una volvería a ella, y le causaba cierta gracia.

—¿Podría pedirte un favor?

A sus palabras, debió admitir que se había sorprendido. Y levantó la mirada a la mayor, asintiendo.

—¿Podrías hablar más seguido con Megumi? En mi opinión, ayer lo noté muy feliz cuando volvió de la florería.

Y aquello también le sorprendía. ¿Acaso Megumi Fushiguro gustaba de ella?

—Claro, si no te es ningún problema— dijo como si comenzara a apenarse de sus propias palabras.

—No, no, claro que no me es problema— dibujó una sonrisa de a poco, evitando hacerla sentir incómoda por no haber respondido antes.

—¿Si?— y la más joven asintió —No sé cómo agradecer-...

—El clavel basta y sobra— ladeó su cabeza, sonriendo más amigablemente.

Luego de despedirse y tomar rumbo a su salón, oyó de fondo como la amiga de esa muchacha de la cual olvidó preguntar su nombre, que querían ir a realizar una prueba de valor. Y ésta última, algo se oponía preocupada a la idea.

Tras tomar asiento, miró por el rabillo del ojo fugazmente en dirección en la que se encontraba el chico de cabellos oscuros

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Tras tomar asiento, miró por el rabillo del ojo fugazmente en dirección en la que se encontraba el chico de cabellos oscuros. ¿Hablar con él? ¿Más feliz? ¿Acaso le gustaba? Tantas dudas tenía que se le dificultaba pensar una mínima respuesta.

—Buenos días.

Sintiendo como una mano era apoyada sobre su cabeza, sacándola de sus pensamientos. Volteó a ver a Gen Tanaka que acababa de llegar.

—Buenos días— devolvió el saludo, sacudiendo la cabeza ligeramente animada.

—¿Has hecho la tarea?

—Con suerte, sí-...

—¿Me ayudas en un ejercicio de matemáticas? No comprendo.

—Por su-... Ey, de esa tarea tengo mis dudas. Me resultó fácil, así que algo ha de estar mal— dijo segura de su última oración, haciendo suspirar rendida a la otra chica, mientras tomaba asiento.

—Al menos eso me da más seguridad.

—A mí no.

Y ambas rieron.

E inconscientemente volteó su rostro a donde estaba el apellidado Fushiguro, notando que la observaba seriamente. Tuvo que desviar la mirada, aún riendo y sintiendo un ligero calor sobre sus pómulos.

Ahora se le complicaría verlo con la conclusión a la que había llegado en tan solo un segundo.

Ahora se le complicaría verlo con la conclusión a la que había llegado en tan solo un segundo

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FLORES |Megumi Fushiguro y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora