Miró por el rabillo del ojo a su hermanastro, mientras iban camino a su hogar. Era imposible para ella pasar de largo el cambio de ánimo que había en él. Podía no ser notorio para cualquiera, pero para la Fushiguro estaba a simple vista.
—Entonces si has hablado con ella— aseguró.
Provocó que el menor volteara a verla, sin emoción alguna como siempre. Rodó los ojos un momento para volver al frente.
—Tú me lo pediste.
—Pero pudiste o no hacerlo.
—Te darías cuenta si no lo hacía, y no sé cómo. Igual me regañarías.
—Es sencillo: te ves más animado.
El chico dio un largo pestañeo, sin ganas de saber exactamente cómo podía saber aquello, siendo que era complicado leerlo. No modifica su semblante, seguía con su carácter y no sumaba ni restaba palabras.
—Tus ojos lo dicen todo.
La vio nuevamente, arqueando una ceja.
—Cuando hablas con ella, tienes una mirada más suave que enojada o vacía como siempre.
Agregó Tsumiki, viendo lo que iba pisando con algo de atención y una pequeña sonrisa en sus labios.
—Lo que digas— respondió desinteresado.
No creía eso, era imposible. ¿No?
—¿Quieres decir que estás enamorado de ella?
Vaya que esa pregunta le cayó como un balde de agua fría sobre su cabeza, girando bruscamente a verla y con el ceño fruncido.
—Para nada. No sé de dónde sacas tales cosas.
Desvió su rostro para seguir caminando, intentando alcanzarla, cosa que fue fácil ya que la muchacha se había frenado unos pasos por delante de él.
—Es que... nunca te vi así. A parte, me emociona la simple idea de que encuentres a la mujer correcta y que esa mujer fuera ella— sonrió.
Megumi decidió ni responder a ello. Pero lo dejó pensando. ¿Realmente estaba generando un cambio en él _____ Kikuchi?
Siempre que sonreía, hablaba de más es algunas ocasiones, la charla de hace unas horas, o incluso su propia presencia hacia que algo dentro suyo sucediera. Una guerra de emociones quizás, o sentimientos encontrados desde hacía un tiempo. Pero los dejaba en un segundo plano, teniendo en mente el hecho de que se trataba de una bonachona. Aún así, ¿lo era realmente?
Quería saberlo acercándose a ella.
Sí, parecía que un cambio estaba generando. Ahora sentía que quería conocerla, sentarse a conversar tranquilamente o hasta dar un paseo.
Tal vez Tsumiki tenía algo de razón en ello.
Al acabar de cambiarse, se dirigió a la cocina para tomar un poco de agua. En el trayecto, observó fugazmente el par de alhelís que había traído a casa el día anterior. Y al salir de la cocina y pasar por el mismo camino, se detuvo a observar esas flores que estaban en un pequeño jarrón sobre la pequeña mesa que tenían, justo en el centro.
Corrió una silla y se sentó para observarlas mejor. "Simplicidad, hermosura". Las palabras de la Kikuchi habían vuelto a su cabeza. Agradecía tener una buena memoria, porque ese significado le hizo recordar a la sonrisa de la muchacha. Simple y hermosa. Ahora no podía de dejar de pensar en ello.
Tapó parte de su rostro con una de sus manos, siendo más específicos de sus pómulos hacia abajo. Después de todo, se avergonzó ligeramente del calor que había comenzado a sentir en esa zona, a pesar de estar solo en esa sala.
—¿Qué flor crees que deberíamos comprar la siguiente vez?
Al escuchar como su hermanastra aparecía por allí, se sobresaltó para ponerse de pie, sin darle la cara ya que sentía que no desaparecía.
—No sé, piénsalo tú— y se retiró a su cuarto a hacer unas tareas.
—Vamos, no seas así, Megumi. Sé que las flores han comenzado a gustarte— lo siguió con la vista la mayor, a la par en que acababa de acomodar su cabello.
También sabía que la muchacha que se las vendía había comenzado a enamorarle. Así que con tal de ir, compraría la que fuera. Fue entonces que se le ocurrió una idea. Tal vez no era mal plan repetir lo del día anterior, sólo que con la condición de que la apellidada Kikuchi le recomendara una flor.
¡Holisss! ¿Cómo están? ¿Qué tal va la historia? ¿Y les gusta la nueva portada? Jj
Besos ♥
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FLORES |Megumi Fushiguro y tú|
DiversosTodo comenzó por comprar flores para animar el ambiente. Luego se convirtió en un hábito para su hermanastra enviarlo a comprar más. Quizás iba por una lantana, que representaba felicidad, y volvía con dos. Tal vez quería una sola cala, que signific...