—¡No sé si parece un paraíso o una pesadilla!— comentó Gen Tanaka, observando la gran huerta de flores de la familia Kikuchi.
_____, por su parte y la que escuchó claramente su exclamación por estar a un lado de ella, arqueó una ceja.
—Lo digo porque son lindas, o ya estoy cansada de tantas flores. Lo cliché— mencionó entre susurros.
Luego de días de peticiones, su amiga finalmente había logrado ir a aquel sitio de su familia. Ansiaba conocerlo, aunque tenía dos posturas completamente distintas ante ello como se notaba.
—Hay que apreciar la belleza efímera— comentó la Kikuchi, haciéndole señas de que la acompañara —. Ven, por aquí hay tulipanes, ya que dijiste que nunca habías visto en persona.
—Eso me interesa. Cada que voy a la tienda, nunca hay un tulipán— dijo fingiendo algo de molestia al final.
—Son de las más demandas por el público— agregó en medio de una risa.
Se dirigieron a un sector en donde sólo había plantación de esa flor, la cual no tardó en volver la favorita de la apellidada Tanaka. Luego de eso, ayudaron a supervisar, tomar cuentas sobre cantidades a llevar, cuáles necesitaban más, entre otras. Tener una florería, después de todo, no era cosa sencilla.
Para las casi ocho de la tarde, se hallaba caminando lentamente entre las diversas flores que había allí plantadas. Gen se encontraba frente al sector de los tulipanes, dibujando el paisaje que tanto le gustó. Fue entonces que _____ decidió ir a acompañarla.
La veía sumamente concentrada, levantando la cabeza a ver a su frente y continuar con su dibujo.
—Taro, ya te dije que no vinieras aquí o tu hermana sospecharía que tenemos algo— mencionó con algo de gracia, aguantando la risa y las ganas de voltear a ver el rostro de su amiga.
—¿Qué?— extrañada, detuvo su andar a menos de un metro de la otra chica, que finalmente la vio para reír por su expresión.
—¡Era broma!
—Ay, por un momento pensé que era verdad...— sintió como todo su cuerpo se destenzaba ante descubrir la verdad. Se sentó con cuidado a un lado de la muchacha para codearla un poco —Si estás en una relación con Taro, me avisas. Aunque no creo... él está muy... en su mundo...— y volteó a ver a todos lados, intentando encontrar a su hermano con la vista.
—Ese es el motivo por el que no ando con él... todavía— y siguió el chiste, contagiando de risa a Kikuchi.
—Sí, sí, claro.
—Y tú no andas con Yuu porque Fushiguro llegó y se adueñó de tu corazón.
—Sí, claro...
Y bajó la mirada a los tulipanes, para abrazar sus rodillas y apoyar su mentón entre ellas. El atardecer de fondo le daba un hermoso toque. Debía apreciarlo ahora porque en dentro de una hora emprendían a volver a la ciudad.
—¿Aún no sabes nada de él?
—No... Ni señales de humo ha dado...
—Primero tira el ramo y segundo desaparece. ¿Cómo enseña su cariño este tipo?— preguntó confundida y frunciendo algo en ceño Gen, mientras seguía trazando líneas en su papel.
Tanaka conocía al respecto de la conversación que _____ había tenido con Megumi hacía unos días atrás, de lo cual se sentía feliz de saber que ambos compartían sentimientos. Pero aquello, era todo lo contrario a eso.
—¿Y si... murió?— preguntó preocupada y desanimada la de apellido Kikuchi, ejerciendo un poco más de fuerza en el abrazo que se daba a sí misma.
—No pienses en eso... Tal vez está encargándose de su hermana. ¿No habías dicho que estaba enferma?
—Sí, pero tampoco es nombrado por los profesores en la escuela...
—Ya, ya...— extendió una mano, para palmar con cuidado uno de los hombros de su amiga, queriendo animarla, por lo cual había dejado por unos segundos su dibujo —Verás que nada malo le ha sucedido... ¿Si?
—Ojalá esté bien...
Esa misma noche, Megumi Fushiguro ingresó a la Escuela Secundaria Municipal Sugisawa.
—La maldición se liberó— comentó tras darse un impulso en una pared, así subir rápidamente las escaleras —, ¡su presencia inunda todo el lugar!
Abrió bruscamente la puerta de uno de los tantos pasillos que habían en aquel establecimiento, moviendo con fuerza sus brazos para apresurar su paso.
Antes de llegar a la siguiente, una maldición con múltiples ojos en distintas partes de su extraño cuerpo y una boca gigantesca se convirtió en un pequeño obstáculo. Esa dijo algo que no comprendió y no quiso siquiera hacerlo.
El apellidado Fushiguro abrió sus piernas y brazos a la vez en que frenaba de golpe.
—¡Estorbas!
Gritó para juntar sus manos frente a él, con fuerza. Realizó un movimiento con ellas, hasta finalmente hacer la figura.
—¡Perros demonios!
Y de su sombra, dos perros aparecieron, mientras que uno de ellos aullaba. La maldición sacó su lengua, mientras observaba con ligera sorpresa y confusión si así podía decirse.
—Devórenlo— les ordenó frunciendo el ceño.
¡Siguiente capítulo y se acaba! ¿Siquiera volverán a verse?
Besos ♥
ESTÁS LEYENDO
FLORES |Megumi Fushiguro y tú|
AcakTodo comenzó por comprar flores para animar el ambiente. Luego se convirtió en un hábito para su hermanastra enviarlo a comprar más. Quizás iba por una lantana, que representaba felicidad, y volvía con dos. Tal vez quería una sola cala, que signific...