Observaba con suavidad los pequeños girasoles que estaban en aquel jarrón en el centro de la mesa. Había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba allí parado. Quizás esperaba a que Tsumiki regresara para salir de su trance. O mejor no, porque no podía dejar de pensar en todo aquello que se le generaba al estar con _____ Kikuchi.
Jamás pensó caer así. Jamás creyó que se enamoraría. Jamás razonó que un momento así llegaría en su vida.
Parecía complemento ridículo, o al menos pensaría eso su yo del pasado. Aunque, en parte, muy en el fondo, lo llegaba a pensar.
Quería seguir conociéndola. Probablemente, podría invitarla de nuevo uno de esos días. Hasta podrían ir a caminar por un recorrido de árboles de cerezos, ya que _____ había mencionado que su flor era la que más le gustaba.
Sintió como su celular vibraba en uno de los bolsillos de su pantalón, indicando que un mensaje acababa de llegarle. Ni se molestaría en verlo, suponiendo que se trataba de uno de Satoru Gojo respecto a la misión que quería que lo acompañara.
Finalmente tuvo que salir de aquel estado tan tranquilo para ir a buscar un vaso con agua, y verter el líquido dentro del jarrón con las dos flores, así no se secaban tan pronto.
Y tomó rumbo, ahora, a su pequeño cuarto para ir a realizar algunas tareas pendientes. Pero por más que intentara concentrarse, no podía. ¿A qué hora había dicho Tsumiki que regresaría? Ya se estaba haciendo muy tarde.
Sacó unas hojas y volvió a la sala en la que estaba aquella mesa. Se sentó un momento, creyendo que quizás tendría que ya ir comiendo algo y prepararle algo a su hermanastra para cuando llegara.
No sabía mucho y tampoco había demasiado, así que intentaría arreglárselas para preparar algo adecuado.
Nuevamente, sus pensamientos volvieron a _____ Kikuchi tras ver fugazmente los girasoles. Vaya que le traía mal.
Y otra notificación más. Agarró su celular finalmente, para ver qué comenzaba a llegarle uno tras otro de parte del hombre de cabellos blancos. Hasta ganas le había quitado de acompañarlo. Suspendió la pantalla para seguir con lo suyo.
Ya sintiendo que se estaba desorganizando, recordó la tarea. Plantó la palma de su mano en su rostro, queriendo enfriar su cerebro para ver si de esa forma volvía a la normalidad. Pero no.
Tendría que organizarse de a poco. Cosa por cosa. Al menos era fin de semana, así que podría estar hasta tarde si quería.
Lavando los cubiertos utilizados, oyó como una llamada llegaba al teléfono fijo de la vivienda. ¿Quién ha de ser a esas horas?
Secó sus manos con el repasador y fue a donde se hallaba el aparato. Pasó por el lugar en el que dejó sus hojas y, aún lado, el jarrón con los girasoles.
Atendió sin tardar más, y sin emoción alguna, aguardando a que del otro lado alguien hablara.
—¿Megumi? ¿Eres tú?
Frunció ligeramente sus cejas, extrañado de aquello. Reconoció la voz de una de las amigas de Tsumiki. Sólo que se oía bastante desesperada.
—Sí.
—Gracias al cielo— oyó como sorbía la nariz —. ¿Podrías venir a ver a Tsumiki? No está para nada bien...
—¿Qué? ¿Qué sucede con ella?— preguntó rápidamente, ya comenzándose a preocupar.
—Se ha desmayado de la nada...
Disculpen las tardanzas en actualizar, es que tuve que cambiar al celular nuevo y estoy en los últimos días de clases, y las tareas son cada vez más y no sé por qué, pero bue jjaj. Espero que ustedes estén bien 😁
Besos ♥
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FLORES |Megumi Fushiguro y tú|
DiversosTodo comenzó por comprar flores para animar el ambiente. Luego se convirtió en un hábito para su hermanastra enviarlo a comprar más. Quizás iba por una lantana, que representaba felicidad, y volvía con dos. Tal vez quería una sola cala, que signific...