PARA TI. CARTA DE JACE.

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De: Jace Grey.

Para: Charlie Hans.

Hola Charlie:

Ahora que no estás me es difícil despedirme, porque no puedo creer que el amor de mi vida se haya ido de mi lado. No quiero que te vayas, pero no es mi decisión.

Te escribo esta carta para poder despedirme. No creo que lo pueda hacer en persona, me rompería por completo y ni siquiera podría hablarte mientras te miro a través del cristal que nos separaría, sería como apuñalarme.

Es muy jodido saber que la persona que más amas se va de este mundo para pasar al de las ilusiones verdaderas por el precipicio de las falsas esperanzas. Ahora que quiero convencerme de que te has ido, solo me llegan los pocos recuerdos que creamos juntos y que por suerte tengo para no olvidarte.

¿Recuerdas el primer hola después de años sin hablarnos? Aunque creo que no fue un hola en sí. Ese momento lo recuerdo todos los días con una sonrisa, porque fue cuando sentí que algo comenzaría. Tú llevabas un desastre en tus brazos, saliste del aula de Arte y todo voló por los aires; te ayudé a levantarte y me sentí nervioso porque no sabía si eso te molestaría, pero no fue así. Solo me dijiste un gracias casi inaudible, pero para mí fue muy importante. Te juro que no podía dejar de sonreír y sentía mi corazón acelerado.

¿Recuerdas nuestro primer beso? Yo sí. Lo recuerdo a la perfección, ese día me tuviste mucha confianza, me contaste cosas que te llevabas guardando años, cosas que nadie más que tú sabías. Me sentía muy especial, y después nos besamos. Fue un primer beso corto y perfecto. Me sentía tan emocionado que fui casi corriendo a casa a contárselo a mi mamá. El notar tu confianza, eso me tenía sin sueño, no podía dejar de pensar en aquel momento, parecía un loco, pero... estaba tan enamorado; lo estoy aún, lo estaré siempre.

¿Recuerdas nuestra primera salida? Fuimos a comer helados y me preguntaste que si tu helado podía ser de pistacho, y yo obviamente dije que sí. Ese día fue mágico para mí, espero que también para ti. Al tener mi primera cita con la chica de mis sueños, me sentí el chico más afortunado de la tierra. Estabas sentada frente a mí y yo tenía la dicha de mirarte aunque fuera durante unos segundos, de poder decir que yo, Jace Grey, disfruté de tú presencia.

Bueno.

Compartimos tanto momentos buenos como malos. Por ejemplo, el baile, ese donde te veías tan perfecta que era imposible dejar de mirarte.

El partido importante al que me acompañaste y en el que me ponías nervioso desde las gradas sin darte cuenta.

Cuando pintaste en mi espalda y me dijiste todo lo que sentías dentro de ti con metáforas que, desgraciadamente, no comprendí a tiempo.

Esos momentos los quiero recordar siempre, tenerlos en mi corazón y en mi mente cada segundo. Tengo que decir que me voy a marcar la piel permanentemente con tu pintura, quiero tener algo de ti siempre a mi lado, algo que me haga pensar instantáneamente en ti, mi amor, mi falsa ilusión.

Y como he dicho, también vivimos momentos malos, como el juicio y la peor noche de mi vida, la noche en que más miedo tuve, la tarde en que te fuiste y me dejaste aquí, con un dolor insufrible. Simplemente no podía dejar de pensar en ti, quería mirarte, besar tus labios, limpiar tus lágrimas, tomar tu mano, acariciar tu pelo. Quería verte y despedirme, quería decirte lo mucho que te amo y lo feliz que me hiciste.

Pero ¿sabes qué? Creo que fue lo mejor, porque ya no sufrirás, ya no llorarás más, y eso me alegra, estarás tranquila ahí arriba y serás el ángel más precioso de todos. Y sé que te hice feliz, o al menos eso creo yo, así lo siento. Sé que cuidarás de mí. No me importa llorar durante meses; sé que tú ya no lo volverás a hacer ni día más y eso me deja tranquilo.

Te extraño ya. Ojalá hubiera alguna cosa que me indicara con certeza por qué.

Siempre quise ser una luz en tu habitación oscura, quería ser tu héroe, iluminar tu vida. Pero creo que me faltó voltaje, porque cuando la habitación comenzaba a iluminarse, todo se apagó de golpe, el foco se fundió y luego la habitación se cerró.

Nunca te lo pude decir en persona. Me gustas. Me gustas desde hace un año. Yo decía que era imposible que me quisieras, y creo que lo logré. Me había aprendido una canción que sería perfecta para nosotros, te hubiera llevado a un lindo balcón a la luz de la luna para después dar el siguiente paso. Me hubiera gustado subir la escalera con rapidez y arriesgarme a caer o llegar a salvo.

Para finalizar y despedirme:

Te quiero dar las gracias por hacerme el chico más afortunado, el más feliz del colegio, el más envidiado por tener a una chica honesta y hermosa a mi lado. Cada vez que cierre los ojos, tú estarás ahí, sonriéndome y dándome algún que otro beso nervioso. Me hiciste amar de la mejor manera, me hiciste mostrar la mejor versión de mí mismo, aunque nuestro amor se ha quedado a la mitad.

Me hiciste el hombre más feliz, nadie me quitará ese puesto. Siempre serás el amor de mi vida. Eres lo mejor que me ha pasado y no lo cambiaría por nada en el mundo. Siempre habrá una parte de mí que estará enamorada de ti por toda la eternidad. No importa qué o quién llegue, siempre estarás primero tú. Si me preguntan a quién amo más en toda mi existencia, de mi boca siempre saldrá tu nombre. Te amo como no tienes idea.

Y donde quiera que estés, recuerda que te amaré siempre y para siempre, por toda la eternidad.

Con amor y mucho dolor,

Jace Grey, tu Super J

Hasta el último de mis días. [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora