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CHARLIE

El día del baile es mañana y estoy muy emocionada. Quiero bailar, soñar y pasarlo genial al lado de Jace y mis amigos, quiero olvidarme de todo y ser parte de algo. Creo que por ir acompañada de Jace todo eso será fácil de conseguir, pero obviamente pondré de mi parte para que él no tenga únicamente la tarea de hacerme la noche muy buena, sino también que yo le ofrezca una noche que lo haga suspirar.

Justamente ahora estoy en casa de mi padre, porque mi madre esta de un humor maravilloso gracias a Julian y me ha dejado pasar este día donde yo quisiera, y obviamente he elegido la casa de mi padre. Quiero que esté presente en el momento en el que yo baje totalmente arreglada, cuando Jace llegue y también cuando regresemos del baile. Aunque me siento un poco mal por mi mamá, ya que la he visto emocionada, pero no quería que su humor cambiara repentinamente y me arruinara el momento.

Pero en fin, todo está listo para mañana. Por el momento solo me relajaré para calmar las incontrolables mariposas de mi estómago.

—Charlie. —Camill abre la puerta de mi habitación.

—¿Qué pasa? Linda gorra —digo al mirar su nueva gorra de los Red Sox. Entra a la habitación y trepa mi cama hasta sentarse a mi lado.

—Te quiero. —Me abraza tomándome por sorpresa. Creo que alguien está sensible hoy.

—Yo también te quiero, eres mi hermanita.

—¿Y si te digo te quiero muchas veces te quedas a vivir conmigo? —pregunta en medio del abrazo.

—No puedo, no por ahora

—Pero ¿por qué? Los hermanos de mis amigos sí viven con ellos, yo quiero que vivas conmigo, no quiero que te vayas. —Me abraza con fuerza.

Qué más quisiera yo que vivir y pasar todos los días con mi hermana, porque de verdad quiero ser parte de su crecimiento, quiero que ella tenga recuerdos recurrentes de mí, no solo experiencias vagas. Aunque en este punto de mi vida estoy muy confundida respecto a dónde quiero vivir: aunque mi padre sigue siendo mi prioridad, que Julian me haya explicado cómo se siente mi mamá y todo lo que quiere hacer, me hace sentir mal al pensar que está tratando de cambiar por mí y yo solo quiero irme de su lado.

Me siento culpable de dejar de lado a uno de mis padres, y antes no sucedía eso, solo quería huir de casa de mi madre para siempre. Pero ahora no sé, no sé qué hacer ni a dónde quiero ir.

—Tal vez en unos días o en unas semanas pueda venir a vivir contigo.

Se separa del abrazo y me mira sonriente.

—¿De verdad? —Salta de la cama y comienza a brincar en el suelo mirándome con una gran sonrisa—. Le voy a contar a Dawson que mi hermana va a vivir conmigo —grita con emoción para luego correr a su habitación. Me levanto y la sigo para seguirle el rastro, a los segundos escucho unas risillas.

Tal vez en unos cuantos días ambas brinquemos en la cama en pijamadas constantes, porque podríamos vivir juntas.

Con una sonrisa bajo las escaleras, camino hacia la sala, donde está mi padre junto a Jess viendo la televisión, y me siento en un sofá individual.

—Por fin bajas, princesa. —Sonríe—. ¿Camille no estaba contigo?

—Sí, pero se ha ido a su habitación.

—He escuchado su grito de felicidad. ¿Qué le has dicho? —pregunta Jess mirándome con una sonrisa tierna.

—Cosas de hermanas

—Me encanta verlas y escucharlas juntas, y muy pronto estaremos juntos siempre —murmura papá. Ojalá sus palabras se cumplan.

—Espero que sí, aunque —me contengo y aprieto los labios. Papá frunce el ceño y trata de hablar, pero Jess lo interrumpe al instante.

Hasta el último de mis días. [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora