Capítulo Dieciséis: Fiesta.

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Actualidad.

Luego de bajar de la azotea salí del edificio y fui a la farmacia más cercana, compré parches para el dolor para Lev y para mí, por si los necesitaba. Mi caída de espalda no fue específicamente agradable. Al volver, pasé por el pasillo y antes de llegar a mi habitación abrí su puerta sin un mínimo de privacidad, estaba de espaldas con una franela a medio poner.

—Ten —dije mientras le lanzaba la caja, dio un impacto en su espalda que hizo que se sobresaltara.

—¿Qué es eso? —dice agarrando la caja del suelo.

—Parches para el dolor, por si te duele algo gracias a las prácticas...

—Que considerada —ríe.

Frunzo el ceño y luego le saco el dedo medio.

—Pero báñate primero, no irás a la fiesta todo lleno de suciedad y sudor.

Hace una mueca.

—Haz tú lo mismo —asiento y le cierro la puerta— ¡Pido el baño de mamá!

No le contesto y camino hasta mi cuarto, al estar ahí arrastro mi espalda hasta llegar al piso y sentarme contra la puerta. Respiro hondo. Llevo ambas piernas a la altura de mi pecho y abrazo mis rodillas, dudas empiezan a aparecer en mi cerebro.

¿Realmente es buena idea ir?

¿Hay un video de la muerte de ella?

¿Seré capaz de encontrarlo?

¿Seré capaz de verlo acaso?

Simplemente no, siento como mi vista se nubla y miro al techo. Está en la computadora de papá. Todo este tiempo él se habrá estado torturando viendo ese video tantas veces, buscándole sentido, culpándose de la situación. Sin poder evitarlo lágrimas comienzan a caer fuera de control, lloro. Lloro de la manera más rota posible.

¿Por qué luego de tantos meses me entero de esto?

¿Por qué luego de proponerme a buscar paz pasa esto?...

Han pasado seis meses, seis meses en los cuales he intentado recuperarme, juro que lo intento, todos en realidad. Quiero tener la fuerza de mamá, la calma de Lev y el poder de papá. ¿Por qué no puedo ser ellos? ¿Por qué no puedo ser como ellos?

No debió salir ese día, eso es seguro. Pero no por eso culparé a los que estuvieron presentes, nadie esperaba que pasara algo como eso. El único responsable es la maldita persona que la mató. Esa rata que se esconde por debajo de las piedras porque sabe que si lo encuentran tendrá el mismo final, sabe que la mismísima Inteligencia está detrás de él, ¿qué tipo de estúpido haría eso?

Siendo sincera conmigo, no me importa romper la ley, quiero saber quién fue y usaré todos los conocimientos que se a mi favor, soy como una computadora andante. Se abrir, corromper y encontrar archivos sin que se den cuenta, nunca me han atrapado, así que esta no será una excepción. Y sobre el favor...

Río, río fuerte.

Estoy loca, de verdad lo estoy.

Se los riesgos que hay en aprender a usar un arma, y más de manera ilegal. Porque no tenemos armas, ni permisos... de eso me encargaré después.

Suspiro.

¿Acudir al mercado negro para comprar armas ilegales o acudir a mí misma y hacer una licencia para utilizar armas? Recuerdo como armar un fusil, en Rusia se nos enseña desde niños como armar uno, específicamente un AK-47. Así que, dentro de mis probabilidades no será tan difícil aprender a usar todo lo demás.

Alerta RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora