Capítulo Diecinueve: Llamadas.

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Zoa Volkova.

—¿Realmente hiciste eso? —me pregunta Nina con los ojos bastante abiertos.

Al llegar de nuevo al apartamento, llamé a mi mejor amiga, sabía que estaría despierta porque calculé el horario y en Moscú ya era medio día, no importaba que en este lado del mundo fueran las dos de la mañana. Necesitaba contarle lo que pasó.

Le hice un breve resumen de lo ocurrido.

¿Recuerdas al chico que te mencioné? Pues nos besamos hace unas horas.

Ella gritó.

Yo solo le di un pequeño asentimiento pensando qué decirle realmente.

—No creo que haya sido algo que yo hice —carraspeo—, considero que fue un hecho mutuo, la iniciativa no fue solo mía.

Pero tú te acercaste.

—Y él no retrocedió, así que no hay por qué ponerme todo el peso a mí.

Ella pone ambas manos en sus mejillas y se las aplasta, literalmente. Luego bufa irritada, yo trago. Las veces que hace eso es porque está pensando mucho en algo que la molesta. Yo me cruzo de brazos, ella también lo hace a través de la pantalla.

No está mal —dice—, solo me parece repentino, supongo.

—No vengas a decirme esas estúpidas frases de que "yo no soy así" —al decir eso hago comillas con mis dedos también—, porque soy capaz de colgarte —recrimino.

Tampoco pensaba decirla, sí me parece inoportuno, pero... —sonríe— me alegra mucho que me contaras esto, es bueno que no te hayas cerrado a conocer gente de esa forma...

La corto.

—No empieces a crear todo un romance imaginario en tu cabeza, así que bájate de ese tren antes de que arranque —digo, pero sin admitir que el comentario es para no creérmelo yo.

Simplemente no puede ser posible.

Ni siquiera le conté todo lo que pasó. No le dije... lo que él dijo de mí.

"Tú eres... interesante y linda"

Linda...

Era la primera vez que alguien me llamaba así, linda...

No es un adjetivo que suelo escuchar cuando hablan de mí.

Linda...

La palabra por si misma resuena en mi mente como un eco constantemente sin querer desvanecerse, algo en mi interior sintió que lo decía de verdad. La manera en la que me miraba, como si lo creyese y pensar eso me hace sentir tonta.

Piensa que soy linda...

Estoy tan acostumbrada a que me digan que soy antipática y que yo misma me considero que estoy deplorable en apariencia luego de lo que pasó que... sus ojos me ven diferente, no me ven como yo me veo.

Caleb realmente cree que soy una persona digna de admirar.

Pero él no puede, mejor dicho, yo no puedo, no debo porqué creer que todo lo que me dice es verdad. No puedo simplemente confiar de que algo aquí saldrá bien, que tengo el derecho a tener una vida normal y que yo estoy cuerda. Él no merece a alguien que no es capaz de cuidarse a sí misma, mucho menos que tiene miedo de salir traicionada.

No confíes en nadie.

No puedes confiar en nadie.

No dejes que te conozca.

Alerta RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora