¡Ochako cumplió sus 18 primaveras...! Y Mina decide que ella merece festejarlo de la mejor forma. Su regalo pervertido desencadenará a varias y excitantes situaciones con Bakugou.
¿Agradecerle o matarla por desatar a la bestia?
No se decidía aún...
Disclaimer: Los personajes de Boku no Hero no me pertenecen; créditos correspondientes a Kōhei Horikoshi. Posible (o mucho) OoC en los personajes. Este fic contiene escenas explícitas sexuales, lenguaje fuerte, temas adultos tratados de modo detallado y escenas fuertes; se recomienda discreción.
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Sus pequeñas manos se aferraron con fuerza a la pared delante de ella y dejó que Katsuki se pegara por completo a su cuerpo. Él besaba cada centímetro de su cuello, chupaba y lamía su piel mientras le susurraba obsenidades.
Su erección se frotaba descaradamente contra su trasero, podía sentir lo duro y caliente que estaba a pesar de las capas de ropa que aún cubrían sus cuerpos.
Él pasó sus manos por sobre sus muslos, colocó una mano sobre su vientre y la otra la llevó hasta sus pechos, metiendo escurridizamente su mano dentro del escote de su vestido para apretujar y torturar sus montes. Sus dedos acariciaban circularmente sus erectos pezones, sonriendo contra su piel caliente cuando la chica soltaba suspiros que solo acrecentaban su enorme deseo por ella.
—Katsuki —soltó en un suspiro —, vamos al departamento y seguimos ahí —se mordió el labio con fuerza cuando la pelvis del chico embistió su trasero.
Aún estaban fuera del salón de eventos, más específicamente en un callejón apartado y oscuro que habían encontrado cerca del kiosco.
Él estaba empeñado en querer hacerlo en ese mismo instante y en ese mismo lugar, y la verdad, no es como si ella estuviese muy reacia a detenerlo. La sugerencia de continuar en el departamento había sido más la voz de su conciencia que su propia voz.
Katsuki mordió el lóbulo de su oreja, estremeciendo su cuerpo.
—¿Que pasa, Cara de Ángel? —dejó un beso de mariposa en su oreja y sus dedos comenzaron a jugar con su pezón erecto sin dejar de embestirla desde atrás —. ¿Te da miedo que algún puto extra descubra cómo es que te follo?
—Katsuki...
—Quiero hacértelo aquí y ahora —sus manos tomaron la larga falda de la chica y cómo pudo la llevó hasta sus caderas, dejando expuesto su trasero siendo cubierto a penas por unas pequeñas bragas negras —. Me encanta tu culo, Ángel —su palma chocó contra su carne y Ochako soltó un alarido de placer.
Mordió sus labios. No tenía fuerzas ni deseos por parar el gigantesco lívido de du novio, así que se rindió ante la idea de continuar en el departamento y comenzó a actuar bajo sus propios deseos.
Recargó su pecho contra la pared de ladrillos que estaba frente a ellos y restregó su trasero contra la erección del hombre que gruñó ante su movimiento, encajando sus dedos contra su carne.
