¡Ochako cumplió sus 18 primaveras...! Y Mina decide que ella merece festejarlo de la mejor forma. Su regalo pervertido desencadenará a varias y excitantes situaciones con Bakugou.
¿Agradecerle o matarla por desatar a la bestia?
No se decidía aún...
Disclaimer: Los personajes de Boku no Hero no me pertenecen; créditos correspondientes a Kōhei Horikoshi. Posible (o mucho) OoC en los personajes. Este fic contiene escenas explícitas sexuales, lenguaje fuerte, temas adultos tratados de modo detallado y escenas fuertes; se recomienda discreción.
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Ochako suspiró y miró a su al rededor pausadamente, pensando qué más faltaba por guardar. Habían varias cajas en el piso de la habitación, las cuales contenían todas sus pertenecías. Mañana llevaría todos esas cajas a su nuevo departamento para iniciar su vida como adulta y heroína.
La academia había acabado, así como su estancia en los dormitorios. No más convivencia, no más gritos de sus chillones e hiperactivos compañeros, no más labores de limpieza en conjunto... no más almuerzos junto a todos sus compañeros, no más noches de películas, ni tiempo para tomar el té en compañía de sus amigos.
Su labio inferior comenzó a temblar.
Cómo los extrañaría, los extrañaría demasiado. Extrañaría la imprudencia de Mina, las noches en las que Jirou no la dejaba dormir por estar practicando con la guitarra, las tazas de té que Momo le preparaba cada vez que la miraba triste, las risas que Hagakure le sacaba con sus ocurrencias y los sabios consejos de Tsuyu.
Extrañaría a Kirishima con su masculinidad, a Denki cada vez que quedaba en un estado de estupidez cuando usaba su quirk, a Sero diciendo palabras en español que ella no entendía, a Todoroki tratando de comprender cosas tan básicas como las sonrisas, a Iida con su rectitud, a Deku con sus murmullos...
Listo, no podía aguantar más. Sus ojos comenzaron a soltar múltiples lágrimas mientras su boca soltaba pequeños sollozos. Se sentía una niña pequeña llorando desgarradoramente por un juguete, pero no podía dejar de sentirse melancólica y triste. Ellos se convertido en su familia, ellos llenaron el vacío que le provocaba vivir sola en su pequeño y frío departamento. La llenaron de risas, de alegría, de anécdotas y recuerdos.
Toda la clase A era su familia, con todos tenía hermosos recuerdos que atesoraría por siempre.
Limpio sus lágrimas mientras hipaba, diciéndose que no estaba bien llorar. Ellos se seguirían viendo, no tenia porque ponerse tan triste.
Tal vez estaba así porque le aterraba vivir sola nuevamente, a pesar de saber que en pocos meses comenzaría a vivir con Bakugou.
Debería estar acostumbrada y de cierta forma lo estaba, todo el tiempo estuvo viviendo "sola", viendo a sus padres solo para la cena o a veces podía no verlos por días, pero ahora todo era distinto. Había vivido tres años en compañía de una clase entera, con la cual formó vínculos fuertes y hermosos. Obviamente le afectaría vivir sola después de todo eso.
