¡Ochako cumplió sus 18 primaveras...! Y Mina decide que ella merece festejarlo de la mejor forma. Su regalo pervertido desencadenará a varias y excitantes situaciones con Bakugou.
¿Agradecerle o matarla por desatar a la bestia?
No se decidía aún...
Disclaimer: Los personajes de Boku no Hero no me pertenecen; créditos correspondientes a Kōhei Horikoshi. Posible (o mucho) OoC en los personajes. Este fic contiene escenas explícitas sexuales, lenguaje fuerte, temas adultos tratados de modo detallado y escenas fuertes; se recomienda discreción.
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—No es nada, solo unos cuantos rasguños —dijo Recovery Girl mientras soltaba la barbilla de la castaña —. Hoy no necesitas mi beso, tus raspones tienen que sanar por su cuenta.
—Lo sé, solo venía por unos parches —la castaña sonrió de forma boba y rasco su nuca, viendo cómo la anciana sacaba unos cuantos parches de su botiquín —. Gracias —dijo al recibirlos.
—De nada, cariño —la mujer le sonrió con amabilidad y se sentó sobre su silla giratoria dando un brinco —. Hace días que no te veía por aquí, ¿ya no entrenas con Bakugou-chan?
Ante la mención de su novio los ojos de Uraraka no evitaron mostrar una evidente aflicción que fue detectada por la anciana.
—¿Todo está bien entre ustedes? —preguntó con suavidad, a sabiendas de la relación que esos dos muchachos tenían.
Era común para ella verlos varios días a la semana debido a sus entrenamientos juntos. Recordaba que todo había iniciado en el transcurso de la mitad de su primer año y paulatinamente se fue dando cuenta de los sentimientos que ambos muchachos albergaban por el otro, hasta que finalmente un día se enteró de que se volvieron una pareja oficial.
—¡Por supuesto! —exclamó rápidamente la chica, dibujando una sonrisa poco convincente en ese rostro que siempre portaba sonrisas sinceras —. Solo que no hemos entrenado debido a nuestros deberes. Retomaremos nuestros entrenamientos cuando podamos poner en orden todo.
De verdad quería creer lo último. Quizá para cuando acabará el día ella ya no sería su novia y mucho menos su compañera de entrenamiento.
Reprimió sus turbulentas emociones y escondió su aflicción bajo su máscara de infantilismo, casi convenciendo a la mujer de que eso era lo que realmente pasaba.
—Bueno, no es que me guste verlos lastimados, pero ya extraño los gritos furiosos de tu novio junto a tus risas —la mujer sonrió —. Ustedes hacen una gran pareja.
Uraraka sonrió con tristeza.
—Recovery-san —una mujer entró a la enfermería —. El director quiere hablar con usted sobre el inventario del mes.
—Oh, entiendo —la mujer se bajo de su silla y comenzó a caminar hasta la salida de la enfermería —. Termina de colocarte los parches para que vuelvas a clases, Uraraka-chan.
