JOLVIÁN
Me paso todo el día limpiando mi segunda habitación. En ella no hay más que una cómoda y el baño no es funcional, pero se puede arreglar. No sé estar sin hacer nada y siento que ayer, haber dormido tanto tiempo, fue perder el tiempo.
—¡Ya llegué!
Pongo los ojos en blanco al escuchar su voz. Son las cinco y estoy en la cocina, haciéndome unas botanas para ver la televisión.
—Te hubieras quedado en tu taller, estaba teniendo un buen día.
Qué mentira. Aunque sé que de igual forma, que él esté aquí no es algo que desee, su presencia no hubiera ayudado en nada.
Lo siento llegar hasta mí. No me giro, pero sé que está en la puerta.
—Para tu información, esta es nuestra casa, te guste o no, la vamos a compartir aunque me odies.
—Pues intenta no hacer acto de presencia en el mismo lugar que yo. Que vivamos juntos no significa que somos amigos y que me vas a avisar de todos tus movimientos. —Meto las frutas que piqué en un traste que traje de casa y lo dejo en la encimera cuando tomo con mi puño un par de frutas.
—¿Ah no? ¿Y si meto a alguien?
—Me da igual, tienes tus habitaciones y la mitad de la sala.
—¿Y si quiero tener sexo y debo avisarte si hay ruido.
Hago una mueca antes de voltear con él. No alcanzo a decirle nada porque dos cosas llaman mi atención: su hermano Eric está atrás de él aguantando las ganas de reír y Daniel tiene un vendaje en un dedo.
—¿Qué te pasó? —Le señalo el dedo. Mi repentina preocupación se esfuma tan pronto como Eric se ríe abiertamente y entonces caigo en cuenta de que pregunté algo que no me importa.
Porque no me importa lo que le pase a ese baboso.
—Me apachurré un dedo. —Me lo enseña y después me señala a su hermano—. Traje a Eric porque él es abogado y nos va a explicar en dónde estamos en este asunto.
Me meto un gajo de naranja en la boca y asiento. ¿Así que, quien fue mi crush de la adolescencia se hizo abogado? Qué genial.
—Mucho gusto, Jolvián —Eric hace a un lado a Daniel para acercarse a mí y extenderme su mano. Se la tomo, dudando—. ¿Puedo ver sus contratos de compraventa?
—Claro, dame un momento.
Daniel y yo subimos las escaleras. Una vez arriba, me detiene antes de entrar a la habitación.
—Es casado, ¿eh? Y tiene dos hijos.
Lo miro, confundida.
—¿Y eso a mí qué? Qué bueno, bien por él. Yo voy a tener un hijo sola, si de eso se trata, ¿bueno?
Daniel parece estar preocupado, pero no entiendo bien nada.
—Vi que lo mirabas y sólo quería advertirte por si...
Me quiero reír, pero no lo hago. Aclaro mi garganta.
—Mira, idiota, lo miré porque ni modo que no lo hiciera, hubiera sido mal educada si no. —Suelto una risita ya sin poder contenerme—. Caray, no sé por qué te lo voy a decir, pero lo haré: me sorprendí de ver al chico que me gustaba en la prepa ocho años después frente a mí. Pero no te preocupes, ya no siento nada por él, absolutamente nada. Solo me acuerdo de mi adolescencia, no quiero ser tu cuñada, ni siquiera deseo ser algo tuyo.
Daniel frunce el ceño demasiado para mi gusto, parece horrorizado.
—¿Te gustaba Eric? ¿Qué no te gustaba yo?
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Un techo para compartir contigo© [Todo contigo #1] DISPONIBLE EN PAPEL
RomanceDISPONIBLE EN FÍSICO POR AMAZON Jolvián está embarazada... y el hombre que más odia quiere ser el padre de su hijo. *** Jolvián Flores está embarazada de Francisco, el idiota que la dejó el día de su boda. Y para su desgracia, la suerte no está de s...