CAPÍTULO 24

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DANIEL


 La fiesta del fin de año me llega tan rápido que ni me doy cuenta hasta que papá llega a casa junto a mi mamá. Él me llevó a la cocina para entregarme lo que le pedí que me comprara.

—Lamentablemente, no pude traerlo, Daniel, discúlpame.

Me paso las manos por el cabello, frustrado.

—Me dijeron que lo entregarían casi a fin de mes por las vacaciones, los desgraciados me habían asegurado que estaría antes.

Ahora tengo que esperar al menos un mes, no puede ser.

Mandé a mi padre a pedir en la joyería de Empalme que fabricaran un perfecto anillo de compromiso a la medida de Jolvián, ahora pienso que debí comprarlo en cualquier parte, pero, Dios, ella merece uno personalizado, único.

—Ya habrá tiempo, por ahora, solo hay que disfrutar la fiesta de fin de año, no pienses demasiado en eso, ¿sí?

Trato de hacerlo durante la noche y funciona. Jolvián se ve hermosa con un vestido rojo largo que le moldea la barriga y también un blazer blanco. Eso me recuerda que pude haber hecho un marco perfecto de esta situación si tan solo hubiera logrado tener el anillo en mis manos ahora mismo.

—El momento perfecto no es hoy. —Mamá busca la manera de hacerme sentir mejor. También ella sabía de mi plan, incluso los padres de Jolvián a quienes les tuve que avisar que se pospondría porque faltaba lo más importante—. Aunque podrías pedírselo sin más, el anillo solo es un accesorio simbólico, puedes darle hasta un collar.

Puedo, pero yo quiero que vea todo lo que pedí que estuviera grabado en el condenado anillo.

Supero la situación cuando ya es media noche y todos nos abrazamos y vemos los juegos artificiales que le dan fin al año viejo y la bienvenida al nuevo. Comienzo a emocionarme e ilusionarme, porque este mes es el que me va a presentar a mi hijo, ya estamos en la cuenta regresiva para poder tenerlo en nuestros brazos. Me imagino los ojos de Jolvián, me lo imagino tan pequeño y frágil, lo imagino llamándome papá...

—Feliz año nuevo, amor. —Mi chula me besa la boca. Estamos reunidos todos afuera de nuestra casa, montamos todo un buffet con ayuda de mamá, incluso algunos vecinos se tomaron el atrevimiento de saludarnos y convivir un rato con nosotros, hasta Jolvián se amigó con una vecina anciana llamada Estela que resultó ser muy amable.

—Feliz año, mi chula. ¿Cómo te sientes?

—Me duele la espalda y el vientre de repente.

Abro los ojos exageradamente. ¿Cómo dijo?

—Tranquilo, mi mamá y la tuya dijeron que estaré así de vez en cuando hasta tener las contracciones reales, son falsas alarmas, pero de verdad duelen mal.

—Eso quiere decir que en cualquier momento puede nacer.

Se me sale la voz muy extraña, de verdad me emociona estar más cerca del día.

—Sí, tengo miedo, pero estoy desesperada por tener al bebé en mis brazos.

—¿Ya pesaste en el nombre?

—He pensado más en tener todo listo para su llegada que en el nombre, Dios. —Se cubre la cara, avergonzada—. Pero ya pensaré, creo que podríamos intentarlo esta semana, tal vez se nos ocurra uno muy lindo a los dos.

Que me incluya en esto siempre me pondrá contento como la primera vez. Me encanta ser parte de ella, de su vida y sé que me encantará serlo de la vida de ese niño, ya me encanta serlo desde ese momento único en el que su corazón latió en mis oídos y la palma de mi mano sintió sus movimientos.

Un techo para compartir contigo© [Todo contigo #1] DISPONIBLE EN PAPELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora