Un techo para compartir contigo© [Todo contigo #1] DISPONIBLE EN PAPEL

CAPÍTULO 17

JOLVIÁN

La cena está servida. Todo quedó perfecto.

Daniel dijo que ya venía. Me siento emocionada, tuve una conversación con Camila que, a pesar de no quitarme el miedo a que todo se va a ir a la basura pronto, entendí que perderé mi tiempo si lo pienso tanto, así que los miedos están siendo ahogados por mis ganas de ver y besar a Daniel.

—Ya llegué. —Se escucha la puerta cerrarse después—. ¿Jolvián?

—En la cocina, amor.

La palabra "amor" sale al mismo tiempo en el que mi corazón comienza a latir, emocionado de que ya esté aquí, así que salgo yo de la cocina a su encuentro. Lo abrazo y después le planto un corto beso en la boca.

—Eh, alguien me extrañó —Él me besa de nuevo—. También te extrañé, ¿cenamos?

Asiento y vamos a la cocina. Mi corazón sigue al mil por hora, incluso cenando me siento eufórica. De verdad hablar con Camila me sirvió muchísimo. Hasta lo que mis hermanas me dijeron por teléfono fue como un empujoncito.

—Hazle caso a tus hormonas —dijo Sandra, firme—. O sufre tu calentura.

—Ese hombre te quiere, deja que te quiera. —Me reí cuando me lo dijo Estrella.

Camila, por supuesto, fue más mediática incluso que Estrella.

—Lo que sientes es tu bronca, si lo quieres, lo quieres, como quieras tener tu noche "especial" hoy o como quieras tenerla en unos meses, Daniel lo entenderá, y tampoco tiene que importarte si él entiende o no, tú eres la que va a estar lista ahora o después.

Y me acepté a mí misma que los tres consejos me venían muy bien y me decidí, estaba completamente lista. Hice la cena y preparé algunas cosas, de igual modo, me propuse a tener paciencia para no volverme loca..

—¿Te sientes mal?

Daniel me saca de mi burbuja. Lo veo, dándome cuenta que él ya ha terminado y yo aún sigo con mi comida a la mitad.

—No. ¿Por qué? —Me río.

—Estás roja.

Ya no me río, pero no quiero decir nada al respecto. Aclaro mi garganta.

—¿Cómo te fue hoy?

—Muy bien, papá fue hoy a ayudarme, ¡lo hubieras visto! Fue tan gracioso. —Me gusta muchísimo verlo sonreír mientras me cuenta hasta que su padre se lastimó un dedo—. Oh, pero no nada más fue para eso, ¡adivina qué!

Demasiado contento ahora, se levanta de su silla y se me acerca, hincándose. Toca mi vientre y me ve a la cara.

—La casa ya casi nos pertenece, la semana que entra papá nos va a llamar para arreglarlo todo.

Su emoción me contagia. ¿Funcionará esto? Por Dios, no lo sé, pero, ¿qué importa ahora? Quiero ser feliz, lo merezco.

Intento besarlo para comenzar.

—Espera un segundo. —Apenas toco su boca cuando me separa—. Antes que nada, necesito decirte algo. No quiero tener ningún secreto contigo, así que te lo diré, quiero que confíes en mí, ¿sí?

Asiento, dudando.

—Alexa me mandó un mensaje, solo fue un saludo, pero la conozco, sé que quiere algo. —Pasa sus manos por su cabello—. No quiero saber nada de ella, ¿entiendes? No le respondí, la bloqueé, que sepas, no quiero saber qué quiere ni quiero que eso me cause problemas contigo, te quiero y quiero que esto funcione para ti, para los tres.