El crujir de las hojas secas y anaranjadas de los árboles era de los únicos sonidos que podías percibir en una tarde de otoño. Los cielos estaban pintados en tonalidades grises, pero sin una amenaza de que la lluvia azotaría en las próximas horas.
Sunghoon se encontraba caminando del instituto a su casa. Sus manos jugaban con una envoltura de un pequeño dulce dentro de sus bolsillos mientras él admiraba las calabazas que había en el portón de las casas de la calle en la que se encontraba. Sonrió por inercia. La estación favorita de Sunghoon era el embriagante otoño. Solo Dios sabía cuanto tiempo pasaba pensando en aquella época.
—Hey— llamó Jay. Sunghoon no había notado su presencia, aunque el mayor llevaba caminando detrás de él desde un rato atrás —, ¿escuchaste lo de la fiesta?
—¿Fiesta?— después de cuestionar negó con la cabeza.
—Ya sabes... Halloween está próximo y quieren volver a retomar las fiestas en casa de Jake— pausó unos segundos para introducir un caramelo a su boca —, sus padres no estarán en la ciudad y accedieron a prestar la casa para la fiesta.
Hace algunos años, cuando estaban en la escuela secundaría, Jake solía hacer pequeñas fiestas en su casa. No era nada fuera de lo común; todos llevaban sus disfraces, y había ponche y dulces. La noche perfecta para cualquier adolescente. Sin embargo, aquellos encuentros se habían detenido de un momento a otro y sin ninguna explicación. Los rumores acerca de esto no se hicieron esperar y así fue como la popularidad de Jake fue creciendo.
—No creí que quisiera volver a tener a personas en su casa. — su voz salió baja, aún podía recordar las palabras de los estudiantes vagar de boca en boca, todo ese asunto dejó muy mal al castaño.
—Bueno, tanto él como su familia viven de la aprobación de las personas. Claramente no iban a esconderse por mucho tiempo.— Jay se alzó de hombros, restándole importancia a las palabras de su mejor amigo —Además, tendrá una temática de fiesta de los noventas, nada muy elaborado pero seguramente divertido ¿qué dices? ¿te animas?
Sunghoon lo meditó un poco. No quería volver a estar en la casa de Jake después de la última vez que estuvieron ahí, pero ciertamente amaba el otoño y con ello amaba a las festividades dentro de el, incluyendo Halloween. No quería dejar pasar la oportunidad de divertirse un poco antes de tener las merecidas vacaciones por las que todos habían esperado tanto, por lo que decidió dejar su orgullo de una vez por todas.
—¿Crees que el disfraz de vampiro se me vea bien? — al escuchar eso, Jay sonrió al instante
—Por supuesto, pero trata de no lucir demasiado guapo o mi disfraz no lucirá en lo absoluto.
Después de un largo camino lleno de bromas y temas diversos llegaron a la casa del menor. Ambos se despidieron y Jay tomó la calle hacia su casa.
Cuando Park entró a su casa logró ver a su madre en la cocina, quien tenía un afilado y puntiagudo cuchillo entre sus manos, viendo amenazadoramente al objeto frente a ella.
—Puedo apostar que si esa calabaza tuviera vida estaría temblando.
—Hola, mamá. Me fue excelente en la escuela— bromeó su progenitora antes de encajar el objeto punzante en la verdura. —¿Viniste caminando solo?
El joven negó, —Jay me acompañó.— Cogió una mandarina, pelando esta mientras se sentaba en la isla de la cocina. Su madre solo asintió.
La relación con su madre era buena, al igual que con su padre; por esa misma razón se le hacía imposible no decirle a su madre lo que había pasado hace unos minutos atrás con su amigo. No quería hablar y hacía lo posible para contenerse — incluso si eso implicaba meter aquel cítrico completo en su cavidad bucal—, sin embargo, no lo logró.
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𖥔 ִ ۫ ˑ halloween ! heehoon ִˑ
Teen Fictionh̶e̶e̶h̶o̶o̶n̶ | La problemática de Sunghoon va más allá de los límites que pueda imaginar. No entiende en qué momento su vida cambio de ser tan simple a tener que correr a los brazos de un completo extraño (no tan extraño) cuando trata de huir de...