Seis

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*Y perdonen mi tardanza, son vacaciones y han pasado muchas cosas, ahora si disfruten.

-¡Jingyi! ¡Deja eso! - murmura al niño de un año - ¡Eso no se come, ven acá!

Jiang Cheng hace una mueca cuando A-Yi se mete la mano embarrada de tinta en la boca, manchando sus pequeños labios y de alguna forma, su túnica.

Va a tener dolor de estómago y bien merecido.

-¡Ah, ah! - llama Jin Ling, su otro dolor de cabeza, sentado al lado de su tío, removiendo su túnica, llamando su atención.

-¿Como que "ah ah"? ¿Y porque tienes tu boca abierta? - Jin Ling vuelve a soltar un gran "ahhhhhh" esperando algo.

Jiang Wanyin rueda los ojos, pero no se niega.

Toma una de las semillas de loto que estaba descascarando, antes de dejarlo en la boca de su sobrino, que empieza a masticarlo con una gran sonrisa.

-Mocoso - murmura, está tan grande, ya tiene siete años y en cambio sigue siendo su pequeño bebé de un mes que no lo dejaba descansar en paz - ¿qué haces ahí sentado? ¿Que estás esperando? ¡Huaisang está a punto de venir y tú sigues ahí sin hacer nada!

Jin Ling niega cruzando sus brazos.

-¿Por que siempre tengo que traerlo yo? No es mi culpa que se perdiera cuando trató de encontrar tu oficina. Lleva años viniendo aquí, no sé porque Jiu-Sang se turbó tanto.

-A-Ling...- detiene Jiang Cheng, bajando su voz, tratando de ser...comprensible -...sabes lo feliz que le pone verte, en especial ahora.

Jin Ling suelta un suspiro pero asiente, entendiendo.

No sabe mucho, solo que su querido y consentidor Jiu-Sang a estado muy silencioso y triste desde que su querido Da-Ge murió.

-A-Yi - llama a su niño, que, quizás por primera vez desde que se levantó, Jingyi le hace caso y gatea hasta él.

A-Yi es un niño muy inteligente, apenas cumplió el año, se levantó sobre sus piernitas y dio el primer paso, fue el día más feliz de su vida. Dio un grito muy fuera de su papel de líder, pero no estuvo mucho tiempo de esa forma, A-Yi por contraproducencia, también es un niño muy vago. Rompiendo toda regla, decide que se le hace más fácil gatear, y a decidido que eso quiere, Jiang Cheng a intentado hacerlo caminar pero apenas da unos pasos antes de caer al suelo como una estrella de mar y no volver a levantarse.

Con un paño que siempre tiene en la mano, trata de limpiar la boca del niño, lo obliga a beber té para que escupa de nuevo en la tasa, limpiando los restos, quitando la tinta de sus deditos y tratando de dejar la túnica tan limpia como puede pero es imposible.

Oh Jingyi, ¿en que enredos te metes?

-¡A-Cheng! - por suerte, Jiang Cheng mueve su pequeño lo suficientemente lejos para evitar que el peso de Nie Hauisang lo aplaste - ¡ayúdame! ¡No se que hacer!

Se a vuelto costumbre que Hauisang se lance a sus brazos apenas verlo, no puede hacer mucho más que palmear su espalda, tratando de consolarlo mientras desembucha todo el trabajo que a tenido que hacer desde que su Da-Ge murió, lo mucho que lo extraña, y que no está listo para ser líder.

Repite lo mismo, muchas veces y en ese mismo orden, desgraciadamente.

Jiang Cheng lo consola y lo ayuda con sus deberes, pero lamentablemente no puede hacer mucho más. Si pudiera tomar el mando para que Nie Huaisang no dudaría en hacerlo.

Nie Huisang detiene su rabieta al ver a Jingyi.

-Oh hola A-Yi, ¿por qué no haz saludado a tu tío?

No es como si le dieras tiempo.

un loto secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora