Capítulo XXII: El final del camino

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"El tiempo se mueve en una dirección, la memoria en otra".
William Gibson.

Los malditos como nosotros cargamos con el peso de pecado sobre nuestros hombros fatigados. Nos movemos libremente entre la vida y la muerte, sin llegar a permanecer enteramente en alguna de ellas. A pesar de tener poco tiempo como un vampiro, ya había experimentado eso más que cualquier sanguisuga. La muerte me había amenazado muchas veces y había logrado eludirla a pesar de tener las probabilidades en contra. También había robado vidas humanas por mi cuenta, a pesar de mis miedos y conflictos internos. Saboreé el pecado de consumir la sangre de otro ser, de robarle su esencia y condenarlo a la oscuridad de la muerte. Pero también contemplé un amanecer rojo, donde mi amado estaba conmigo por fin, después de una cruenta noche.
—Y-ya estoy bien —intenté ponerme de pie, pero mi compañero me detuvo posando su mano en mi hombro con firmeza, pero a la vez suavemente.
—No, Dan. La herida que te hizo Boris fue grave, tal vez cerró por fuera, pero por dentro aun no sanas —aseguró él, dando un pequeño toque en el área donde se suponía estaba mi herida. Ciertamente ya no estaba abierta ni sangraba, pero al tocar sentí algo de dolor que seguro sería insoportable si me movía con brusquedad. Chris se acercó hasta mí y me envolvió en sus brazos. Aun cuando ninguno de nosotros generaba calor, su acto me resultaba cálido, aunque fuese una sensación ilusoria—. Aun no puedo creer que estés vivo. No sé si sea lo correcto darle las gracias a Dios por esto. Dudo mucho que les otorgue su gracia a demonios como nosotros.
—No importa si somos o no dignos de su benevolencia. Lo que si importa es que estamos juntos. La muerte no nos separó ni nos separará —aseguré con convicción. Ya me había rebelado contra ella y el destino antes. No dejaría que, después de haber luchado tanto, alguna de esas dos se atreviese a siguiera intentar apartarme de mi Chris otra vez.
—Aun no me queda claro por qué Alan Shawn nos ayudó. Es un cazador al igual que Boris. Aunque tuviese asuntos pendientes con él, su deber como cazador es siempre acabar con los monstruos que son una amenaza para los seres humanos —era obvio que tenía que explicarle todo desde el inicio, sobre todo teniendo en cuenta que el señor Shawn era el objetivo de Chris en un inicio.
Comenzando con la primera vez que lo vi haciendo el mural, poco a poco le expliqué lo que ocurrió luego que casi muero por el veneno. La historia de su hijo, la relación con un vampiro y como eso lo llevó a la muerte. También recalqué el hecho de que él no había matado al hermano del vampiro que lo contrató, sino que murió para proteger al hombre del que se había enamorado. Toda esa historia tenía que contársela a ese vampiro que lo contrató para que dejase de buscar al señor Shawn. No merecía morir por un error después de todo lo que le había pasado.
—Entiendo. Tal vez pueda explicarle todo a Geoffrey, pero para que me crea necesito sangre de Alan Shawn, si no, no creerá lo que le diga —aseguró.
—¿Para qué necesitaría su sangre? —inquirí confundido.
—La virtud de Geoffrey consiste ver los recuerdos de las personas a través de su sangre. No importa si es la de un humano, un vampiro o lo que sea, con solo una gota verá todos los recuerdos importantes de esa persona —explicó.
—Ahora comprendo. Si ve los recuerdos del señor Shawn verá la verdad sobre la muerte de su hijo y de su hermano —dije, a lo que mi compañero asintió. Miré a mi querido chico, que miraba hacia la nada, seguramente percatándose de mi intención de hacerle esa pregunta—. Chris... ¿Cuál es realmente tu virtud?
El soltó un suspiro—. No es algo de lo que enorgullecerme —expresó—. El poder que poseo en realidad es robarle de la virtud a otros vampiros. Lo supe cuando maté a Salazar, el vampiro que me transformó. De él tomé la virtud de resistir al sol. Con el paso del tiempo me enfrenté a varios vampiros y a algunos de ellos les arrebaté también sus virtudes. El detalle con esto es que tengo que tomar la sangre del vampiro y luego matarlo para que su virtud pase a ser mía.
—V-vaya... no me esperaba eso —el bajó su rostro. Rápidamente lo besé en la mejilla, dándole a entender que sus acciones no me importaban. Siempre estaría a su lado, pasara lo que pasara—. No te estoy juzgando, solo estoy sorprendido que haya una virtud así. Dime... ¿cuántas virtudes tienes entonces?
—Cuatro, hasta ahora. Inmunidad al sol, resistencia a las runas sagradas, tortura de la mente y sangre ácida —enumeró cada una. De la única que no había sido testigo era de la última.
—¿Solo has matado a cuatro vampiros? —el negó con la cabeza. Solo a cuatro les había robado su virtud, al resto no les hizo eso por uno u otro motivo—. Hay mucho que tengo que saber de ti, pero ya habrá tiempo para eso. Por ahora quiero alejarme de esta ciudad. Con todo lo que nos ha pasado, ha dejado de parecerme hermosa.
Me levanté del suelo y en esa ocasión mi lindo chico no me detuvo. Con cuidado toqué mi hombro que había sido cortado, apenas sentía algo de dolor, pero muy mínimo y profundo. Fue gracias a la sangre de esos policías que pude sanar tan rápido. Chris por su parte aun se veía un poco lastimado, sus heridas parecían que tardarían en sanar un poco más. Él había estado bajo la influencia de ese suelo sagrado y las armas bendecidas de Boris. Además que seguramente no se había alimentado.
—Creo que es lo mejor. No sabemos cómo terminó la pelea entre esos dos y no podemos acercarnos a esas ruinas. Además que con todo esto que ha pasado, vendrán más y más cazadores y ya no será seguro para nosotros —expuso Chris, poniéndose de pie igual que yo, aunque más lentamente. Yo lo ayudé y apoyé parte de su cuerpo en mis hombros. Él me miró ligeramente sorprendido y luego comenzó a reír-. Se supone que sea yo el que cuide de ti.
—No soy una princesa en apuros para que siempre me estés ayudando. Estás más herido que yo, así que deja de burlarte ¿o quieres que te suelte?
—¡No, no, por favor! —se apresuró a decir. Luego se afianzó más a mi cuerpo, para que hubiera más contacto entre nosotros—. Me gusta estar así contigo.
De haber sido posible me hubiese sonrojado por sus palabras. A mí también me gustaba su contacto, su voz, su cabello azabache, sus ojos negros o carmín, todo de él. Volverlo a tener conmigo era una dicha que jamás pensé merecer. Yo, un demonio que tiene arrebatar vidas humanas para subsistir, siendo bendecido con un milagro así.
—Debemos...
De repente percibí un intenso olor a sangre que estaba muy cerca. Ese aroma me causó escozor en todo el cuerpo, tuve que detenerme y dejar que mi mente dominase a mis impulsos. Al ser un sanguisuga, cualquier olor a sangre despertaba mi deseo de ella. Reconocí el aroma de inmediato, así que me apresuré a ir en dirección del olor. Mientras me acercaba, escuché una tos ahogada y como un cuerpo caía pesadamente al suelo.
—Dan... -musitó mi pareja.
—Necesita nuestra ayuda —aseguré. Aceleré mi paso y rápidamente me posicioné a su lado. Arranqué un trozo de su camisa y la usé para detener el sangrado de las heridas que parecían más graves—. Está sangrando mucho, hay que llevarlo a un hospital.
—N-no... —balbuceó. Luego comenzó a toser sangre. Realmente estaba muy mal, la tela con la que cubría su herida estaba totalmente empapada y no daba señales de parar de sangrar—. D-Déjame a-aquí...
—¡No, no puedo dejarlo aquí! —aseveré—. Chris, ¿puedes ayudarme?
—Dan... está muy herido. No va a sobrevivir —dijo mi novio, con tono bajo y calmo.
—T-Tenemos que hacer algo por él... —de repente el señor Shawn me tomó temblorosamente de las manos. Al verlo a los ojos me di cuenta que no parecía la mirada de alguien con miedo a morir. Más bien eran tranquilos, como el que se prepara para dormir luego de un día agotador.
—T-ten una buena vida... —musitó, usando sus últimas fuerzas. Luego desvió su mirada hacia algún punto enfrente de nosotros. No había nada más que sombras, pero él parecía ver algo que nosotros no. Un espejismo que solo se puede ver cuando se está por morir. La imagen ilusoria de algún ser querido que nos está esperando en el otro lado—. Ian...
Él sonrió ampliamente, como si de verdad viera a ese Ian enfrente de él, extendiéndole su mano para ayudarlo a que se levantase de ahí y luego irse a un lugar mejor, lejos del dolor. Una lágrima luminosa se escapó de uno de sus ojos, corriendo por su mejilla fatigada, mezclándose con la sangre de sus heridas hasta ser parte de ella, pero sin perder su esencia. Y así, rodeado por la oscuridad y con un gesto impasible en su rostro, el hombre dejó de respirar.
Yo me quedé a su lado, sosteniendo sus manos. Mantuve mis ojos cerrados, puesto que solo podía hacer eso para mostrar mi pesar. Chris se posicionó a mi lado y me envolvió con sus brazos para darme un lugar donde llorar sin lágrimas. Luego, como un acto propio de los humanos, cerró los ojos del hombre, una forma de prevalecer el recuerdo de una mirada viva.
—Después de todo lo que hizo por mí, no pude hacer nada para salvarlo —me recriminé.
—¿No crees que tal vez esta es su forma de salvación? —cuestionó—. Una salvación de una vida triste y llena de dolor. Cargando con el peso de la pena de perder a su único hijo y la esperanza de volverlo a ver en el otro mundo. Tal vez él quería que su vida terminara así, luego de haber hecho algo excepcional por otros.
Tenía razón. Después de mirar ese rostro lleno de dicha, a pesar de los golpes y la sangre, quedaba claro que ansiaba que la muerte acabase con su dolor. Pero aun sabiendo eso, la presión en mi pecho no desaparecería pronto.
—Es verdad. Lo último que vio fue a ese tal Ian. De seguro era el nombre de su hijo.
Me levanté del suelo, aun siendo sostenido por mi chico. Tenía sangre por todos lados, tanto mía como del señor Shawn. Tomé el trozo de tela con la que inútilmente intentaba detener el sangrado en su pecho. La sangre goteaba de él, lo que era bueno ya que de allí saldría la prueba para demostrar que él era inocente.
—¿Qué harás con eso? —cuestionó Chris.
—Mostrar la verdad. Geoffrey necesita conocer la verdadera forma en la que murió su hermano. Limpiar su nombre es la única forma que se me ocurre para agradecerle lo que hizo por mí.
—Está bien. Creo que es lo correcto y te apoyo totalmente. También tengo que agradecerle por haberte salvado y también por haber dado su vida por nosotros —dijo.
Justo antes de irnos le di un último vistazo al cuerpo del señor Shawn. No quería olvidar el rostro de aquel que había hecho tanto por un desconocido como yo. No le importó que fuese un vampiro y un asesino. Vio más allá de eso y encontró a un niño perdido en un mundo sumido en la desesperación y la ruina. Sacrificó su vida para salvarme y al final, con su muerte también encontró su propia forma de salvación. Lo mantendría en mi memoria siempre, aun cuando el paso del tiempo se empeñara en hacerme olvidar.
De repente un hilo dorado se asomó de entre la hojarasca. El amanecer había llegado, trayendo consigo la luz dorada que rebelaría la destrucción que hubo en la noche. Alumbraría la sangre derramada y dejaría a la vista los cadáveres de esos dos hombres. Uno, vil e inhumano, muerto en las ruinas de un lugar supuestamente bendecido. El otro, un alma noble que alcanzó la luz, fingiendo dormir plácidamente bajo la sombra de un árbol oculto entre el bosque. El amanecer trae consigo un nuevo comienzo y a su vez rebela la evidencia de una noche caótica.






¡¡Alerta, Alerta, Alerta!! ¡¡¡penúltimo capítulo!!! ¡¡¡¡Que emoción!!!! Estoy muy feliz por este logro tan grande para mi.

Prepárense para el final. Voten, comenten, lo que quieran. Cualquier cosa me hace feliz.

El pintor de los malditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora