El diccionario de mujeres

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Por la tarde nuevamente salimos en el coche, pero esta vez conducía su capataz Alpire, un individuo de regular estatura y fornido, de cuerpo periforme y una barriga sobresaliendo encima del cinturón como una montaña a punto de desmoronarse.

Pronto llegamos a los corrales de la ordeña. Mientras Alpire se enfrascada en una charla con los peones que parecía azas de importante, don Herman y yo caminamos hacia los árboles entre los matorrales en busca de sombra y frescura, los mujidos y el olor a estiércol estaban en el aire, algúnas hojas secas se desprendían de las ramas, el derredor verde bajo el sol poniente; encendió un cigarrillo y rompió el mutismo diciendo :«Enciende la grabadora que quiero referirte la manera que debes proceder delante de una chica apoyándote tan solo en su nombre».

Encendí el aparato y simplemente comencé a sugerirle nombres de mujeres.

—Maria —. Propuse.

—Las Marias son un poco aburridas, no les gusta algo y se enojan, son orgullosas y difíciles de abordar, se necesita mucha paciencia para conquistarlas, hay que impresionarlas, talvez llevándole serenata donde vive. No son muy astutas, frías, sexo solo por amor.

—Cármen.

—Fáciles, con la mirada nomas la atraes, reilonas, te buscan charla, van a bailar, predispuestas a provocar al hombre —. Apuntó.

—Claudia —. Continuo.

—Las Claudias son fieles, fáciles de abordar y de carácter alegre.

—Fátima.

—No son fáciles por tímidas y vergonzosas, difícil que le hable a uno.

—Ángela.

—Las Angelitas son fieles, difíciles de conquistar, son buenas y malas.

—Beatriz.

—Son blanditas, buenas y amables, pero cuando se enojan son bravas, fáciles de conquistar pero también fácil que se aleje de uno.

—¿Es por regla general que es fácil desligarse o arreglarse con una mujer tan sólo con saber su nombre? —. Pregunto midiendo mis palabras.

—Mirá si estás con una mujer por joder nomas la puedes dejar, pero si tu intención es sería no la vas a dejar ¿verdad?

No quise responder, aunque la respuesta flotaba en el aire.

—Las Cristinas —. Continue sondeando.

—Son algo aburridas, trabajadoras, muy reservadas, de verdad tiene que gustarle el hombre para que lo acepte, sexualmente con su elegido son ardientes.

—Erika.

—A veces uno las mira y piensa que son aburridas pero no lo son, te atienden bien con amabilidad y en la intimidad son ardientes.

—Ingrid.

—De cualquier hombre se enamoran, si se lo proponen pueden tener hasta cinco novios a la vez, son calientes y hombreriegas.

—Carla.

—Es lo mismo, de cualquier hombre se enamoran, están con uno y con otro, es medio difícil que se vayan con un solo hombre.

—Laura.

—Son tranquilas, regulares, ni alocadas ni reservadas.

Hizo una pausa para ajustarse sus Ray-Ban oscuros y encender un nuevo cigarrillo, movió las manos en señal de que continúe :

—Yoany —. Sugeri al azar.

—Fáciles de enamorar y de entregarse, pero amenazadoras porque si la quieres dejar te dicen que se van a matar o algo así —. Su voz reflejaba seguridad y desconcierto. Me espía por sobre el armazón de sus lentes, como indagando si estaba cómodo, como toda respuesta lancé un suspiro a manera de ventilación y seguí :

—Vanessa.

—Reservadas, estudiosas, difíciles de abordar —. En esto estábamos cuando el capataz Alpire se acercó comentándole a mi entrevistado algo sobre unas vacunas para el ganado.

Fin de la grabación.





Pata de lana (el arte del placer impuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora