XXV

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Guillermo me enseñó una foto. –Es ella, ¿de verdad que no te acuerdas?

Negué. –Pero que guapa que iba yo en la fiesta oye. – Reí–¿Qué día es hoy?

–19 de diciembre.– respondió Thomas.

Mierda. El 17 fue el cumple de mi hermana.

–¿Mi familia sabe algo de esto?

Damiano asintió. –Querían venir, pero estaban todos los vuelos pillados. El 21 vendrán.

–¿Tienes hambre?– se acercó la bajista.

Negué.

–Tienes que comer Ari.– Insistió Guillermo.

–No me apetece. Más tarde si acaso.

(...)

Mis amigos se fueron. Habían estado allí mucho tiempo durante estas semanas y necesitaban descansar. Damiano fue el único que se quedó.

–Dami.– Levantó la vista del suelo e hicimos contacto visual.–Puedes irte si quieres, estaré bien.

Se levantó y se acercó a mi.– No me voy a ir.– agarró mi mano.

–Te quiero Damia.

–Yo también, principessa.

(...)

Desperté en mitad de la noche. Tenía la respiración agitada. Habría tenido una pesadilla.

Me levanté con cuidado y ví a Damiano dormido en una silla. Salí despacio y fui hasta el baño.

Estaba realmente fea. Muy pálida y con ojeras.

Me lavé la cara y volví a salir.

No había apenas gente en el pasillo, y eso me daba bastante miedo.

–Ya despertaste.– una voz femenina hizo eco en mis odios.

Me giré y vi a la chica que anteriormente me había enseñado Guillermo.

En un rápido movimiento volvió a meterme al baño. Me empujó contra la pared.

–¿Qué haces?

Volvió a empujarme, esta vez más fuerte.

–Para, por favor, me haces daño.

–Si yo no puedo tener a Damiano, tú tampoco lo tendrás.– Me agarró del cuello con fuerza.

Alguien golpeó la puerta.– ¿Adirane?– era Damiano.– ¿Estás bien?

–Ni una puta palabra.– susurró Eileen. Me tapó la boca con la mano.

–¿Ari?– volvió a preguntar.

Estaba muy asustada. No entendía por qué esta persona me trataba tan mal, ni por qué era tan violenta conmigo.

Unos pasos detrás de la puerta nos indicaron que Damiano ya se había ido.

Ella suspiró fuerte y quitó la mano de mi boca.

–¡Damiano!– Grité lo más fuerte que mi cuerpo me permitió, ganándome una bofetada por parte de Eileen.

–¿Ari? ¿qué te pasa?– Aporreó la puerta con fuerza. –Voy a llamar a un médico para que venga con la llave. Enseguida vuelvo.

Eileen me soltó y salió corriendo por la puerta. Me dejé caer al suelo, llorando.

Damiano no tardó mucho en venir. No venía con ningun médico, pero sí con una llave.

En cuanto me vió se tiró al suelo a abrazarme.

–Era Eileen, Damiano. Era ella. Me ha empujado, quería hacerme daño.– Me aferré a él con fuerza y dejé que todas las lágrimas saliesen de mis ojos. –Está loca. Dijo que si ella no podía tenerte yo tampoco lo haría. Pensé que iba a matarme.

Sentí como los brazos de él me envolvían con fuerza, haciéndome sentir segura.

–Mañana avisamos a la policía.– habló –Ahora vamos a dormir.

Se incorporó y me ayudó a levantarme. Andamos despacio por aquel vacio pasillo hasta llegar a la habitación.

Me tumbé en la cama y él volvió a la silla.

–Duerme conmigo.– dije.

Asintió y se metió en la cama. Era algo pequeña para los dos, así que me apoyé en su pecho. Él paso su mano por mi espalda para abrazarme.

–Ti amo, principessa.

(...)

Ya me habían dado el alta. Les contamos a los chicos lo que pasó con Eileen aquella noche, y denunciamos. Afortunadamente las cámaras del hospital consiguieron grabarla salir corriendo del baño, y como me empujó al principio.

Damiano no me dejó volver a mi casa. Se encabezonó en que me quedara con él hasta que supiesen que pasaba con Eileen.

Así que, aquí estaba, en casa de Damiano, dibujándole en un cuaderno que encontré por allí, esperando a que llegase de comprar.

Mañana llegaría mi madre y mi hermana, pasarían la Navidad aquí en Italia. La familia de Guille no pudo venir ahora, pero lo harán el 24.

–Ya estoy aquí.– abrió la puerta de la casa.– Compré tinte porque hace mucho que no nos jodemos el pelo.

Reí.– Gracias.

–Oye, una cosa.

–Dime.

Se sentó junto a mi en el sofá.– ¿Recuerdas algo que pasó entre nosotros hace dos meses?

Negué. –¿Qué pasó?

Noté como se puso nervioso.– A ver... mi ex me besó y tú lo viste.

–¿Por qué te besó?– Pregunté.

–Quedamos para despedirnos, ella se ha ido a vivir fuera. Cuando salimos del restaurante donde comimos me besó. Yo me aparté, pero tú lo viste y te enfadaste.

–¿Me enfadé?

Asintió. –Quería saber si lo recordabas, porque me dejaste.

–¿Te dejé?

Volvió a asentir. –Me pediste tiempo para pensar y el día de la fiesta me dijiste que querías estar conmigo.

–Es que quiero estar contigo.– dejé el cuaderno sobre el sofá y lo miré a los ojos.

–Ya pero...

–¿Pero que?

–Te sentó mal que la besase.

–Fue ella quien se lanzó, ¿no?

Asintió.

–Y tu te apartaste, ¿no?

Volvió a asentir.

–No entiendo por qué me molestó.

–Porque lo viste. Y después saliste corriendo.

Asentí. –Es algo típico de mi, sí.




No tenía pensado publicar hoy pero os he visto alteradxs así que xdxd.
¿Qué creéis que va a pasar con Eileen?
Gracias por las 24k de leídas, por el apoyo que dejáis y por los comentarios que de verdad que me dan 10 años más de vida xd.

Non tornare a casa [Damiano David]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora